No debemos pasar por alto en ningún momento que buena parte hay de mitificación en estos grandes personajes, enormes caracterizaciones que de vez en cuando el cine nos ofrece. Ejemplos hay que lo demuestran, y si no que se lo digan a Capote, a Forrest Gump, a la mismísima reina de Inglaterra y por ende a sus respectivos intérpretes responsables. Son papeles que nacen con aura de oscar y que las productoras, encantadas de ello, aprovechan para relanzar un actor hasta el estrellato más rutilante, acabar de convertirlo en uno de los pesos pesados de la industria. Si bien es cierto que en los últimos años hacer de ciego (Al Pacino, Jamie Foxx), discapacitado (Tom Hanks, Dustin Hoffman, Daniel Day-Lewis), escritor genio y figura / homosexual (Philip Seymour Hoffman) o asesin@ en serie (Charlize Theron, Anthony Hopkins) compraba muchas papeletas para que el actor/actriz se hiciese con la preciada estatuilla, no es menos cierto que algunos de esos papeles han supuesto actuaciones de antología. Y llegados a este punto, es el momento de mencionar que el más probable oscar que Forest Withaker se llevará a la mano es uno de esas, de las que genera no solo la promoción extraordinaria en pos del premio, sino también un monumental trabajo interpretativo.
Tanto es así que es lo mejor de la película. El último rey de Escocia se convierte en un vehículo para el lucimiento de Withaker. Y menudo lucimiento... Imaginen un excéntrico dictador golpista, bromista y de retórica alternante entre lo agasajador y lo intimidatorio según el caso. Imaginen el líder populista por antonomasia, el que promete la construcción de carreteras, hospitales... el que se da baños de masas y busca dobles para sus comparecencias públicas. Ahora imaginen a un actor capaz de convertirse en uno de esos dobles, puliendo sus gestos hasta mimetizarse por completo con Idi Amin, estrafalario sanguinario que durante los 70 llevó a cabo el genocidio de más de 300.000 ugandeses. Withaker se pone bajo la piel de Amin, pero es la piel de muchos déspotas que someten África y casi nunca solos, sí impulsados por potencias extranjeras como acá Inglaterra y el Foreign Office (loable el hecho de señalar responsabilidades y romper con la tradición que apuesta por esconder la cabeza). Este Amin es un orondo mandatario que se gusta y regusta en el poder hasta emborracharse y dar rienda suelta a sus extrencicidades, erosionando su gobierno con locuras propias de una personalidad inestable, impredecible. Forest 'Amin' Withaker carga su actuación de una enorme solidez fundamentada en los matices, capaz de controlar con escalofriante naturalidad la transición casi imposible, esquizofrénica, de la actitud iracunda y terrorífica a la bromista y bonachona que supone la otra vertiente del personaje. Los matices se completan si contemplamos su recital en versión original y atendemos a la dicción violenta y agolpada que imita genuinamente al habla imponente de Amin.
Acabado el párrafo para elogiar a Withaker, por la parte que toca al 'resto' de la película queda, en comparativa, en desventaja. El último rey de Escocia es a grandes rasgos un thriller con buenas dosis de espectacularidad y sensacionalismo. El acelerado aunque no atropellado ritmo narrativo nos transporta a través de una serie de situaciones que tejen la relación entre Amin y Nicolas (un eficaz James McAvoy), el joven y escocés médico licenciado que se ve poco a poco atrapado por la confianza que el dictador reposa sobre su persona. Y sin embargo, detrás de la inusual relación, bien solventada en pantalla, se esconde una enorme superficialidad en cuanto al tratamiento del problema, el fondo de la cuestión. Se pasa de puntillas sobre el aspecto social y la denuncia, se opta por ocultar literal y convenientemente el genocidio hasta que el protagonista tenga noticia del mismo, y aun entonces, el debutante Kevin MacDonald solucionará la papeleta con escasos y aislados momentos, confusos y sensacionalistas. Se hace necesario en una película cuyo centro es un personaje de la índole de Amin, mostrar las consecuencias de su gobierno de terror con una claridad mayor que, por otra parte, siempre se ha echado de menos en el cine. Así, El último rey de Escocia acaba convirtiéndose en trepidante thriller engrandecido por una actuación soberbia, pero con notable falta de reflexión y mirada social que hace que el propio Withaker con su actuación se convierta en la misma película.
