miércoles, junio 28, 2006

Saldando cuentas

Resulta paradójico que justo estos dias primeros de verano sean los más propicios para abandonar a tu media bitácora y dejar atrás desquicios, odios y ansiedades propios del periodo de exámenes a base de sesiones criminales de sol o algo más agradecidas de sofá. Sabes, y no inconscientemente, que tu blog te espera allí donde lo dejaste, y tarde o temprano, deberás hacerte el ánimo de ir hasta tu ordenador a prolongar la vida de tu pequeño espacio que, al fin y al cabo, algo tiene de ti. Mientrastanto, únicos culpables la desidia y el aire acondicionado, que a partes iguales me arrinconan en el más cómodo hueco frente al televisor para saldar cuentas pendientes, películas recomendadas, olvidadas y curiosidades que te pican desde hace un tiempo sin haber tenido la oportunidad de rascarte. Y entonces me acuerdo de aquella de la que quería haber hablado, y de aquella otra, y de la de más allá, y acabo llegando a la conclusión de que saldar en un nuevo post múltiple todas esas cuentas pendientes es la mejor manera de volver, sin la frente marchita pero sí hirviendo de rojo humillado color patrio. Ni están todas, ni son todas las que están, pero sí las que recuerdo con más nitidez, pasión, cariño o cabreo. Y así ya cumplo. He dicho.

De latir mi corazón se ha parado, bonito enunciado para encabezar una aún mejor película. Laureado cine francés de Jacques Audiard que cuenta una historia tan ruda como conmovedora. Música amansa fieras es el tópico que mejor la define, música que toca en su piano un desubicado y desenfrenado Tom (Romain Duris) que encontrará en ella la puerta, la esclusa y válvula de escape del sórdido y violento mundo de los trapicheos inmobiliaros en los que está envuelto. Cine duro y de entrañas, directo al estómago y sin rodeo ninguno, capaz de contar la historia de un hombre desbordado por su tiempo y su entorno, un animal suelto que se guía por sus instintos y que está magníficamente interpretado por Duris. De latir mi corazón... es intensa y poderosa, aún a costa de perder retazos de argumento en su camino, algo así como una sonata que va in crescendo hasta alcanzar su clímax para luego dejarse caer en un ritmo más sosegado que precede al intenso final. Audiard sabe dirigir muy bien esa sinfonía y lo que dice con ella no podría ser, en este caso, ni más alto, ni más claro: rudeza y sensibilidad vienen de la mano en su película y conforman un atractivo resultado que queda a la altura de las expectativas.
Puntuación: 7,5

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El toque sórdido también acompaña a Factótum y a Matt Dillon en un auténtico papelón que aniquila cualquier duda sobre su capacidad interpretativa. Dillon es Chinaski y, por tanto, alter ego y espejo del difunto Charles Bukowski, poeta maldito donde los hubo. Basada en su novela homónima y en extractos de algunas de sus obras, en ella vemos deambular al poeta bebedor y vagabundo incapaz de sobrevivir más de un día a trabajos denigrantes que acaba olvidando en la barra del bar, apostando en el hipódromo o en un club de strip-tease de mala muerte. Dillon está portentoso en cada gesto, mueca, movimiento que acercan al espectador a comprender mejor la figura del poeta mediante la medida y exacta narración de Bent Harner a la que, por contra, se le puede acusar de cierta carencia de emoción en ciertos momentos. Factótum es una película llena de olores, pensamientos y reflexiones vividas y sentidas de un auténtico desgraciado que necesitaba las palabras como al aire, un alma errante que se ahoga en alcohol y que sabe que pasará por el mundo con más pena que otra cosa y al que la gloria le llegará ya muerto de hambre. El empeño por vomitar con sabor etílico las vivencias es lo que mueve a Chinaski/Dillon en cada línea que escribe, el espíritu mismo de Factótum que queda rubricado con un conmovedor mensaje de esperanza con el que acaba el film. No es la de Harner una película deprimente, pero sí tan contagiada de tristeza como de encanto y momentos dulces (la escena en la que su Jan le envuelve los genitales con esparadrapo, sin duda lo es) que dibujan una sonrisa en la cara.
Puntuación: 7

