La huella, la impronta que el legado de Martin Scorsese ha dejado en el cine norteamericano no descansa únicamente en una obra de indiscutibles logros artísticos. Si algo se puede decir de Scorsese es que se ha constituido desde la trinchera cinematográfica como uno de los biógrafos de su país. Tanto en lo referente a los cruentos orígenes (Gangs of New York) como a los retratos de los renegados (Taxi Driver) y los olvidados (Toro Salvaje), su filmografía fija sus modelos en la propia sociedad. Modelos siempre oscuros, manchados de sangre y frutos de incómodos debates, pero tan soberbiamente retratados que la admiración y el miedo se conjugan en uno sólo para el que los contempla.
Y aquí entra, claro está, la figura del gangster. La preferida de Marty, sin duda. Su "mafiosa" trilogía iniciada en Malas Calles, proseguida con Uno de los nuestros (Goodfellas) y rubricada brillantemente con Casino no debería dejar nunca de ser un referente para un género revivido en los 70 de la mano de su amigo Coppola (las dos primeras entregas de El Padrino). Gracias a ellos la gente miraba a los gángsteres de manera distinta: tipos que ejercían su profesión por ganarse el “respeto” de la comunidad, por dinero o por tradición. Sus motivaciones no eran demasiado distintas a la de cualquier otro y, en cierta manera, su vida cotidiana también guardaba algunas semejanzas con la nuestra. Cuando Henry (Ray Liotta), Tommy (Joe Pesci) y Jimmy (Robert de Niro) irrumpen en la casa de la madre de Tommy buscando una pala para enterrar un cadáver y acaban disfrutando de un exquisito desayuno italiano con ella, salta a la vista que “la familia” era algo más.
Goodfellas inscribe con letras de oro a Henry Hill en la nómina de los gángsteres memorables del cine. "Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gánster". Desde el comienzo Henry es narrador de su propia historia, y sus primeros pasos como ayudante de la mafia local en un aparcadero de coches podrían ser la fuente de inspiración que De Niro convirtió en Una historia del Bronx. El pequeño Hill demuestra ambición desde temprana edad y desarrolla una filosofía explícita: coge lo que quieras y cuando quieras. Desde ese punto de partida, Uno de los nuestros es uno de los retratos más completos que se pueden encontrar en el cine de la América ilegal, desde las pequeñas mafias de barrio hasta el monumental golpe contra una compañía aérea, pasando por el negocio de la droga. La trayectoria vital de Henry Hill es la línea de tiempo de la historia y evolución de la mafia a la que primero admira para luego convertirse en pieza fundamental. Scorsese demuestra en Uno de los nuestros su completa madurez en el control de los resortes narrativos y el oficio del que ya se las sabe todas. Su película comienza con la explosiva fuerza visual que aún sería capaz de superar en Casino y que no abandonará ya hasta que Hill se despida sonriendo a la cámara en la última escena. Es pura fascinación acompasada de ritmo implacable de una historia en la que no dejan de suceder cosas y en la que, al tiempo, no dejamos de descubrir a los personajes en situaciones cotidianas, improvisados gestos de amistad verdadera o conflictos morales que nos hacen conocerlos un poco mejor que en la escena anterior. Y los actores fetiches de Scorsese tienen buena parte de culpa. Digo fetiches porque, si bien no se le puede negar el esfuerzo interpretativo de Liotta, en momentos concretos de Goodfellas se hace evidente que el papel de Henry Hill le viene algo grande y que, sus dos compañeros, con los que comparte encuadre en buena parte del metraje, le hacen sombra casi por costumbre. No es tanto culpa de Liotta, que está correcto, sino más por la enormidad de De Niro y Pesci (que se ganó el Oscar). De Niro se desenvuelve como pez en el agua en el papel de asesino frío y calculador, un líder natural que es la antítesis del impulsivo Tommy (Pesci), una bomba de relojería que en sus arranques de ira irracional acaba generando daños crueles y desproporcionados.
Catálogo de gángsteres, retrato entrañable, fascinación a raudales y reunión de las virtudes de las mejores obras de Scorsese. Incluso en la selección musical, que también recorre varias décadas como banda sonora de la vida de Hill y compañía: Paul Anka, George Harrison, Mick Jagger, o el solo de la guitarra de Clapton en Layla cuando Hill concluye su narración contándonos cómo dejó de ser "uno de los nuestros". Una gozada.
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Goodfellas. Estados Unidos. 1990. 145'.
Director: Martin Scorsese.
Guión: Nicholas Pileggi y Martin Scorsese; basado en la novela Wise Guy, de Nicholas Pileggi.
Música: Paul Anka, Jeff Barry, Eric Clapton, Ernie Erdman, Paul Evans, Claude François, George Harrison, Mick Jagger, Mel London, Elias McDaniel, McKinley, Harry Nilsson, Phil Spector, Pete Townshend.
Fotografía: Michael Balhaus.
Producción: Irwin Winkler.Intérpretes: Ray Liotta (Henry Hill), Robert de Niro (Jimmy Conway), Joe Pesci (Tommy Santoro), Lorraine Bracco (Karen Hill), Paul Sorvino (Paul Cicero).
