Viendo American Gangster, última película del siempre irregular Ridley Scott, la memoria llama a no pocas referencias. Escenas grabadas a través de la tradición del mejor cine de género, aquí el de los gangsters con su correspondiente ascensión, poder y decadencia consiguiente. La gran tradición que ha dado algunos de los mejores momentos del celuloide ha sido ahora continuada y sustentada por un director que ha vuelto a dar lo mejor de la calidad que atesora como cineasta y que, si antaño había sido incuestionable (Alien, Blade Runner, Gladiator), fue puesta en tela de juicio por los no pocos fiascos de los últimos años (La teniente O'Neil, El reino de los cielos y Un buen año). Scott vuelve a firmar una obra notable, una película que resulta difícil delimitar entre el cine de gangsters y el más puro policiaco, y que sin entrar en el club más selecto del cine negro, se erige como una firme continuadora del mismo.
Anunciada como un gran duelo entre sus dos grandes cabezas de cartel y no menos grandes actores, American Gangster contrapone dos historias paralelas que, por cierto, nunca son tangentes hasta alcanzar los minutos finales de la cinta. A un lado, Denzel Washington encarna a Frank Lucas, el primer gran gangster negro del celuloide, un capo del crimen al que observamos desde el momento en que hereda el trono de las calles de Nueva York a principios de los 70 tras la muerte de su jefe. En el otro lado, Russell Crowe es Richie Roberts, policía poco popular entre sus compañeros de departamento, de fundamentos éticos inapelables y obcecación por limpiar unas calles que nadie parece estar interesado en limpiar. Ambos ofrecen brillantes actuaciones, cargadas de matices que los convierten en dos figuras opuestas más que creíbles que acaban rubricando en un duelo interpretativo en el que las únicas armas son las enormes cualidades interpretativas de dos de los mejores intérpretes del panorama actual. Es por eso que, aunque American Gangster no ofrece nada que no se haya visto ya, solo por asistir a un intenso drama épico en el que Washington y Crowe despliegan su genialidad durante el casi 100% del metraje, habrá valido la pena ya.
Amén de sus dos protagonistas, la película de Ridley Scott pertenece a esa estirpe de dignas pertenecientes al policiaco y el negro que son capaces de retratar una sociedad y un tiempo con inusitada pasión. Las calles de Nueva York son para Scott lugares donde los gangsters quitan y perdonan la vida a sus anchas y los policías corruptos se pasean impunes por las aceras (a destacar el trabajo de un Josh Brolin que cada vez se deja ver más en pantalla). Un escenario cuidadosamente preparado por Scott en su empeño por hacer su gran película del género, un contexto en el que transcurren más de dos horas y media de metraje sin que el agotamiento se haga presa del espectador gracias a una controlada y bien propuesta alternancia entre los progresos de la investigación policíaca de Roberts, el crecimiento y amenazas del imperio de Lucas y los conflictos personales y familiares de ambos. Aderezada con una banda sonora que escucha la música de la época que nos traslada, desde Johnny Lee Hooker a un Bobby Womack que canta un tema que pertenece en la memoria de muchos a cierta azafata llamada Jackie Brown, Ridley Scott tampoco pierde la oportunidad de sostener parte de su extenso retrato de las fechorías y tramas corruptas ejecutadas tanto por unos como por otros con un trasfondo musical que ayuda tanto a revitalizar el ritmo narrativo en ciertos momentos como a un intento de marcar a fuego ciertos pasajes que acaba quedando, valga la redundancia, en un intento.
Y es que American Gangster no desprende una fuerza tan arrolladora como la que exhibieran otras compañeras de género (aunque un tanto injusta la comparación en cuanto a su pertenencia de género, no disfruta de momentos memorables que si encontrábamos en El padrino o en Uno de los nuestros) pero guarda una imagen para la retina que, a juicio de un servidor, no desmerece a ninguna de ellas. Frank Lucas, bajo el marco de la entrada a la iglesia contempla en el exterior una calle empapada de lluvia y totalmente ausente de tráfico. Coches patrulla cercan la calle a su espera y comprende que ha llegado el fin de cuanto era y poseía. La cámara, desde detrás de Washington, da un ligero paso hacia la derecha y allí, en la profundidad del plano y a pie de calle, está Richie Roberts esperándole. La disposición definitiva de un enfrentamiento pocas veces fue tan brillantemente reducida a un solo plano.