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Reencontrarme con Duris esta vez fue diferente. Él andaba buscando piso por Barcelona y finalmente lo encontré en Una casa de locos. Otra de esas de las que todo el mundo te habla y se sorprende cuando aseguras no haberla visto. Deuda saldada y entretenida pero discreta película, orientada a describir la experiencia Erasmus con simpatía y cierta fidelidad. En ese sentido, Una casa de locos es una película que cae bien, que gusta y apetece ver, pero que no funciona todo lo que debiera como comedia (sólo resulta divertida en contadas ocasiones) y encuentra sus puntos fuertes, sin embargo, en su discurso multicultural. Seguir a un estudiante Erasmus en su periplo por la desconocida e inmensa Barcelona puede ser interesante en cuanto al enriquecimiento cultural al que asistimos en directo, así como los encuentros y desencuentros que le marcarán en su ruta y vida, pero queda desvirtuado en cuanto asistimos a alguna que otra escena surrealista sin mucho sentido (cuando están examinando a Xavier en la clínica) o comprobamos que, al final de la película poco o nada conocemos a muchos de los personajes que más minutos sostienen en pantalla (los compañeros de piso, a excepción de Wendy, de la que sabremos algo más). Además, su banda sonora resulta un quizá demasiado explícito ejemplo de ese espíritu de multiculturalidad que gobierna la película, capaz de hacer sonar Radiohead para luego dejar caer un super hit de Sonia y Selena. Defectos que no la hacen una película mejor y la dejan en un una curiosa incursión en el tema a la que, seguramente, se sentirán más cercanos lo que hayan vivido esa misma experiencia que el resto del público.
Puntuación: 6

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El Galatasaray-Dépor quedó 1-1 y a los penaltis no me quedé. Indiferencia ante una película discreta, muy discreta, tanto que, sin ser una mala película, acaba olvidándose tanto o más rápido que muchas de aquellas que en su día te hacen maldecir la entrada que pagaste. La ficticia final de la Liga de Campeones entre el equipo gallego y el turco es la excusa para desarrollar cuatro historias que suceden el mismo día en cuatro ciudades de Europa: Estambul, Berlín, Moscú y Santiago de Compostela. Con esta premisa Hannes Stöhr trata de mostrar al público la riqueza cultural de Europa y, a su vez, lo divertido que pueden resultar los malentendidos culturales y el choque cultural. Su objetivo no va más allá y se cumple en dos o tres escenas puntuales (a destacar la brevísima intervención de Luis Tosar) pero la película no aspira a más y se queda en una propuesta tan simple que se olvida en cinco minutos. Tampoco resulta alentador el hecho de encontrar que esas cuatro historias mencionadas vienen a ser la misma historia modificada (alguien en el extranjero al que le roban o simula haber sido robado y se pone en contacto con la policía para, en consecuencia, capturar al ladrón o estafar al seguro) ni que el empeño de relacionar esas cuatro historias caiga en saco roto: el hecho de establecer una conexión a partir del partido de fútbol en cuestión no deja de ser una mera anécdota y una muestra de la poca trascendencia de esta co-producción germano-española.
Puntuación: 5

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Y para el final (y en clara línea descendente) dejo Brothers of the head. Monumental paja mental de los creadores de Lost in la Mancha y película de esas que temes encontrarte en alguna de tus visitas al cine, de las que jamás de los jamases tendrías ganas de ver. El pseudo-documental ficticio de cámara en mano e imágenes chirriantes de Keith Fulton y Louis Pepe no fue, ni mucho menos, una buena elección para inaugurar el Cinema Jove de Valencia. Ya avisaban los realizadores de lo extraño que íbamos a encontrar en su película, pero no avisaban de la desesperación que podía llegar a producir. La historia extravagante de dos hermanos siameses convertidos en estrellas de rock y lanzados a una espiral de drogas, sexo y alcohol no sólo busca enfermizamente y sin éxito nuevas formas de narrar o hacer reflexionar al espectador, sino que le aburre solemnemente hasta hacerlo mirar su reloj en repetidas ocasiones. Brothers of the head se encuentra rozando el límite de la pedantería, imponiendo contínuas y repetidas fases de imágenes surrealistas que no entenderemos ni querremos entender, silencios eternos y miradas vacías. Un bodrio infumable sin apenas puntos de interés que en su búsqueda de nuevas formas narrativas y estéticas, se olvida de contar bien una historia, principio básico y universal de toda buena película que se precie.
Puntuación: 3,5

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lunes, junio 19, 2006

Confesionario

¿Cuántas veces hemos padecido de un encabronamiento supino a la salida del cine? ¿Cuántas veces nos hemos sentido tentados de levantarmos a mitad película y salir espantados del bodrio infumable que estamos viendo? ¿Cuántas hemos querido hacer posible el imposible tópico de "devuélvame el dinero de la entrada"...?
Todos cometemos errores, y más en esto del cine, donde la lista es más larga si cabe. Como terapia para combatir el tedio de los exámenes, he elaborado una lista con 10 de mis pequeñas vergüenzas ocultadas hasta la fecha: películas que nunca debí ver, dinero que nunca debí invertir en semejantes despropósitos, errores mayúsculos de los que no me siento orgulloso. Buena parte de culpa de esos errores es inevitable atribuírsela a los acompañantes que tantas veces eligen o instan a elegir (véase ligues, amigos en tropel o familiares), pero que en ningún caso me restan de responsabilidad ni culpa de aquellos desastres. Pasen y vean. Y confiésense...