Y aquí entra, claro está, la figura del gangster. La preferida de Marty, sin duda. Su "mafiosa" trilogía iniciada en Malas Calles, proseguida con Uno de los nuestros (Goodfellas) y rubricada brillantemente con Casino no debería dejar nunca de ser un referente para un género revivido en los 70 de la mano de su amigo Coppola (las dos primeras entregas de El Padrino). Gracias a ellos la gente miraba a los gángsteres de manera distinta: tipos que ejercían su profesión por ganarse el “respeto” de la comunidad, por dinero o por tradición. Sus motivaciones no eran demasiado distintas a la de cualquier otro y, en cierta manera, su vida cotidiana también guardaba algunas semejanzas con la nuestra. Cuando Henry (Ray Liotta), Tommy (Joe Pesci) y Jimmy (Robert de Niro) irrumpen en la casa de la madre de Tommy buscando una pala para enterrar un cadáver y acaban disfrutando de un exquisito desayuno italiano con ella, salta a la vista que “la familia” era algo más.
Goodfellas inscribe con letras de oro a Henry Hill en la nómina de los gángsteres memorables del cine. "Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gánster". Desde el comienzo Henry es narrador de su propia historia, y sus primeros pasos como ayudante de la mafia local en un aparcadero de coches podrían ser la fuente de inspiración que De Niro convirtió en Una historia del Bronx. El pequeño Hill demuestra ambición desde temprana edad y desarrolla una filosofía explícita: coge lo que quieras y cuando quieras. Desde ese punto de partida, Uno de los nuestros es uno de los retratos más completos que se pueden encontrar en el cine de la América ilegal, desde las pequeñas mafias de barrio hasta el monumental golpe contra una compañía aérea, pasando por el negocio de la droga. La trayectoria vital de Henry Hill es la línea de tiempo de la historia y evolución de la mafia a la que primero admira para luego convertirse en pieza fundamental. Scorsese demuestra en Uno de los nuestros su completa madurez en el control de los resortes narrativos y el oficio del que ya se las sabe todas. Su película comienza con la explosiva fuerza visual que aún sería capaz de superar en Casino y que no abandonará ya hasta que Hill se despida sonriendo a la cámara en la última escena. Es pura fascinación acompasada de ritmo implacable de una historia en la que no dejan de suceder cosas y en la que, al tiempo, no dejamos de descubrir a los personajes en situaciones cotidianas, improvisados gestos de amistad verdadera o conflictos morales que nos hacen conocerlos un poco mejor que en la escena anterior. Y los actores fetiches de Scorsese tienen buena parte de culpa. Digo fetiches porque, si bien no se le puede negar el esfuerzo interpretativo de Liotta, en momentos concretos de Goodfellas se hace evidente que el papel de Henry Hill le viene algo grande y que, sus dos compañeros, con los que comparte encuadre en buena parte del metraje, le hacen sombra casi por costumbre. No es tanto culpa de Liotta, que está correcto, sino más por la enormidad de De Niro y Pesci (que se ganó el Oscar). De Niro se desenvuelve como pez en el agua en el papel de asesino frío y calculador, un líder natural que es la antítesis del impulsivo Tommy (Pesci), una bomba de relojería que en sus arranques de ira irracional acaba generando daños crueles y desproporcionados.
Catálogo de gángsteres, retrato entrañable, fascinación a raudales y reunión de las virtudes de las mejores obras de Scorsese. Incluso en la selección musical, que también recorre varias décadas como banda sonora de la vida de Hill y compañía: Paul Anka, George Harrison, Mick Jagger, o el solo de la guitarra de Clapton en Layla cuando Hill concluye su narración contándonos cómo dejó de ser "uno de los nuestros". Una gozada.
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Goodfellas. Estados Unidos. 1990. 145'.
Director: Martin Scorsese.
Guión: Nicholas Pileggi y Martin Scorsese; basado en la novela Wise Guy, de Nicholas Pileggi.
Música: Paul Anka, Jeff Barry, Eric Clapton, Ernie Erdman, Paul Evans, Claude François, George Harrison, Mick Jagger, Mel London, Elias McDaniel, McKinley, Harry Nilsson, Phil Spector, Pete Townshend.
Fotografía: Michael Balhaus.
Producción: Irwin Winkler.Intérpretes: Ray Liotta (Henry Hill), Robert de Niro (Jimmy Conway), Joe Pesci (Tommy Santoro), Lorraine Bracco (Karen Hill), Paul Sorvino (Paul Cicero).
Puntuación: 8,5
Visita a la familia...
http://www.labutaca.net/films/colabora/nuestros.htm (sobre la peli)http://www.miradas.net/0204/estudios/2003/02_mscorsese/goodfellas.html (ensayo sobre la peli y Martin Scorsese)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2277.html (sobre Martin Scorsese)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1560.html (sobre Robert de Niro)
http://es.wikipedia.org/wiki/Joe_Pesci (sobre Joe Pesci)
2 comentarios:
Esta sí es una de las películas que tengo pendientes. La pondré a bajar del emule. Joe Pesci es espectacular...
Pesci es un actorazo, lástima que no lo hayamos visto en papeles más importantes (con más protagonismo, quiero decir). Aunque me gustó mucho en "Uno de los nuestros", creo que me pareció incluso mejor en "Casino", pese a que se trata exactamente del mismo papel.
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