-----------------------------------------------------------------------------------Anunciada como un gran duelo entre sus dos grandes cabezas de cartel y no menos grandes actores, American Gangster contrapone dos historias paralelas que, por cierto, nunca son tangentes hasta alcanzar los minutos finales de la cinta. A un lado, Denzel Washington encarna a Frank Lucas, el primer gran gangster negro del celuloide, un capo del crimen al que observamos desde el momento en que hereda el trono de las calles de Nueva York a principios de los 70 tras la muerte de su jefe. En el otro lado, Russell Crowe es Richie Roberts, policía poco popular entre sus compañeros de departamento, de fundamentos éticos inapelables y obcecación por limpiar unas calles que nadie parece estar interesado en limpiar. Ambos ofrecen brillantes actuaciones, cargadas de matices que los convierten en dos figuras opuestas más que creíbles que acaban rubricando en un duelo interpretativo en el que las únicas armas son las enormes cualidades interpretativas de dos de los mejores intérpretes del panorama actual. Es por eso que, aunque American Gangster no ofrece nada que no se haya visto ya, solo por asistir a un intenso drama épico en el que Washington y Crowe despliegan su genialidad durante el casi 100% del metraje, habrá valido la pena ya.
Amén de sus dos protagonistas, la película de Ridley Scott pertenece a esa estirpe de dignas pertenecientes al policiaco y el negro que son capaces de retratar una sociedad y un tiempo con inusitada pasión. Las calles de Nueva York son para Scott lugares donde los gangsters quitan y perdonan la vida a sus anchas y los policías corruptos se pasean impunes por las aceras (a destacar el trabajo de un Josh Brolin que cada vez se deja ver más en pantalla). Un escenario cuidadosamente preparado por Scott en su empeño por hacer su gran película del género, un contexto en el que transcurren más de dos horas y media de metraje sin que el agotamiento se haga presa del espectador gracias a una controlada y bien propuesta alternancia entre los progresos de la investigación policíaca de Roberts, el crecimiento y amenazas del imperio de Lucas y los conflictos personales y familiares de ambos. Aderezada con una banda sonora que escucha la música de la época que nos traslada, desde Johnny Lee Hooker a un Bobby Womack que canta un tema que pertenece en la memoria de muchos a cierta azafata llamada Jackie Brown, Ridley Scott tampoco pierde la oportunidad de sostener parte de su extenso retrato de las fechorías y tramas corruptas ejecutadas tanto por unos como por otros con un trasfondo musical que ayuda tanto a revitalizar el ritmo narrativo en ciertos momentos como a un intento de marcar a fuego ciertos pasajes que acaba quedando, valga la redundancia, en un intento.
Y es que American Gangster no desprende una fuerza tan arrolladora como la que exhibieran otras compañeras de género (aunque un tanto injusta la comparación en cuanto a su pertenencia de género, no disfruta de momentos memorables que si encontrábamos en El padrino o en Uno de los nuestros) pero guarda una imagen para la retina que, a juicio de un servidor, no desmerece a ninguna de ellas. Frank Lucas, bajo el marco de la entrada a la iglesia contempla en el exterior una calle empapada de lluvia y totalmente ausente de tráfico. Coches patrulla cercan la calle a su espera y comprende que ha llegado el fin de cuanto era y poseía. La cámara, desde detrás de Washington, da un ligero paso hacia la derecha y allí, en la profundidad del plano y a pie de calle, está Richie Roberts esperándole. La disposición definitiva de un enfrentamiento pocas veces fue tan brillantemente reducida a un solo plano.
American Gangster. Estados Unidos. 2007. 157'.
Director: Ridley Scott.
Guión: Steven Zaillian.
Producción: Brian Grazer y Ridley Scott.
Fotografía: Harris Savides.
Montaje: Pietro Scalia.
Diseño de producción: Arthur Max.
Vestuario: Janty Yates.
Música: Marc Streitenfeld.
Intérpretes: Russell Crowe (Richie Roberts), Denzel Washington (Frank Lucas), Chiwetel Ejiofor (Huey Lucas), Cuba Gooding Jr. (Nicky Barnes), Josh Brolin (detective Trupo), Carla Gugino Laurie Roberts), John Hawkes (Freddie Spearman), Ted Levine (Lou Toback), Armand Assante (Dominic Cattano), Common (Turner Lucas), John Ortiz (Javier Rivera).