1- Ghost Ship (insuperable, la bazofia más grande que haya visto en una sala de cine. Reía por no llorar).

2- Club desmadre (¿alguien se acuerda de un tipo disfrazado de plátano huyendo del asesino? Lamentable).

3- The Blair Witch Project (fui víctima del mayor timo de la historia del cine reciente).

4- El misterio Galíndez (tedio, chapuza de cuidado. Y un doblaje terrorífico. Si lo pase bien aquella vez no fue gracias a la película).

5- Star Wars. Episodio II: El ataque de los clones (una de las dos veces que me he dormido en el cine).

6- The Ring II (micros a la vista, ciervos asesinos... ¿hace falta decir más?).

7- Speed II (sí, sí, la del barco...).

8- 28 días (o cómo aguantar a Sandra Bullock superando su alcoholismo durante hora y media. Odiosa).

9- Miss Agente Especial (sí, otra de Sandra Bullock, y van 3).

10- El penalti más largo del mundo (o cómo estar en una sala donde todo el mundo se ríe de algo/alguien que no te hace ninguna gracia).

jueves, junio 15, 2006

Todo está iluminado

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¿Existe mejor sensación que la sorpresa después de la sorpresa? El cine es por naturaleza caprichoso y tan pronto te regala una cadena de bodrios insulsos como luego te embelesa con consecutivas pequeñas joyas que te iluminan el camino y hacen que un periodo de exámenes o un mundial de fútbol se empequeñezcan a su lado. Y se puede decir que ahora sí, hermanos, tras ver la película de Liev Schreiber he visto la luz. Y todo está iluminado.

Tiene sorna que empezara a escribir este post el día que Ucrania celebrara su fiesta nacional a la par que consumaba su mayor humillación internacional en esto de los mundiales. No fue intencionado, lo prometo, pero es que Todo está iluminado va de eso precisamente, de Ucrania, y era una cuenta pendiente que estaba por caer. Una vez saldada, hablar de la película de Schreiber es tan fácil como dejar teclear todas las sensaciones que me provocó, que no son pocas. Partimos de que se trata una película atractiva como pocas, independiente y llena de inusuales elementos que la hacen un bicho raro pero precioso, de esos que podría coleccionar el personaje de Jonathan. Ese Jonathan es Elijah Wood, un coleccionista un tanto peculiar que recolecta todo aquello cuanto encuentra a su paso para luego archivarlo y ordenarlo con precisión superlativa (desde juguetes de madera a condones, pasando por insectos, fotografías, patatas o todo aquello que esté impregnado de un trozo de realidad). Su colección compone además un bonito mosaico de su pasado y el de su familia, revelando en él una obsesión enfermiza por recomponer sus orígenes judíos y mantenerlos con vida. En esa obsesión iniciará un viaje al pasado que le llevará a Ucrania, país natal de su abuelo, judío que escapó de la masacre nazi en dicho país gracias a una joven y bella ucraniana que posa con él en la vetusta foto que es su única pista en busca del pasado. En ese viaje por la Ucrania del ayer su guía serán Alex, un joven ucraniano fanático del break-dance e ignorante de su pasado que hará de traductor, y su abuelo, un gruñón anciano a la antigua usanza que afirma ser ciego y es contratado en funciones de chófer. Con ellos y su perro Sammy Davis Jr. Jr. (bautizado así por ser el cantante preferido del abuelo) el periplo ucraniano se tornará esrafalario, inusual, diferente...

