sábado, julio 08, 2006

Momentos de cine (III): París, Texas

Quién es y de dónde viene ya no importa tanto. Travis transmitía con silencios y miradas lo que otros no pudieron con cientos de palabras. Años de desierto texano y soledad han curtido a un hombre poseedor del terrible secreto que no se siente obligado a confesar, ni siquiera a sus más allegados, ni siquiera al hijo que le espera y al que apenas conoció. Y así sea en ese viaje a ninguna parte, en esa travesía nacida de la filosofía de Wenders y Shepard que a veces resulta tan próxima, tan cercana, que asusta. París, Texas es la historia de una desilusión, la de un hombre que no busca su lugar en el mundo, sino que lo perdió hace tiempo, desapareciendo y alejándose de todo aquello que le causó dolor en su pasado. Cuando Travis es rescatado por su hermano de en medio de ninguna parte, ya sabemos que ese hombre poco o nada se parece al que fue en el pasado. Y no hacen falta flashbacks ni retrospecciones, concesiones progresivas a lo largo del film ni pistas. Hablan los silencios, hablan las miradas del impresionante Harry Dean Stanton (Travis), lo hace también la fotografía de Robby Müller, capaz de embellecer hasta el más inhóspito paraje de Texas, lo hace la guitarra sentida e impresionante de Ry Cooder.

París es la primera palabra que saldrá de su boca. Unos segundos después vendrá Texas. Un recuerdo, un pequeño lugar en el mundo, una parcela retratada en una vieja foto, una ilusión tan efímera como la del nombre que invoca la ciudad de las luces para luego caer en la desolación y aspereza del desierto. Lo demás, no lo sabemos hasta el demoledor final que nos depara Wenders. Travis y Hunter, padre e hijo viajan a Houston en busca de la esposa y madre perdida. Y la encuentran. Travis entra en esa cabina del prostíbulo y se sienta frente al cristal tras el que la puede ver a ella, hermosa pero triste. Ella no le ve, él sí la ve a ella. Travis reflexiona un segundo y decide sentarse de espaldas a ella. Ahora él tampoco la ve, y sin embargo, está justo ahí, como siempre estuvo. Tan cerca, y tan lejos. Como París... y Texas.



5 comentarios:

manel dijo...

Has tocado la se podría decir que es una de las películas que más admiro.

El arranque del film me parece sublime. Es directo, sencillo, brillante... Muy complicado y específico a la vez.

La historia te absorbe a la vez que te incomoda la situación de travis y todo lo que vas descubriendo a su alrededor.

Tiene elementos de gran calidad. Recuerdo la secuencia en la que Travis limpia todos los zapatos de la casa me parece brutal y es unos de los mejores recursos para caracterizar un personaje sin que salga de su boca algo como "me siento..." Esto es mucho más difícil de lo que parece.

Jordi Revert dijo...

Pues sí. Es un personaje increíblemente bien definido, que transmite muchísimo sin decir palabra prácticamente el primer tercio de película.

Buenísima la película, de esas de las que no se olvidan por mucho tiempo y donde cada plano, cada momento está no solo cuidado, sino mimado al detalle. En el momento vi esta escena me pareció increíble y, por lo tanto, ideal para elegirla como uno de esos momentos de cine que no se te olvidan ya. Habrá que ver más cosas de Wenders.

manel dijo...

Uy!! No conoces a Wenders!!

Te recomiendo: El Amigo Americano, El Cielo sobre Berlín, Alicia y las Ciudades, Buena Vista Club Social...

Jordi Revert dijo...

En persona no :p, pero hace tiempo que quiero ver muchas de sus películas. Por alguna había que empezar, pero también quería echarle un vistazo a Million Dollar Hotel, El cielo sobre Berlín y Buena Vista Club Social...

manel dijo...

Million Dollar Hotel es interesante pero ni punto de comparación con sus anteriores films. Ahora espero ansioso el estreno de "Don't Come Knocking".