Puntuación: 7,5
Si quieres más...
http://www.labutaca.net/films/54/americangangster.htm (sobre la película)
http://www.miradas.net/2007/n69/actualidad/americangangster.html (crítica de la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3531.html (crítica de la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2548.html (sobre Ridley Scott)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1379.html (sobre Denzel Washington)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1564.html (sobre Russell Crowe)
http://en.wikipedia.org/wiki/Steven_Zaillian (sobre Steven Zaillian)
Vaya,me has pisado la idea de comentar la peli,así que lo hago aquí.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con la nota,aunque no del todo con los comentarios.
A mi juicio se trata de una película correcta,aunque no excepcional,cuyos principales atractivos son el personaje de Frank Lukas (que no se conforma con ser un gangster de tres al cuarto sino que aspira y consigue construir un auténtico imperio delictivo sobre las cenizas del de su predecesor, aprendiendo de sus aciertos y corrigiendo sus errores o deficiencias), la interpretación de Denzel Washington (impecable, como siempre) y un retrato de la sociedad estadounidense que te lleva a plantearte muchas cosas.
Hasta aquí, todo correcto.¿Cuáles son los puntos débiles de la cinta?El personaje de Richie (lo siento, pero no me cuadra esa mezcla de policía modelo, demasiado bueno para ser verdad, que, no obstante, y muy a su pesar, no logra dar la talla como padre y marido) y la interpretación de Crowe (vaya por delante que no he visto El dilema, pero siempre me parece que está interpretando el mismo personaje, sin que haya grandes matices que diferencien unos de otros) y, por supuesto, la resolución de la trama (el bueno gana al malo, aunque el malo no pierde del todo, ya que sólo pasa 15 años en la cárcel en lugar de los 70 a los que había sido condenado; en fin, un final demasiado americano).
Y aparte de todo lo dicho destacar, como ya haces tú, su más que acertada banda sonora: una auténtica delicia para los oídos fusionada perfectamente con las imágenes de la película.
Bueno, lo cierto es que no puedo estar más en desacuerdo en cuanto al final...
ResponderEliminarSPOILER:
...sobre todo porque el desenlace me parece cualquier cosa menos típicamente americano, no hay ningún gran enfrentamiento ni proceso judicial en el que prolongarse, sino un simple cara a cara en una habitación en el que duelo es nétamente dialéctico. Es más, aún dándote la razón en cuanto a que el bueno gana al malo, me parece que no deja de resultar un final de lo más irónico que sea gracias al propio Lukas que toda la red de corrupción sea desmantelada y que el propio Roberts acabe siendo el mismo abogado de Lukas.
En cuanto a Russell Crowe, yo sí creo que haya grandes diferencias entre sus personajes. Sólo hay que comparar el papel que tiene en esta película con el de LA Confidential. Dos policías completamente en las antípodas. A mí personalmente, me encanta el papel de policía que es una mezcla de honesto y pringao de American Gangster.
En cuanto a El Dilema, es una gran película y diría que posiblemente el papel de su vida, pero eso ya es otro tema.
P.D.: espero no haber estropeado el final a nadie.
El final me parece típicamente americano no sólo porque el bueno (que lucha solo contra un mundo lleno de corrupción) acaba saliéndose con la suya y limpiando toda la mierda que había en el cuerpo de policía; sino porque Lukas no termina de perder, ya que, al fin y al cabo, es el símbolo del sueño americano: alguien que desde la nada llega a lo más alto, incluso a través de medios ilegales.Al menos ésta es mi lectura del final de la peli.
ResponderEliminarPersonalmente creo que habría estado mucho mejor terminar con la escena de la detención, que tan acertadamente ponderas, ya que el cara a cara entre Denzel y Russell deja mucho que desear (siempre según mi humilde opinión).
Y cierto, se me había pasado la interpretación de Russell en LA Confidential, tan buena que nunca la asocio con él (incluso físicamente está muy distinto).
Como bien decís, la película correcta pero sin ser excepcional. Errores imperdonables como el hecho de que el abrigo sea lo que hace caer en picado su carrera, ya que es imposible con el retrato que nos ha hecho del personaje, que pueda caer en equivocación semejante, me da igual quién le haya regalado el abrigo.
ResponderEliminarAcaba igualando a los dos personajes al final con un plano medio con ambos sentados uno frente al otro, pero las reacciones y la colaboración diría yo "calurosa" de Frank con la policía, me parece hasta inverosimil, risas, aplausos... no se...
De todas formas, y entre los zurullos que pueblan las pantallas, de lo mejor ultimamente.
http://elmonoloco.wordpress.com