No se trata de regañar a de MacDonald por un convencional producto de entretenimiento, incluso sería de recibo agradecerle el habernos ofrecido un Whitaker enorme. Se trata, más bien, de quejarse de las medias tintas y el conformismo que la dejan al servicio de su actor principal y al espectador buscando una mirada más sensible y reflexiva sobre uno de tantos conflictos que pudre, pudrió, pudrirá África. Se echa de menos dosis ingentes de realidad, crudeza (que no truculencia), la que corresponde a los genocidios que asolan el continente, apreciable pero insuficiente en algunas de las escasas producciones que abordan el tema (Hotel Rwanda), y sin embargo tan presente y satisfactoriamente retratada en sus homólogos ejemplos europeos (El pianista). Sólo haciendo cargo de conciencia y desenterrando las miserias África podrá existir para el cine. Lo reafirma, paradójicamente, uno de los últimos diálogos de El último rey de Escocia, cuando Nicolas escucha de uno de sus ya escasos cómplices la siguiente sentencia:
"Vaya a casa. Dígale al mundo la verdad sobre Amin. Le creerán: usted es blanco".
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The last king of Scotland. Reino Unido. 2006. 121'.
Director: Kevin MacDonald.
Guión: Peter Morgan y Jeremy Brock; basado en la novela de Giles Foden.
Música: Alex Heffes.
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Montaje: Justine Wright.
Diseño de producción: Michael Carlin.
Vestuario: Michael O'Connor.
Producción: Andrea Calderwood, Lisa Bryer y Charles Steel.
Intérpretes: Forest Withaker (Idi Amin), James McAvoy (Nicolas Garrigan), Kerry Washington (Kay Amin), Simon McBurney (Stone), Gillian Anderson (Sarah Merrit).
Puntuación: 6,5
Para eruditos de la dinastía escocesa...
http://www.labutaca.net/films/49/elultimoreydeescocia.htm (sobre la peli)
http://www.foxsearchlight.com/site/thelastkingofscotland/ (página web oficial, recomendada)
http://es.wikipedia.org/wiki/Idi_Amin (sobre Idi Amin)
http://es.wikipedia.org/wiki/Forest_Whitaker (sobre Forest Withaker)
http://imdb.com/name/nm0531817/ (sobre Kevin MacDonald)
La verdad es que la actuacion de Forest es soberbia, te ries cuando esta en plan simpaticon, pero cuando menos te lo espera... intimida como nadie y parece un loco...
ResponderEliminarPor lo demás poco hay que resaltar la peli esta bien pero no es ninguna maravilla... eso si, para el final se vuelve bastante dura
Cómo va a ser negro el rey de Escocia??
ResponderEliminarSí, la verdad es que es una pena que la película no esté a la altura de Whitaker. Como thriller entretiene, pero la verdad es que Whitaker se come la pantalla.
ResponderEliminarLo del rey de Escocia creo que hay que buscarlo en la novela de Giles Folden del mismo nombre. No acabé de entender muy bien si es por el médico escocés que pasa a tener un importante pedazo de poder de Uganda (personaje ficticio) o por la simpatía de Idi Amin hacia los mismos, afirmando que se instruyó en el ejército británico (esto sí es verídico) y proclamando que si no fuera Ugandés, la única nación del mundo a la que quisiera pertenecer sería Escocia.
No me extraña nada que se coma la pantalla, no hay más que verle...
ResponderEliminarY bueno, aprovechando que no la he visto... Algún comentario sobre los Oscars??
Paciencia, paciencia... Mañana al mediodía el comentario sobre los Oscar, que ya lo tengo preparado.
ResponderEliminarLe hubiese dado más nota, sin duda. Para mí, por interpretaciones y como película, de lo mejor de 2006.
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