martes, marzo 16, 2010

Green Zone: Distrito protegido

La escritura visual de Greengrass empezó delimitándose al retrato de un contexto crítico de la realidad en United 93 (2006), título notable y plausible en su vocación reconstructiva de una parcela emborronada de la misma. Sin embargo, iba a encontrar sus mayores triunfos aplicando la misma en la dislocación del ya de por sí dislocado Jason Bourne, eximiéndole en la medida que la action movie lo permitía de las obligaciones políticas del escenario de la Guerra Fría, pero sin renunciar, necesariamente, a sus atmósferas (El mito de Bourne). La cumbre que suponía El ultimátum de Bourne, pues, hacía una incógnita del siguiente paso a dar por el realizador: que Green Zone: Distrito protegido aborde el Iraq de posguerra como marco del thriller de sello Greengrass, y la infructuosa búsqueda de las armas de destrucción masiva como premisa argumental, implica inmediatamente la voluntad del cineasta de volver al género más comprometido con la realidad de su tiempo; que lo haga con un Matt Damon que cambia el agente atormentado en busca de su identidad por el alférez incrédulo en busca de la verdad, demuestra que apenas sí se han introducido variables definitivas a la fórmula Bourne.
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