viernes, abril 07, 2006

Más cantidades ingentes...

Creo que es hora de volver a rescatar las películas perdidas. Me he dejado no pocas en el camino y son ya muchas horas de cine que se acumulan inútiles en mi memoria sin que hayan sufrido el proceso inquisidor de la crítica bloggeriana (toma ya). Hoy, en un impulso restaurador y repentino de salvarlas, paso por alto el imposible proceso de selección que me ha llevado de vuelta, finalmente, a la tormenta de la crítica múltiple...

Y es que no quiero dejar de lado algunos (no muchos) buenos momentos de cine de las últimas semanas. Alguno que otro me regaló la nueva obra de Miyazaki, El castillo ambulante. Con mayor prisma y visión empiezo a comprender el cine del maestro japonés, cargado y recargado de metáforas hasta lo indecible, repleto de mensajes que se filtran a la conciencia del espectador inteligente que ve más allá de simple cine de animación. Howl's moving castle es, de nuevo, una película adulta, más adulta si cabe que El viaje de Chihiro, que camufla en su línea argumental la inutilidad de las guerras, el miedo a envejecer o los abusos del poder totalitario. De nuevo la magia vuelve a envolver un derroche de imaginación que supera todos los límites y vuelve a elevar el anime a categoría de arte que, a estas alturas, ya no sorprende a nadie cuando viene de la mano del estudio Ghibli. Si bien esa adultez es de elogiar, no deja a Howl y a su castillo a la altura de la encandiladora niñez que ostentaba el mundo Chihiro. El castillo ambulante empieza con asomos de obra maestra, pero pierde fuerza en una segunda parte del metraje en la que el argumento se embarulla hasta perder al espectador. Los demás componentes de la obra de Miyazaki siguen intactos: unos personajes siempre bien definidos con personalidad más que marcada, emociones transmitidas en todo momento y un acabado y factura impecables que hacen de ella un nuevo logro en la carrera de este singular creador.
Puntuación: 7



En la cuerda floja andaron Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon. Arriesgada vuelta del biopic en nuestros días, más cuando se trata de la forjada leyenda de Johnny Cash. Nacimiento, cumbre, excesos, decadencia y redención de un mito que, en los 50 y junto a un puñado de elegidos, dio luz a aquel profano y rebelde estilo de música llamado rock & roll. En el retrato de la figura, Phoenix da un paso adelante en su carrera y consigue una lograda metamorfosis en la que aporta incluso la voz en lugar de tirar mano de playback. Sus gestos hacen de él un más que creíble espectáculo interpretativo que nos lleva a pensar que, si Cash no fue así, debió parecerse mucho. Tampoco es menos la oscarizada June Carter de Witherspoon, que demuestra química y un sorprendente oficio en una muy creíble encarnación de la que fue la gran mujer que había tras Johnny Cash. Son por tanto esas actuaciones lo mejor de un biopic correcto pero no brillante, que arrastra alguno de los defectos que vician el género (elipsis excesivas o tratamiento de ciertos temas con cierta ligereza) pero bien compensados con buenas escenas capaces de inspirar alguna nostalgia de haber estado entre los presentes de aquel mítico recital en la prisión de Folsom un 13 de enero de 1968.
Puntuación: 6,5



