domingo, enero 31, 2010

La pulsión homoerótica en "El salario del miedo"

A propósito de la obra maestra en Clouzot, en el número 9 (enero) de L' Atalante. Revista de estudios cinematográficos, ya en sus puntos de venta. 

Que el cine, como medio o arte, sea la forma de expresión sobre la que mejor dibujamos nuestra nostalgia también tiene que ver con el deseo. No es ni mucho menos descabellado entender la experiencia en la sala oscura tal y como la entendiera Federico Fellini en su día, como onanismo coral en La ciudad de las mujeres (La città delle donne, 1980) o como escenario de —frustrada— iniciación sexual en Amarcord (1973). Desde sus orígenes, el celuloide ha hablado en nombre de nuestros deseos, los ha generado y también los ha repelido, los ha hecho extraños a nuestros ojos al igual que los ha hecho oficiales y compartidos. La pantalla es el único lugar donde el casado puede ser adúltero sin miedo a las represalias, donde el púber puede acceder a los secretos de la adultez: es el lugar donde se transparentan, conjugan y subvierten nuestros deseos.
En este contrato tácito, quizá sea la homosexualidad la última en ser confesada, pero no por ello está menos presente frente al predominante modelo representativo que más adelante exploraremos. El homoerotismo, el deseo sexual entre dos personas del mismo sexo, puede rastrearse también bajo diversos cifrados en el mainstream o en el cine de género más aceptado dentro del clasicismo cinematográfico. El cineasta francés Henri-Georges Clouzot fue quizá el único director capaz de igualar los logros de Alfred Hitchcock en el ejercicio del suspense. Como Hitchcock, Clouzot revelaba en sus películas su fascinación por el potencial asesino que hay en todo individuo; y como Hitchcock, y atendiendo al comentario de Fiona Watson (2005), Clouzot gustaba de proponer relaciones poco convencionales entre sus personajes. El salario del miedo (Le salaire de la peur, 1953), una de sus obras más celebradas, da muestras fehacientes de esto último y está recorrida por la pulsión homoerótica, siempre subyacente entre sus protagonistas. El objetivo de este artículo no es otro que el de desgranar el modo en que se constituye dicha pulsión y someter a análisis las representaciones de la masculinidad en el filme de Clouzot a partir de algunas de las teorías más relevantes al respecto.
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