Y es tan raro ver a Elijah Wood ejerciendo de judio-americano friki vegetariano y con fobia a los perros juntándose con Eugene Hutz, cantante de Gogol Bordello, para protagonizar una road-movie sobre el reencuentro con el pasado en un país como Ucrania, que a uno no puede sino resultarle inmensamente atractivo un producto como Todo está iluminado. Y de hecho lo es. Lo es por ser, en todos los sentidos, una tragicomedia brillante que además parte del choque de las culturas y el desconocimiento del pasado. Su discurso es tan evidente como la tolerancia y la necesidad de recordar lo que fuimos para comprender lo que somos, como parece entender en ese viaje iniciático el personaje de Alex. Su abuelo, sin embargo, se obceca en su ceguera y empeño en olvidar su pasado judío, vergüenza y lastre que abandonó en el lodo con su chaqueta bordada con la estrella de seis puntas.
A pesar del drama que puedan aparentar las últimas líneas, Todo está iluminado es una mezcla y fusión perfecta que comienza como una divertidísima comedia, extravagante y surrealista que pone en escena los malentendidos entre dos hombres de culturas muy diferentes pero con un pasado común. Los diálogos aquí son delirantes cuando se preguntan entre sí por el sexo, los negros, las propinas o los homosexuales. Es en este punto es, también, donde los encuentros accidentales con personajes circunstanciales de la Ucrania profunda se van sucediendo y nos topamos con un extraño niño que pide chicle en medio de la nada o una oronda camarera que sirve una patata de cenar a Jonathan. Encuentros llenos de sabor, encanto, originalidad y rareza que hacen de Todo está iluminado un universo perfectamente posible en cualquier película de Kusturica, de quien se le adivina mayor influencia a Schreiber.
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Superada la mitad primera de la película, dinámica, impresionante y envolvente, Schreiber induce al espectador a profundizar en una segunda parte más lenta pero más reflexiva. El encuentro con la anciana solitaria, llave del pasado, nos lleva a un drama algo apagado que gana enteros en mensaje pero los pierde en entretenimiento. El in crescendo con el que se incia la película parece detenerse en el capítulo 4 (Iluminación) del libro que se está escribiendo, pero la pérdida de ritmo no es suficiente para borrar los logros más que interesantes que esta opera prima consigue con una mirada intercultural al pasado. Tan intercultural como lo es la música de su banda sonora, de marcados sonidos de fusión que encabezan entre otros Paul Cantelon o Gogol Bordello, tan intercultural como los actores que forman su reparto, con un Elijah Wood que empieza a desprenderse del peso del anillo con buenos papeles (Olvídate de mí, Sin City), un Eugene Hutz al que no se le da nada mal esto de actuar y un Boris Leskin que borda su papel de abuelo cascarrabias y buena persona, pero perseguido por el dolor del pasado.

Con una fotografía tan deslumbrante como su título (y tanto como los bellísimos paisajes de Ucrania), un montaje dinámico al que le gusta tirar mano de los flashbacks y una dirección impecable, se puede decir que a Todo está ilumaniado el adjetivo "genuina" le viene como un traje a medida. Es una revelación, una iluminación que muestra el sorprendente talento de un actor que debuta tras la cámara y que como nadie ha sabido contar una historia decididamente "diferente". Un halo de luz y cine independiente de calidad, de ese que crea pequeñas joyas que crecerán con el tiempo.
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Everything is illuminated. Estados Unidos. 2005. 106'.
Director: Liev Schreiber.
Guión: Liev Schreiber, basado en la novela de Jonathan Safran Foer.
Música: Paul Cantelon.
Fotografía: Matthew Libatique.
Montaje: Craig McKay y Andrew Marcus.
Diseño de producción: Mark Gerarghty.
Dirección artística: Martin Vačkář.
Vestuario: Michael Clancy.
Intérpretes: Elijah Wood (Jonathan Safran Foer), Eugene Hutz (Alex), Boris Leskin (Abuelo), Laryssa Lauret (Lista), Jonathan Safran Foer (Leaf Blower), Jana Hrabetova (Abuela de Jonathan), Stepan Samudovsky (Abuelo de Jonathan).
Puntuación: 8
La luz te guiará a través de estos links...
http://www.labutaca.net/films/38/everythingisilluminated.htm (sobre la peli)
http://www.montevideo.com.uy/noticia_25131_1.html (más sobre la peli)
http://www.everythingisilluminated.com/ (página web oficial)
http://hurbanos.blogspot.com/2006/02/la-msica-del-extranjero.html (sobre Gogol Bordello)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/modules.php?name=News&file=article&sid=1388 (sobre Elijah Wood)

martes, junio 13, 2006

V de Vendetta

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Me confieso culpable de escribir este post con un exagerado entusiasmo. Ese mismo entusiasmo con que un italiano llamado Marcelo Lippi impregnaba a su escuadra hasta que una "deseosa" morena entró en escena para robarle todas las palabras (claro está, salvo una). Soy culpable, como veredicto final, de dejarme llevar por la emoción, de saltarme los protocolos y escribir con el fervor provocado por un espectáculo mayúsculo escrito con V, también mayúscula, y de Vendetta. Es la reacción a la acción de la que habla el mismo V en un pasaje de la película en el que explica a Evey su razón de ser y actuar, en uno de los tantos reseñables que colocan al film de John McTeigue como la última gran sorpresa que me ha dado el cine. Una sorpresa poderosa en su forma y contenido, un inolvidable reencuentro con la pasión que provocan en mí las grandes historias cuando se cuentan bien, aquellas que te sorprenden cuando ya no crees en la sorpresa, aquellas que te devuelven la fe en el milagro del cine.