También Jim Morrison fue dios y profeta y también encontró su merecido retrato en el celuloide. The Doors es ese retrato que, por cierto, le pertenece más a él que a la banda en su conjunto. Así lo quiso Oliver Stone en su particular y siempre polémica visión del personaje, líder y alma de una revolución, del nacimiento de una época y una sociedad en rebeldía con el amargo tiempo que les tocó vivir. "Creo en el largo y prolongado desorden de los sentidos para alcanzar lo desconocido", reza un reflexivo Kilmer en su más que convincente caracterización del que para unos significó la divinidad en la cual otros encontraron el legítimo hijo de Satán. Morrison fue la viva imagen de la decadencia y la autodestrucción, un intelectual eternamente instalado en el delirio, un amante de la muerte capaz de parir joyas como The end o Roadhouse blues. El rey lagarto encuentra en Kilmer un (a priori) extraño aliado que acaba consolidándose como un auténtico acierto de Stone en la elección de su protagonista. Su película es una biografía atípica y sensorial, como un viaje de ácido que a veces aturde al espectador con su repetida reiteración de alucinaciones y virtuosismos de montaje en pro de una atmósfera enrarecida y extrema. Sin embargo, el genio del hijo maldito Stone sale a relucir en escenas que conmocionan, marcan y agigantan el mito: el directo de The end en el Whiskey A-Go-Go de Los Ángeles es buena muestra del impacto que tuvo aquella figura en una época y una generación, tanto por los rostros alucinados y seguros de formar parte de una experiencia religiosa, como de los escandalizados y horrorizados por el alarido descarnado de Morrison proclamando deseos de follarse a su madre. La película de Stone fue injustamente acusada de dar una imagen negativa de la estrella de los Doors cuando, de alguna, manera, acrecenta su figura y la acaba haciendo tan grande que acaba por eclipsar el resto de los personajes. Su principal lacra fue, por contra, la cierta libertad con la que el director de Platoon completó algunos de los pasajes de la vida de Morrison. Ray Manzarek (tecladista) desmintió tras el estreno que escenas como la del pavo en acción de gracias, o la canción Light My Fire siendo utilizada para un anuncio nunca sucedieron, lo que la devalúa como biopic honesto que no como apasionante.
Puntuación: 6



Madeinusa no es, por una vez, denominación de origen, sino el nombre de una inocente adolescente peruana enclaustrada en la tradición de un pueblo que vive por y para la devoción. El debut de Claudia Llosa con esta producción hispano-peruana es un ataque consumado a la tradición en un contexto donde lo ancestral condiciona la vida de las personas hasta lidiar con lo absurdo. El aislamiento, la soledad y el choque violento e hipnótico de dos personas de mundos distintos son temas que aborda Madeinusa con sensibilidad y justa parsimonia. También la regiliosidad extrema envuelve al pueblo y a sus personajes hasta el punto de tornarse angustiosa, dolorosa, sentimiento que enlaza con la repulsa ante el incesto para luego acabar desembocando en la sorpresa cruel de su desenlace, incapaz de causar la indiferencia. Los planteamientos de Madeinusa son provocadores y hasta posiblemente exagerados, pero no ocultan en ningún momento una buena dirección que mima con cariño cada uno de los personajes e invita a la reflexión a la salida del cine. Su carácter serio y calmado lleva el sello del cine latinoamericano, pero se rebela como una película alejada de la vertiente más amable del cine argentino o de la vena más política del mexicano, quedando como un testigo solitario de la realidad más intrínseca y cercana al pasado de un país como Perú. No deja de ser un logro y una buena noticia su desembarco en las carteleras españolas.
Puntuación: 6,5


Mi gozo en un pozo, El pozo de Renpei Tsukamoto que no es sino la confirmación del fin, del ocaso, o cuanto menos del desgaste de la oleada de terror asiático que se iniciara hace unos años para acrecentarse con una sucesión de versiones, remakes y secuelas que en algún momento olvidaron cualquier asomo de calidad. El misterio y la originalidad que aportaran en su día productos como The eye han sido definitivamente dejados de lado y sustituidos por las recurrentes escenas de desagradable impacto acompañadas por insoportables subidones de volúmen, amén del fantasma infantil de turno y cabreado por un asesinato injusto que ahora paga consumando la muerte de inocentes. La cosa va más allá cuando se establecen paralelismos tan evidentes con películas como The Ring 2, ya no solo en su afán de relacionar la maldición con la tecnología (acá el móvil) sino también en cuanto a que como secuelas buscan los motivos de esa maldición que atormentó a los personajes en la primera parte y que no deja de incordiarles. Cuando además aparecen niñas con la cara cubierta por cabellos y un pozo de increíble intrascendencia en la trama, uno no puede sino levantar sospechas y pensar, una vez más, que los límites de la sobreexplotación de una fórmula que en su día funcionó han sido alcanzados. Si a eso le añadimos el pésimo trabajo de algunos de los actores japoneses participantes en el despropósito y fallos garrafales presentes por doquier en muchas de sus escenas, a uno solo le queda la nada difícil misión de olvidarla en cinco minutos y recordarse con alivio que, si la vio, fue porque esa noche le salía la entrada gratis.
Puntuación: 1'5


12 comentarios:

Silver dijo...

