lunes, febrero 20, 2006

Funny Games

Posted by Picasa


La ironía brutal que pone el título a la película de Haneke es el primero de los motivos para enfrentarse a ella con una óptica diferente. Esto es, desde la reflexión, la observación y la convicción de que se está a punto de ver una de esas películas que marcan, a sabiendas de que esos "juegos divertidos" son muchas cosas, pero en ningún caso divertidos. Cuando los fotogramas retenidos en la memoria de la persona y la escalofriante sensación de incomodidad ante una potencial situación de peligro se instalan en ella más allá de la algo más de hora y media de película, uno puede estar seguro de que el impacto cinematográfico de la misma es mayor del que podía esperar.

Puede sonar a tópico comparativo, pero es más que cierto que cuando vemos, hablamos, o incluso escribimos de Funny Games es inevitable pensar en La naranja mecánica. De alguna forma, ambas películas logran romper con la tranquilidad del espectador y exponen la conciencia del mismo a la serie de salvajes actos de sus protagonistas contra el orden social, el status quo que es quebrantado en dosis desmedidas de violencia. La película de Kubrick fue un hito demoledor, de esos que pasaran décadas y décadas de cine sin que pierda su capacidad de horrorizar, sorprender o transgredir, y que sigue siendo un ejemplo más que dejó el maestro de cómo hacer una película (casi) perfecta. 30 años de censura en Reino Unido y la carrera al traste de Malcolm MacDowell, su brillante protagonista, sólo sirvieron para alimentar su mito. Funny Games es La naranja mecánica de los 90, no me cabe ninguna duda. Y lo digo consciente de sus diferencias notables; lo digo pensando en la novena sinfonía de Beethoven y la siniestra sonrisa de MacDowell; lo digo pensando en la calma inusitada de Arno Frisch, el psicópata más escalofriantemente amable que un servidor ha conocido; lo digo, incapaz de olvidar la imagen de una televisión ensangrentada o la de un niño con una bolsa en la cabeza que apenas le deja respirar.
Haneke no descubre nada que no sepamos. No hurga en los motivos de la extrema violencia, no busca las razones ("¿por qué?", pregunta el padre de família; "¿por qué no? le responde el psicótico Paul), pero hace indigeribles las muertes que vemos por doquier y de forma contínua sin que la vida tenga ningun valor en tantas y tantas películas. Para ello, se sabe más que capaz de provocar la incomodida más extrema en el espectador desde la primera escena: en ella, la familia va en el coche camino a su chaletito de los fines de semana jugando a adivinar óperas (¿otra ironía del título?), cuando de repente irrumpen los créditos con una música atronadora, grunge extremo que resulta absolutamente irritante para los oídos. Poca música más oiremos a partir de ahí, porque precisamente una de las armas preferidas de Haneke será la total ausencia de música incidental, dejando en su lugar protagonismo a largos silencios o insoportables gritos de dolor y rabia.

La sensación de horror, de peligro, de agobio que le invade a uno cuando ve Funny Games tiene doble valor cuando en una maniobra de transgresión y de habilidad cinematográfica, Haneke es capaz de provocarla sin mostrar de forma directa al espectador los actos de mutilación, acuchillamiento, y asesinato que forman parte de los juegos. La cámara se encuentra, en esos momentos, enfocando como Arno Frisch está en la cocina preparándose un tentempié o fijando el plano sobre una Anna que asiste horrorizada y amordazada a las torturas aplicadas sobre su marido. La violencia sigue siendo insoportable hasta lo indecible, presente pero no expuesta, y acompañada por largos planos (incluso demasiado) que muestran de forma indirecta las desoladoras consecuencias emocionales que han resultado de esos actos. A todo esto hay que sumarle la ruptura de los esquemas clásicos cinematográficos que Haneke desempeña haciendo que el mismo Frisch se dirija al espectador en ocasiones o que, en un momento determinado, cuando se produce un brote de heroísmo fuera de lugar en su guión de horror y muerte, este coja el mando a distancia y se encargue de rebobinar la cinta para inflijir el castigo correspondiente.