La venganza de este atípico ¿héroe? es una de esas grandes historias. Vaya por delante, el padre de la criatura no es un prometedor guionista ni un completo desconocido que sorprende al mundo con su original historia. Alan Moore ya era un reconocido guionista de cómic cuando retomó la idea iniciada por la revista británica Warrior, pero inconclusa debido al cierre de la publicación en 1984. Cuatro años después, Alan Moore y David Lloyd concluirían un cómic que fue publicado por DC y que ganaría una buena legión de adeptos con el paso del tiempo. Su historia revolucionaria y trasfondo político resultaron fascinantes, impactantes para el lector, y desde luego, revelaron a Moore como uno de los mejores y más originales guionistas de la historia del cómic (autor también de La liga de los hombres extraordinarios). Moore sabía contar historias, y sólo era cuestión de tiempo que le tocara el turno a V en la cola del cine. 18 años después, un segundón de esos que no hacen mucho ruido pero sí mucho trabajo, uno llamado John McTeigue, adoptó la historia de Moore y decidió que era la idónea para debutar con unos convenientes padrinos de apellido Wachowski.
Si bien sabíamos que medios no iba a faltarle a McTeigue, era una incógnita saber qué se podía esperar de su mano como director y más allá del apartado técnico. En la memoria aún coleaba el merecido éxito de otra gran adaptación del cómic a la pantalla llamada Sin City, y no era poca la responsabilidad de un realizador que, en cualquier caso y después de haber visto por primera vez V de Vendetta, no sólo se le puede felicitar por estar a la altura de las circunstancias, sino de superar con creces cualquier expectativa que se tuviera al respecto.

V de Vendetta tiene un poderoso efecto hipnótico sobre el espectador, haciéndole partícipe de una Inglaterra inmediatamente posterior a la III Guerra Mundial, gobernada por el totalitarismo más opresivo y castrador de libertades, donde el pueblo es la masa inerte y los informativos de la televisión única son meros aparatos de propaganda fascistoide. Un mundo con tintes de Orwell y su 1984 (atención a la referencia al 2+2=5) pero 13 años después, un escenario dantesco donde la libertad ha sido sustituido por el miedo tras un desastre biológico de consecuencias nefastas que obligan a pensar en la sumisión como el único sinónimo de seguridad. La figura de V surge como un ideal perdido en medio del silencio. Es el equivalente a la proclamación del caos, el desconcierto, la alteración de la, hasta el momento, conciencia tranquila del ciudadano, una voz que recuerda a la plebe que algo va mal y que habla tras la máscara de Guy Fawkes para acabar lo que él empezó (el 5 de noviembre de 1605, Fawkes intentó volar el parlamento inglés con el objetivo de asesinar al rey y hacerle pagar así por las leyes penales impuestas contra los católicos). No siendo nada casual la elección de este paralelismo pero tampoco coincidentes los objetivos de ambos personajes (V pretende derrocar el totalitarismo), la cita histórica rescatada sirve para poner en marcha el argumento de una película que pronto se revela no sólo como un ejercicio de indiscutible entretenimiento, sino como una auténtica elegía a la libertad y a la humanidad. V es un ser destrozado por su pasado y víctima de un mundo henchido de odio, y ahora ese ser clama venganza y justicia, libertad y anarquía, pensamiento y saber... palabras olvidadas por un pueblo aletargado que empieza a despertar con su inesperada función. V es un anarquista romántico que no anhela un triunfo heroico, sino que aspira a un mañana mejor.

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La obra de Moore encuentra en su adaptación otra gran obra que agiganta su importancia. McTeigue ha conseguido una película que apasiona desde el primer minuto y que consigue la reflexión, que llena sus diálogos de palabras inteligentes y los descarga de las absurdas frases de héroes al uso que tenemos harto vistos. La confección de un guión brillante, responsabilidad de los Wachowski, es sólo un aliciente más a una película que no le falta de nada y le sobra muy poco, con un componente político que muchas veces la hace espejo de nuestro mundo y que nos recuerda el peligro de la impasibilidad ante los abusos del poder o la manipulación de los medios. Conseguir además en el contexto de ese mensaje, desarrollar una película de acción capaz de emocionar e imprimir sensaciones con la mayor parte de sus escenas, es algo que está al alcance de muy pocos. V de Vendetta mantiene los ojos del espectador como platos, alucinado ante un producto de tanta calidad en su género y que además se complementa con un conjunto de buenas actuaciones entre las que destaca una Natalie Portman más madura que nunca en el papel capital de Evey (primera militante de la causa y amor de V), emocionando en su sufrimiento y convenciendo en su fuerza, desatada con los brazos apuntando al cielo bajo la intensa lluvia y bajo los emotivos compases de Dario Marianelli. Con buenos secundarios como Stephen Rea, Stephen Fry, o John Hurt se completa un buen reparto que está encabezado por un Hugo Weaving eclipsado por un personaje que, paradójicamente, le puede dar la inmortalidad sin haberle dejado mostrar su rostro. Tal vez sea una de las pocas que se echan en falta y que no ayuda a mejorar un final que resulta un tanto insípido con respecto a lo visto hasta entonces. Los minutos finales no acaban de rematar un producto que, ni mucho menos es perfecto, pero que funciona una excepción en el cine comercial, capaz de combinar inteligencia y entretenimiento con brillantez.