Vaya jartada te has pegado a escibir.

Sobre el castillo ambulante estoy de acuerdo. Yo la pondría casi a la altura de El viaje de Chihiro, pero como bien dices, pero hay un momento en que se pierde un poco uno en un argumento con tantas interpretaciones y simbolismos y, aunque no suelo ser partidario, quizá hubiese sido mejor ceñirse algo más a una moraleja más fácilmente identificable.

Y con el pozo te has cebado (y con razón). De todos modos, aporto un dato que confirma la sobreexplotación, ya que esta segunda parte ni siquiera mantuvo al director Miike, que había recogido buenas críticas. Y, por cierto, la fotografía escogida creo que ilustra bastante bien las dotes de los actores.

Jordi Revert dijo...

Silver me ha hablado bien de ella y el tráiler me gustó, así que ya estoy haciendo gestiones para arrastrar al cine a alguien a verla esta semana...

Anónimo dijo...

Solo he visto "En la cuerda floja" y estoy de acuerdo contigo...

"...nacimiento, cumbre, excesos, decadencia y redención de un mito.."

Cuantas películas habrán así, que cuentan lo mismo. Esta no inventa nada nuevo ni en la forma de contarlo. Pasa de puntillas en temas importante y lo mejor, estoy de acuerdo, son los actores.

Aguiló.

Jordi Revert dijo...

Sí, biopics de estrellas hay unos cuantos, y no muchos que destacan, pero los hay. Uno que sabe un rato de biografías es Milos Forman, sólo hay que ver "Amadeus" o "El escándalo de Larry Flint", que son dos buenas muestras.

Ctrl_Alt_Supr dijo...

De las pelis comentadas no he visto ninguna pero creo que la critica es correcta en todas.

Sobre V de Vendetta supongo que ya se comentara, para mi ha sido la sorpresa porque lei el comic hace un año y no me acabo, la pelicula recoje todo lo bueno del comic y lo malo lo cambia de manera que queda muchisimo mejor, muy buena

Luke dijo...

Veamos... creo ke las he visto todas menos la última (afortunadamente).

En la primera japo estoy de acuerdo. Pero para de contar.

No estoy de acuerdo en la puntuación, ni de Madeinusa, ni de En la cuerda floja, y mucho menos en la de Morrison.

A la peruana le daría algo más, primero por el concepto del ke parte la película y la historia (originalidad), y segundo por el final. Hacía tiempo que un final no me sorprendía y me hacia salir con buen sabor de boca. Por fin una película rematada... llámame raro...

Y en lo de los biopics... Si siguen el esquema de la mayoría, mal; pero sí no lo siguen, mal también. A mí la de Cash me parece una película sin excesos pero bien hecha, vamos, lo que se dice una buena película. Le daría más de un 6.

Y el otro ejemplo lo tenemos en la de los Doors. Esa película es agobiante, hace algo más que contar la vida de un tipo tan peculiar como Jim Morrison. Por qué igualarla a la de Cash??

En fin, cosas mías...

Jordi Revert dijo...

Desde luego, es agobiante... pero también algo inconexa. Escenas como la de las alucinaciones de los indios para mí sobran bastante, pero se complementan con otras muy buenas. Le hubiera dado más, pero tampoco me hace mucha gracia el hecho de que Stone se inventara algunas cosas.
Sobre la de Cash, no es por seguir un modelo de biopic. Acuérdate de Camarón, que me gustó más incluso y también lo era, y en ese post ya puse unos cuantos que merecían la pena. En la cuerda floja está bien, y a mí personalmente me ha enganchado a la música de Johnny Cash, pero tampoco es una película para el recuerdo. Un aprobado está bien a mi juicio.

P.D.: Paro ya de escribir, que me alargo más que en el post :S

Anónimo dijo...

No entiendo por qué hay tanta fijación con las notas y no con las críticas...

Aguiló.

Luke dijo...

Porke forma parte de la crítica... sino no las pondría.

Digo yo.

Anónimo dijo...

Pues yo no las suelo mirar... Es que no me parece que aporten nada...

(en clase de oleaque)

Luke dijo...

Tienes mi bendición para largarte o sino, cállate la boca.

(y yo)

Anónimo dijo...

Oye, que al final no te llamé...