En el Brasil de los años 60, el gobierno brasileño crea una especie de ciudad para ubicar a gente pobre y sin hogar. Durante las dos siguientes décadas el barrio caerá en la más absoluta decadencia, viéndose desbordado por la violencia y la muerte, convirtiéndose en una más de las famosas favelas brasileñas. De esta premisa parte Ciudad de Dios.
Aunque con este argumento nos podamos esperar un tipo de película muy específico, más dirigido a mostrar problemas sociales y humanos e inducir a la reflexión, Fernanado Meirelles ha preferido ir mucho más allá y construir un thriller vertiginoso, fresco y muy sorprendente. Desde el principio adivinamos una estructura que nos recuerda, sin ir más lejos, al cine de Quentin Tarantino (desestructuración temporal, saltos en el tiempo, cruces de destinos de los personajes y, como no, violencia a raudales...), un cine imitado hasta la extenuación casi siempre con notables fracasos, pero que en el caso de Meirelles consigue resultados con una película casi redonda.
El uso de actores no profesionales (auténticos niños de las favelas) da muchísimo realismo a la película y los vemos interactuar en escenas terribles, como cuando uno de los capos de la mafia de Ciudad de Dios les da a elegir a dos niños donde quieren que les dispare, o cuando llevan a cabo el reclutamiento de gente para su banda: "Quiero matar, robar y ser respetado", dice uno de los niños. Realismo que envuelve a una serie de historias de violencia y venganza que se cruzan y que culminan en un gran final. Tal vez a veces se deje un poco de lado el eje central de la historia, que es Buscapé, el niño que niega a meterse en todo momento en cualquier tipo de problema y que solo busca materializar su sueño, que no es otro que el de ser fotógrafo para un periódico. Pero lo cierto es que las dos horas de metraje pasan volando y que, no sólo logran contarnos una historia apasionante, de mafias y bandos, sino que luego nos recuerdan de que todo lo que hemos visto es la realidad más pura y dura. Al final, en la última escena, vemos a un grupo de niños armados decidiendo a quienes van a matar para lograr el poder como si de un juego se tratara: un cierre que le pone broche de oro a una gran película del cineasta brasileño Fernando Meirelles.
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Cidade de deus. Brasil, 2002. 135'.
Director: Fernando Meirelles.
Guión: Bráulio Mantovani; basado en la novela de Paolo Lins.
Música: Antonio Pinto y Ed Côrtes.
Fotografia: César Charlone, en color.
Intérpretes: Matheus Nachtergaele (Sandro Cenoura), Seu Jorge (Mané Galinha),
Alexandre Rodríguez (Buscapé), Leandro Firmino da Hora (Zé pequeno).
Puntuación: 9
Algunos enlaces sobre la película:
www.cidadededeus.com.br (web oficial)
A mi esta peli me encanto. Es todo un peliculón. Como ya puse si no me equivoco en la web de clase, todos los actores eran chicos sacados de las favelas y a los que se va a`pagar los estudios. Una buena iniciativa.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. No me había enterao de lo de los estudios, pero siempre es mejor que pagarles con dinero...
ResponderEliminarTampoco sabia lo de los estudios. Pero bueno, estoy de acuerdo, una gran pelicula. Ya la comentamos en la pagina de clase.
ResponderEliminarPues sí, esta peli es impresionante. La vi hace muuuucho (llego tarde a comentar en tu blog, Jordi) e hice que mis primos vinieran a casa a verla. Creo que es una peli que abre los ojos...
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