Por eso sólo una película así puede provocar ese entusiasmo, porque te reencuentra con la sorpresa y hace que durante dos horas se pare el tiempo, porque tiempo después sigues recordando fotogramas, imágenes que te hicieron temblar y devorar buena parte de la queratina de tus uñas, porque el buen cine se digiere con gusto y deja una digestión agradable, con ganas de repetir... y porque, por encima de todo lo demás, te hace creer que en ese cine aún hay sitio para las grandes historias.

"¿Querías matarme? Bajo esta capa no hay carne ni huesos que matar. Sólo hay ideales y los ideales son a prueba de balas"

"Nuestra integridad vale tan poco... pero es todo lo que tenemos, es el último centímetro que nos queda de nosotros, si salvaguardamos ese centímetro, somos libres"

"La anarquía es la ausencia de líderes, no la ausencia de orden. La anarquía conlleva una época de Ordung, de orden verdaderamente voluntario. Esta época de ordung comenzará cuando concluya el loco e incoherente ciclo de Verwirrung que vivimos. Esto no es la anarquía, es el caos" (Extraído del cómic V de Vendetta, de David Lloyd y Alan Moore)
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V for Vendetta. Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. 2005. 132'.
Dirección: John McTeigue.
Guión: Andy y Larry Wachowski, basado en la novela gráfica creada por Alan Moore y David Lloyd.
Fotografía: Adrian Biddle.
Montaje: Martin Walsh.

Música: Dario Marianelli.
Diseño de producción: Owen Paterson.
Dirección artística: Marco Bittner Rosser, Sarah Horton y Sebastian T. Krawinkel.
Vestuario: Sammy Sheldon.
Intérpretes: Natalie Portman (Evey), Hugo Weaving (V), Stephen Rea (Finch), Stephen Fry (Deitrich), John Hurt (Adam Sutler), Tim Pigott-Smith (Creedy), Rupert Graves (Dominic), Roger Allam (Lewis Prothero).
Puntuación: 8
Busca la marca de V pinchando por aquí...
http://www.labutaca.net/56berlinale/vdevendetta.htm (sobre la peli)
http://www.vdevendetta-es.com/ (página web España)
http://www.vforvendetta.com/ (página web USA)
http://www.guiadelcomic.com/comics/v_de_vendetta.htm (sobre el cómic)
http://www.guiadelcomic.com/autores/moore.htm (sobre Alan Moore)
http://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Wachowski (sobre los hermanos Wachowski)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1527.html (sobre Natalie Portman)

viernes, junio 09, 2006

Stoned

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Últimamente ando enfadado con la tecnología. Muy enfadado. He combatido con uñas y dientes contra mi televisor en la más gran batalla acontecida en mi salón-comedor. Y eso mientras en Frankurt la gente desfila ante enormes edificios-pantalla que se ríen de mi desgracia. Después de ganar la batalla pero no la guerra, aún me esperaba un disgusto no menor al comprobar que al señor blogger le daba por boicotear mis renovadas ganas de publicar en mi pequeña bitácora cinéfila. Problemas técnicos o de ingeniería a parte (porque sí, señores, ahora los blogs tienen ingenieros) el resultado es, a grandes rasgos, un post alentado por el cabreo y la mala leche que producen tanto la indolencia tecnológica del blog como el hecho de salir de un cine sin saber muy bien qué es lo que acabas de ver.

Y Stoned lo cumple. Y vaya si lo cumple. Nunca un título tan corto dijo tanto de una película. Stoned, colocado, hasta las cejas, ciego como una cuba… sinónimos todos ellos del personaje en cuestión que acaparará la pantalla durante la hora y media que dura en el cine la vida de Brian Jones, fundador y talento indómito de los Rolling Stones de los primeros tiempos. El doble sentido de la palabra se completa, además, con una acepción oculta si eliminamos la última d y nos quedamos con lo que es ni más ni menos esta película, una auténtica Stone, piedra, pedrusco… Una castaña de cuidado, vaya.

Partimos de que la idea no es especialmente original. Vida desbocada y desenfrenada de Jones y su relación con algunos de los personajes que le rodearon en su decadencia. Pues vale. Un biopic más, pero tal vez vayamos a saber algo más sobre los Rolling, me dije, y un atisbo de esperanza asomó en mi interior. Ingenuo de mí, me dije más tarde. Y es que a los pocos minutos del comienzo de Stoned uno ya adivina por donde van los tiros. Stephen Woolley, padre de la criatura, debió ir igual de stoned que sus personajes al escribir el guión, porque su película pronto se desvela como una macro-orgía alucinógena de estética videoclipera que acaba haciendo de una posible aportación a la mitología Rolling una parodia chabacana de sí misma, una broma de mal gusto en la que duele gastarse el dinero. Resulta desesperante ver como los “viajes” de Jones, aceptablemente interpretado por Leo Gregory se repiten una y otra vez mientras el tipo se hunde en la mierda sin que las imágenes tengan una pizca de dramatismo. Tan desesperante como comprobar que, al alcanzar los créditos finales (y ya es mucho pedir), uno no sabe nada nuevo de los Rolling Stones, comprensible cuando la suma de los minutos que Richards, Jagger, Woods y Watts ocupan en pantalla no es mayor a la duración de un chute de su compañero.

