Cuando uno descubre el complejísimo espíritu de un musical de motivaciones tan góticas y oscuras como es Sweeney Todd: the demon barber of Fleet street, no es de extrañar señalar a Tim Burton como el cineasta más idóneo para tratar de hacer una adaptación que, en manos de otros, sería poco menos que una osadía. Sin embargo, el californiano ha demostrado por activa y por pasiva poseer una particular sensibilidad que conecta con mundos tan lúgubremente atípicos, complejamente morales, como el que presenta la obra original de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler.
Desde el principio Burton nos sumerge en ese extraño mundo con una facilidad que ya no asombra sabiendo de quién viene. Los créditos son, como fueran en Charlie y la fábrica de chocolate, un artesanal comienzo en el que intensa sangre de tono y textura exagerados salpica y es derramada por una larga serie de engranajes que regalan una pista de lo que está por venir. Esta obertura es, también, un aviso al espectador de que se encuentra ante un inminente cuento de terror en el que se ha disipado todo rastro de bondad que antaño ostentaran personajes del universo Burton, tales como el Edward Bloom de Big Fish (2003) o el mismo Eduardo Manostijeras. Para entendernos, Sweeney Todd sería la antítesis de este último: un ser cargado de odio y deseos de venganza que utiliza sus afiladas armas como instrumento para degollar todo cuello que se repose en el sillón de su barbería. En ese sentido, la obra de Burton se desvela notablemente pesimista y cruel, presentando un héroe condenado a la infelicidad y cuya sangrienta búsqueda de venganza acaba consumiéndole hasta escribir su propio final. Johnny Depp ha conseguido hacer de tan trágico personaje la que es, con certeza, la más soberbia interpretación en la carrera de un actor que nos ha acostumbrado a señalarlo como uno de los más talentosos de su generación. Nunca antes Depp mostró en una caracterización tan inquietantes maneras y tan escalofriante mirada, nunca tan sobrecogedor reflejo del dolor y la ira en los oscuros ojos de un personaje que rápidamente ha ganado una poderosa entidad propia en el imaginario visual del cine reciente. A su sombra, Helena Bonham Carter es casi misóginamente relegada a su mero reflejo femenino, una desencantada y nada impresionable pastelera que formará sociedad y matrimonio con el inescrutable, insensible Sweeney Todd.
Sweeney Todd: el barbero diabólico de la calle Fleet es un cuento gótico firmado por una mano maestra que encuentra, en este material, la adecuada base para generar su obra maestra definitiva. Burton genera para ella un Londres memorablemente siniestro, urbe de lo sucio y lo lúgubre que establece un estado de ánimo rubricado por un Poe moderno. Desde el desembarque de Todd en la ciudad, una elaboradísima estética del horror contagia cada callejón, cada esquina en la que vemos corretear ratas entre la basura, mendigos moribundos y vagabundos entre la podredumbre. En una nerviosa secuencia que rubrica la introducción y revela algo de ese espíritu casi enfermizo que reside en la película de Burton, una cámara vertiginosa se introduce en esas calles al ritmo frenético del la enervante música de Sondheim. Una descarga de adrenalina y horror suficientemente efectiva para introducir al espectador en un pesadillesco submundo, deteniéndose en algunos de sus recovecos antes de llegar al destino final: la vieja barbería de la calle Fleet. Si bien el impacto de la secuencia es demoledor, es imposible dejar de destacar una sola escena en el resto del metraje que no impresione por su impecable, sobrecogedora factura visual. En el cine, pocas ciudades se guardan en la memoria como este Londres extraído del más oscuro rincón del subconsciente y construido en la pantalla por alguien que sabe exactamente cómo contarnos su cuento de terror más personal.
Y pese a presentarse como visualmente impecable y magistralmente dirigida e integrada en el universo propio de su creador, Sweeney Todd: el barbero diabólico de la calle Fleet encuentra su mayor handicap en la propia naturaleza de la obra en la que se basa. El libreto de Sondheim no se desvela como un musical fácilmente digerible, sino más bien en las coordenadas de una tragedia en operística tesitura. Esto hace que, en su traslado a la pantalla, los números musicales apenas se sucedan sin descanso y caigan, en ocasiones, en una recurrencia excesiva que podría haberse evitado (los cantos del joven Anthony a Johanna, su amada e hija de Todd, acaban por volverse repetitivos e innecesarios). Esto no es óbice para reconocer que en una dura lucha interna entre la película de Burton y la difícil obra original, el director sale más que airoso en su adaptación y logra una película de constante y deliberado carácter macabro que sus acérrimos disfrutarán en sus dos horas de duración pero que, por contra, adolece del calado y los momentos memorables que otras tantas obras en su filmografía regalaron. La historia se revela, en su tramo final, limitada, y da con sus huesos en una conclusión del todo dispersa, descuidada, en la que los personajes van y vienen hasta hallar un destino fatal sin la sorpresa que se presumía. Muy lejos de aquella sincera despedida con la que acababa Big Fish o el inevitable y triste retiro de Eduardo Manostijeras a su castillo, finales que rubricaban y agrandaban de sobremanera la valía de la obra.
