sábado, diciembre 24, 2005

El jardinero fiel



Se podría decir que todo arte tiene en su suerte aquellos los llamados aventajados. Alumnos que descargan sus inquietudes artísticas con rabia y talento feroces en sus primeras obras, que crean pronto un estilo que otros tardan años en consolidar. Cuando pienso en Meirelles, lo hago pensando en esa suerte de alumno que de forma tan genuina es capaz de generar obras de inspiración propia (Ciudad de Dios) para luego adaptar otras con igual destreza sin perder ese toque, esa bendición creativa que le hace ser el nuevo aventajado del cine brasileño (un cine capaz con nombres propios como Walter Salles o Eduardo Coutinho). El jardinero fiel pertenece a estas últimas, por ser sello particular de John le Carré quien, por cierto, no podría haber encontrado mejor aliado en la traducción de su obra al celuloide.

¿Y cuál es el estilo de Meirelles? La cámara en movimiento contínuo que se alterna con escenas de contemplación, de planos y secuencias impregnadas de enorme belleza que se fijan en lo íntimo de sus personajes o en vistas aéreas que enseñan lo más bello de un África que es escenario perfecto para las intenciones de denuncia de su director, como lo fuera en su día la favela Ciudad de Dios. La historia esta vez nos traslada a Kenia, donde un diplomático inglés, jardinero y abstraído de casi todo lo que le envuelve y su bella y activista esposa inician una nueva vida. En un país infestado de SIDA, grandes multinacionales farmacéuticas realizan ayuda humanitaria mediante donación de medicamentos caducados. Pronto y tras un aborto inesperado, la esposa del jardinero comenzará a tener sospechas de que alguna de esas grandes empresas está realizando con pacientes experimentos poco lícitos para probar un nuevo medicamento contra la tuberculosis que se presume la epidemia del nuevo siglo. La investigación se convierte en el centro de una narración que lejos de optar por un estilo clásico, utiliza las elipsis, saltos temporales y flashbacks como recursos preferidos. Resulta apasionante la suma Meirelles-Carré en la forma que consigue atrapar al espectador y no soltarlo hasta los títulos finales, haciendo que durante el camino sea tan partícipe de su emoción y dramatismo como consciente de la injusticia y desgracia que retrata en su trasfondo al son de la magnífica partitura de Alberto Iglesias (habitual de Amenábar) .

Es El jardinero fiel una película de una tristeza contenida inmensa, sigilosa pero poderosa en sus efectos, lo que la hace doblemente atractiva. Uno piensa tras acabarla, que ha visto una obra triste en la que la tragedia está oculta por su absorbente argumento, sólidamente consolidado con grandes actuaciones tanto en los protagonistas como en sus secundarios. Ralph Fiennes consigue dar completo crédito a un personaje complejo, absorto en sus plantas, perdido, desubicado y enamorado de una mujer fuerte e irradiante de lucha y pelea contra la injusticia que le envuelve. Una mujer magníficamente interpretada por Rachel Weisz. Sólo un encuentro con la muerte hace ser consciente a un jardinero de lo que perdió y lo que perderá en un lugar muy lejano a lo que algún día fue su acomodada casa de Londres. Su historia de amor es, posiblemente, la asignatura pendiente que queda a Meirelles en cuanto a que resulta acelerada y poco desarrollada, salvando una inolvidable escena de sexo llevada a cabo con una sensibilidad y beldad poco comunes en nuestro tiempo. Esa asignatura y un cierto abuso del preciosismo en ciertos pasajes son el único pero que impiden a este jardinero sentar magisterio.
Y sin embargo, se trata de una delicia. Una delicia triste que merece la pena ser revisada una y otra vez. Imprescindible.
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The constant gardener. Reino Unido. 2005. 129'.
Director: Fernando Meirelles.
Guión: Jeffrey Caine; basado en la novela de John Le Carré.
Música: Alberto Iglesias.
Montaje: Claire Simpson.
Fotografía: César Charlone.
Interpretación: Ralph Fiennes (Justin Quayle), Rachel Weisz (Tessa Quayle), Dany Houston (Sandy Woodrow), Bill Nighy (Sir Bernard Pellegrin), Pete Postlethwaite (Lorbeer).
Puntuación: 8
Para saber más sobre El jardinero fiel...
http://www.labutaca.net/films/34/eljardinerofiel.htm (sobre la peli).
http://www.eljardinerofiel.uip.es/ (página web oficial en España).
http://www.theconstantgardener.com/ (página web oficial).
http://www.filomusica.com/filo39/iglesias.html (sobre Alberto Iglesias).
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1551.html (sobre Ralph Fiennes).
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1550.html (sobre Rachel Weisz).
http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=2847 (entrevista a Fernando Meirelles).

4 comentarios:

Luke dijo...

Esa es la que íbamos a ver, pero que luego vimos...??

manel dijo...

Acertadísimo post, desde mi punto de vista. La vi recientemente y pienso que está muy bien tratada. Ese estilo documental le hace a la película alcanzar una pico de vericidad muy apropiado para el tema. Sin duda te deja una sensación de culpabilidad enorme, por lo menos fue mi premera sensación al salir del cine. Todo lo que se describe en el film fnuciona bajo nuestra culpa, responsabilidad y distanciamiento del problema. Como cine, me parece acertada. Y coincido contigo en el sentido en que la historia de amor cierra con demasiado flashback y poca narratividad. En contraposición diré que Meirelles logra utilizar a la perfección los travellings. Me parece espectacular el trav que arranca en el campo de golf y mediante un movimiento de grua brusco no traspasa, sin corte alguno, las vías del tren y concluye en las chabolas donde viven. Hay una perfecta implicación entre ricos/pobres, salud/enfermedad, ocio/explotación. Me pareció un plano tremendamente bello sin ninguna pizca de espectacularidad (en eso consiste la belleza no?).

Jordi Revert dijo...

Esa es la que íbamos a ver y al final fuímos a ver o Camarón o Una historia de violencia, una de esas dos fué.

Tienes toda la razón, no me he acordado de mencionar esa transición que hace y también me pareció espectacular. Gracias por el apunte :)

Jordi Revert dijo...

Lo has escrito :D

La verdad es que en las adaptaciones de novelas nos tienen acostumbrados a un estilo más clásico, menos arriesgado, pero creo que a Meirelles le sale bien. A mí, todo lo contrario, me pareció apasionante la historia y no me aburrí en ningún momento... cosas que tiene el cine.