Vacía, pueril y tan intrascendente como una película de los Lunnis, Stoned se escuda bajo la máxima de “Sexo, drogas y Rock&Roll” y la cumple en proporciones desiguales de aburrimiento agravado con personajes inexplicables que adoptan un protagonismo aún más inexplicable (el albañil de Jones), saltos absurdos en el tiempo y lugar propios de una película de espías que aquí chirrían y, lo más grave, una teoría más que peligrosa sobre la muerte del antiguo miembro y fundador de los Rolling. Con todo este refrito de imágenes psicodélicas (con White Rabbit de Jefferson Airplane sonando en la banda sonora, qué raro) y ningún trasfondo, uno acaba resaltando como único mérito que Woolley haya sido capaz de encontrar actores tan feos como los mismísimos Rolling, lo que supone todo un logro. Bravo por él.
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Stoned. Reino Unido. 2005. 102'.
Director: Stephen Woolley.
Guión: Neal Purvis y Robert Wade.
Música: David Arnold.
Fotografía: John Mathieson.
Montaje: Sam Sneade.
Diseño de producción: John Beard.
Dirección artística: Ray Chan.
Intérpretes: Leo Gregory (Brian Jones), Paddy Considine (Frank Thorogood), David Morrissey (Tom Keylock), Ben Whishaw (Keith Richards), Tuva Novotny (Anna Wohlin), Amelia Warner (Janet), Monet Mazur (Anita Pallenberg), Luke de Woolfson (Mick Jagger)
Puntuación: 3
Si realmente quieres saber 'algo' sobre los Rolling...
http://es.wikipedia.org/wiki/Rolling_Stones (sobre los Rolling)
http://es.wikipedia.org/wiki/Brian_Jones (sobre Brian Jones)
http://www.rollingstones.com/index.php (web oficial de los Rolling)
http://www.labutaca.net/films/36/stoned.htm (sobre la peli)
http://www.stonedthemovie.co.uk/ (página web oficial de la peli)
http://www.imdb.com/name/nm0941262/ (sobre Stephen Woolley)

jueves, junio 01, 2006

X-men: la decisión final

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Mutatis mutandis. Locución latina. "Cambiando lo que hay que cambiar". Se usa para expresar que algo (un texto, un procedimiento...) puede fácilmente cumplir otra función sin más que someterlo a cambios evidentes. Y en medio de la evolución, los mutantes más conocidos del cine se ven sometidos, sin saber latín (tal vez el profesor Xavier...), a uno y de los gordos... Dilucidar el responsable es más difícil: ¿Productores? ¿Bret Ratner? ¿Hollywood entero? Sea quien sea, el sacrificio de la calidad en pro de la comercialidad se vuelve a dar en una secuela que cierra tristemente una decentre trilogía de cine de entretenimiento.

Aún recuerdo cuál fue mi sorpresa cuando, en medio de la oleada de adaptaciones Marvel que hace unos años comenzó, encontré la película X-men de Bryan Singer. Con el paso de los años tengo claro que se trata de la mejor de cuantas se han hecho a partir de los hijos del mito Stan Lee. Spiderman ofrecía un entretenimiento sin aspiraciones a trascendencia, todo lo contrario que el Hulk de Ang Lee que se estrelló al intentar realizar un producto poético y pseudomístico allá donde sólo podían haber mamporros. Ni que hablar de las considerables bazofias en que degeneraron los saltos a la gran pantalla de The punisher, Elektra o Daredevil, además de la mediocre Los 4 fantasticos. Y es que hacer cine de superhéroes supondría, tras esta serie de precedentes, la estampación casi inmediata del sello de entretenimiento vacuo de multisala de no ser por la existencia de una loable excepción que desde 2000 sigue, desde su posición de pionera, dando ejemplo. X-men era una película de espectáculo mesurado pero garantizado, entretenida y fiel al espíritu del cómic, con buenas escenas de acción y personajes creíbles cuyas inquietudes y sentimientos se daban a conocer sin caer en el ridículo. Singer dio en el clavo y público y crítica se lo agradecieron. Tres años después, la segunda entrega de X-men comenzaba a dar pistas de hacia donde degeneraba la serie. Siendo inferior a su predecesora, mantenía cierto nivel de calidad que se veía lacrado por la incomprensible obsesión por una trama más tremendista en lugar de contar una sencilla en la que encontraramos buenos y malos. Como en la primera, sí.