Con todo, es de recibo señalar una escena que destaca y se eleva como el momento en que el espectador es llevado hasta un estado de involuntaria empatía con Sweeney Todd, una escena cumbre en la que su ira y su rabia son las nuestras: Sweeney baja a la calle navaja en mano y entona un canto violento, iracundo dirigido a los impasibles viandantes. Corta el aire, grita con voz estruendosa y reclama su venganza. La mejor carta de presentación posible para este personaje maldito que Burton ha adoptado con la honesta intención de recalar, una vez más, en nuestros miedos más profundos.
Sweeney Todd: the demon barber of Fleet street. Estados Unidos. 2007. 116'.
Director: Tim Burton.
Guión: John Logan; basado en el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler.
Música: Stephen Sondheim.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Chris Lebenzon.
Diseño de producción: Dante Ferretti.
Vestuario: Colleen Atwood.
Producción: Richard D. Zanuck, Walter F. Parkes, Laurie MacDonald y John Logan.
Intérpretes: Johnny Depp (Benjamin Barker/Sweeney Todd), Helena Bonham Carter (Sra. Lovett), Alan Rickman (juez Turpin), Timothy Spall (Beadle), Sacha Baron Cohen (Pirelli), Jamie Campbell Bower (Anthony), Laura Michele Kelly (Lucy), Jayne Wisener (Johanna), Edward Sanders (Toby).
Puntuación: 7,5
Encuentra la calle Fleet...
http://www.labutaca.net/films/59/sweeneytodd.php (sobre la película)
http://www.sweeneytoddmovie.com/ (web oficial)
http://wwws.warnerbros.es/sweeneytodd/ (web oficial España)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1809.html (sobre Tim Burton)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1863.html (sobre Johnny Depp)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/modules.php?name=News&file=article&sid=1421 (sobre Helena Bonham-Carter)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1317.html (sobre Alan Rickman)
http://en.wikipedia.org/wiki/Sweeney_Todd_%28musical%29 (sobre el musical original, en inglés)
Gonzov83 dice...
ResponderEliminarLa vi ayer con un amigo, y al salir no sabiamos como describirla... al final nos aparecio la palabra: Macabra
La pelicula me gusto bastante (he de reconocer que disfruto con los musicales y mas con las peliculas de Burton) no obstante siendo el tema que trata como has dicho... sali de la sala con una sensacion rara... peli con mucha sangre al mas puro estilo gore... pero sin ser eso...
Pelicula dificil de definir, que aunque a mi gusto de las mas flojas de Burton, entretiene y gusta.
Destaco a Sacha Baron Cohen (actor que me encanta) y a Johnny que se desenvuelve genial cantando y que pone un acento ingles en su version original que me ha hecho olvidar al petardazo de Jack Sparrow sobreactuado de su "Piratas del caribe en el fin del mundo"
Bueno, es que lo de las dos secuelas de "Piratas del Caribe" es una cosa pasada de vueltas que no hay por donde cogerla.. Por lo demás, coincido en que no es la película que más me gusta de Burton, si bien al principio tenía la creciente impresión de que iba a ser así. Como dices, es difícil describirla, es difícil de explicarla y es aún más difícil de contar. Por eso creo en el enorme mérito de Burton inscribiendo un musical de esta clase en su cine, aunque no sea de mis preferidas. Creo que "Ed Wood" y "Sleepy Hollow" ocuparían ese lugar. Para mí son películas irrepetibles.
ResponderEliminarBueno,por fin he conseguido verla y la verdad es que me ha decepcionado un poco; sobre todo lo de la sangre, que parecía sacada de un bote de Titanlux, y, en general la peli en sí. Quiero decir que la música me ha parecido buena y la historia molaba, pero no ha terminado de convencerme el desarrollo que le ha dado Burton. Claro que tampoco me convenció Sleepy Hollow (el corto de Disney siempre me ha parecido mucho mejor). Pero vamos, que una peli floja de Burton es mucho mejor que una buena de otros muchos directores. Y Helena Bonham Carter estaba magnífica. Depp quizá un poco pasao de vueltas. Johanna parecía una muñeca de porcelana y tenía una voz de pito insoportable. Ahora, que el descubrimiento del niño que hace de Toby me ha parecido genial.
ResponderEliminarA mí precisamente lo de la sangre es de lo que más me gustó. La textura y el color son intencionadamente exagerados, es una sangre completamente irreal y presuntamente artesanal. En cuanto al desarrollo de la historia... yo lo resumiría con que se le va de las manos en los minutos finales. Me da la sensación de que no ha sabido acabarla y que el final era de lo más disperso... Eso sí, para mí Johnny Depp está completamente impecable y llegó a contagiarme de ira en la escena que describo en el último párrafo.
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