martes, mayo 24, 2011

Los Soprano en cinco tiempos. O cómo aprendí a dejar de preocuparme y empezar a amar al gángster

«Todo queda sintetizado en la elección de un tema que es un gran éxito. Mientras esperamos algo, un desenlace fatal, Tony busca una canción que va a ser la banda sonora deseada para la reconciliación familiar» (CASTRO FLÓREZ, 2009: 142-143). Tal vez sólo sea eso. Tal vez Los Soprano se esté despidiendo con uno de sus grandes éxitos familiares, uno de esos momentos en los que la armonía reconcilia de nuevo a los cuatro componentes de esa familia. En definitiva, la estampa feliz como despedida, pese a que en el fondo sabemos que nada cambiará demasiado y que sus personajes volverán, como siempre han hecho, a sus cauces habituales, sobre todo un Tony, que, intuimos, volverá a engañar a su esposa, tendrá más ataques de pánico y se enfrentará a nuevas hostilidades en su trabajo. Nosotros, en cambio, preferimos quedarnos con los buenos momentos, tal y como él sugirió una vez. Precisamente, aquellos que mejor simbolizan los grandes éxitos. Como la canción de Journey. 
CASTRO FLÓREZ, Fernando (2009). «Have a nice day. “Plus obscure aspiration à la mort”: consideraciones para-psicoanalíticas sobre el “final” de Los Soprano». En: VV.AA. 2009. Los Soprano forever. Antimanual de una serie de culto. Madrid: Errata naturae.

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