X-men: La decisión final sigue esta línea y confirma los peores temores. En la tercera entrega en la que ya no participa Singer (y se nota), Ratner ofrece más cantidad en detrimento evidente de la calidad. Más explosiones, más efectos, más acción y más mutantes no significa más entretenimiento ni mejor, y eso es algo que alguien debiera explicarles a los responsables de esta decisión final. Evidencia ese apabullamiento una ausencia total de guión, con elementos totalmente prescindibles y con el único fin de arrancar un "ooh" del alucinado adolescente. A otros esto no nos pilla de nuevo y nos parece que por muchos superpoderes que tengas, hacer levitar el puente de San Francisco enterito y dejarlo caer para que, en su sorprendente justa medida, una tierra firme con la isla de Alcatraz, o bien es una cojonuda coincidencia matemática o es una fantasmada de cuidado. Y no hay que sospechar mucho para adivinar por cual me decanto. Teniendo este como el menor de los pecados, no quedan pocos por desgranar en una película que, por desgracia, se ve atosigada por montones y montones de mutantes secundarios de los que sabremos poco o nada (salvo el acierto de Hank McCoy). Desde el sorprendente (por ridículo) hombre-erizo hasta el mismísimo He-man (pero sin tigre) se dan cita en toda una orgía de personajillos inútiles e incapaces de aportar nada a una historia ya de por sí rebentada por los fuegos de artificio. Algunos de ellos alcanzan su mayor trascendencia recitando frases como "caraculo" (tal cual) y, para dar cabida a todos los nuevos, claro está, tenemos que empezar a cargarnos a los veteranos. Y ni cortos ni perezosos, van y se cargan a tres de los grandes y a otros dos los dejan inútiles de por vida. El apocalipsis lo justifica, delirium tremens, ya que estamos con el latín, y los grandes buenos y los simpáticos malos pueden caer como naipes.

Por tanto, X-men: La decisión final
resulta exagerada, decepcionante y lo que es peor, no tiene ningun tipo de sensibilidad. Las relaciones entre mutantes son propias del cartón-piedra y, a excepción del imponente McKellen, el solvente Patrick Stewart o un Hugh Jackman nacido para hacer de Lobezno, el resto del reparto deja bastante que desear. Todo es una gran mentira en la que muchos pretenden seguir viendo la calidad indiscutible que tenía aquella primera entrega de cuyas cualidades poco o nada queda. Sólo en contadas escenas el entretenimiento concuerda con una buena escena de acción que no tarda en desaparecer, caso del entrenamiento virtual de los X-men en que, aquí sí, hay un genuino sabor del cómic que luego se echará en falta para cuando los mutantes de Xavier y Magneto se hayan desmadrado por completo. Cuando se alcanzan los créditos finales, X-men: la decisión final da la impresión de haberte apabullado con montones y montones de acrobacias, peleas y batallas mil que esconden una historia en la que nada nuevo se ha contado. La evolución les sienta mal a estos mutantes y el poder les corrompe, pero parecen haber llegado a su fin. Dudo mucho que tras el desastre apocalíptico cernido sobre ellos, hayan argumentos para seguir degenerando en una nueva secuela. Darwin estaría de acuerdo...
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X-men: The last stand. Estados Unidos. 2006. 104'.
Director: Brett Ratner.
Guión: Zak Penn y Simon Kinberg.
Música: John Powell.
Montaje: Mark Helfrich, Mark Goldblatt y Julia Wong.
Fotografía: Dante Spinotti.
Diseño de producción: Edward Verreaux.
Vestuario: Judianna Makovsky.
Intérpretes: Hugh Jackman (Logan/Lobezno), Halle Berry (Ororo Munroe/Tormenta), Patrick Stewart (Profesor Charles Xavier), Ian McKellen (Eric Lensherr/Magneto), Famke Janssen (Dra. Jean Grey/Phoenix)), Anna Paquin (Marie/Pícara), Kelsey Grammer (Dr. McCoy/Bestia), Rebecca Romijn (Raven Darkholme/Mística), James Marsden (Scott Summers/Cíclope).
Puntuación: 4
Sigue la acción mutante por aquí...
http://www.x-menthelaststand.com/
(web oficial)
http://xmen.publispain.com/
(web de las películas)
http://www.universomarvel.com/
(página web sobre Marvel)
http://www.marvel.com/
(web oficial de Marvel)
http://www.labutaca.net/films/41/x-menladecisionfinal.htm
(sobre la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1425.html
(sobre Hugh Jackman)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3062.html
(sobre Ian McKellen)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/modules.php?name=News&file=article&sid=1414 (sobre Halle Berry)