Una gran experiencia visual que induce al espectador a una reflexión posterior sobre su mensaje. La crudeza e inseguridad transmitida por Funny Games obliga a recordar el absurdo de la violencia y a poner de manifiesto su instalación en la cuna de la sociedad del bienestar, irrumpiendo en brotes aislados pero alarmantes que, como un ciclón, acaba destrozando lo que encuentran a su paso. Toda una invitación a destapar miedos y asistir a la ruptura del orden, de la monotonía burguesa destrozada en mil pedazos por la visita inesperada de dos jóvenes amables e inofensivos que solo querían un par de huevos. Una invitación para la que ganas y estómago se necesitan.
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Funny Games. Austria. 1997. 108'.
Director: Michael Haneke.
Guión: Michael Haneke.
Música: Georg Friedrich Haendel, Pietro Mascagni, Wolfgang Amadeus Mozart y John Zorn.
Fotografía: Jürgen Jürges.
Montaje: Andreas Prochaska.
Intérpretes: Susanne Lothar (Anna), Ulrich Mühe (Georg), Arno Frisch (Paul), Frank Giering (Peter), Stephan Clapcynski (Schorschi), Doris Kunstmann (Gerda), Christoph Bantzer (Fred), Wolfgang Glück (Robert), Susanne Meneghel (Gerda Schwester), Monika Zallinger (Eva).
Puntuación: 9
Para seguir jugando, pincha por aquí...
http://www.elcultural.es/HTML/20040520/Cine/CINE9593.asp (entrevista MUY INTERESANTE a Haneke)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ké pasa, ke el niño es muy feo o ké?? (el de la foto)

Jordi Revert dijo...

Uy, no lo sabes tú bien...

Anónimo dijo...

Era del Ku Klux Klan, que no teneis ni idea, que poco rigor historico...

(soy aguilo, pero el blog este no me deja poner nick)

Luke dijo...

Aguiló, ya puedes poner acentos tío...

Anónimo dijo...

Eh eh, ahora estoy recuperando la "ñ" en mi escritura. Todo a su tiempo...

P.D. - Por qué el puto blog no me deja poner el nick??

Jordi Revert dijo...

Porque lo tienes que tratar con más cariño...

P.D.: No sé, debería...

manel dijo...

Desde mi punto de vista Funny Games es una patada en toda la cara. Tuve la suerte de verla por primera vez sin ningún tipo de comentario que desvelase el final y bueno ya en los primeros plano me olía que aquello no iba a acabar muy bien. Como tu bien dices ese cambio de Heändel al Grunge no nos inspira mucha "confianza".

Creo que para entender mejor Funny Games se debe de haber visto con prioridad El Video de Benny. Este film nos hubica en la adolescencia de un chaval que tiene una "experiencia" con la violencia. Pienso que no por casualidad es Arno Frisch quien lo interpreta. Es su primera película y si se puede decir brilla más que en Funny Games (y ya es decir). Cinco años después Haneke rueda Funny Games y Arno Frisch retoma el papel que engendró en El Video de Benny. Si ponemos en contacto ambas películas se pone aún más de manifiesto esa falta de necesidad para practicar la violencia que "creo modestamente" que defiende Haneke. Cuando se habla de este director no podemos hablar a ciencia cierta.

El pro que yo resaltaría de esta película es esa capacidad que tiene hoy en día de aterrorizarnos, sorprendernos y por qué no, machacarnos.

El contra que le veo son los diálogos a cámara. He de reconocer que están muy logrados, pero no me gustan. Es una manía personal.

PD: la entrevista que resaltas en tus links dice mucho de Haneke. Un tipo listo ehhh....

manel dijo...

He escrito ubicar con "H"... perdón por dañaros la vista.

:$

Jordi Revert dijo...

Pues sí, un tipo listo. Me gusta mucho lo que dice sobre la ciencia-ficción o sobre lo del apocalipsis, pero cuando dice que trata de hacer el cine más objetivo posible, intentando que su visión no influya en el espectador... eso es más discutible. En el momento haces cine estás mostrando una visión, creo... Por cierto, me sorprende lo que dices de Arno Frisch, porque la verdad es que me es imposible imaginármelo mejor que en Funny Games, tendré que ver El vídeo de Benny, pero esa última mirada de Frisch en el último plano de la peli es... ¿cómo lo diría? Perturbadora.

manel dijo...

Muy perturbadora, sin duda alguna. Por lo menos he conseguido picarte la curiosidad para que veas El Video de Benny. Tampoco te dejará indiferente. Es alucinante como Haneke trata la violencia. No recuerdo un planteamiento así en otro director. Además en todos los films suyos que he visto la violencia es el hilo central.

Creo que es un maestro.