Lejos de lo esperado, David Mackenzie va más allá de una lectura superficial y propone una calculada, dramática vuelta a la Tierra de un ligón profesional que ve desmontado su particular sueño americano cuando queda prendado de una camarera que practica su mismo juego. Hay algo de admirable en American playboy, y es tanto la distancia que mantiene con su protagonista como con los tópicos habituales en los que fácilmente podría caer explotando el magnético atractivo del mismo. Sorprendentemente, el objetivo último de la cinta es el de desgranar la insustancial vida de este, desenmascarar sin aleccionamiento moral el desamparo que se esconde tras las rutinas del conquistador en busca de nuevas y maduras valedoras (...) Su final sabotea las expectativas, confirmando el carácter no convencional del producto en su rechazo al happy end o a previsibles redenciones y dejando paso a una conclusión varios enteros más sincera y razonablemente más perdurable.
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