sábado, enero 12, 2008

Momentos de cine (XI): Gold Diggers (1933)


Durante los nefastos años de la Gran Depresión el musical de Hollywood vivió su época dorada, regalando al mundo algunos de los mejores ejemplos del género. El musical no era tanto una vía de escape a los tremebundos problemas de la sociedad norteamericana (que también) sino un recurso inestimable para politizar, sexualizar el complejo mundo en el que se inscribía y dar voz a los marginados (actores negros como los hermanos Fayard y Harold Nicholas disfrutaron entonces de una excelencia que les era denegada fuera de la pantalla) siempre bajo la inquisidora mirada de una industria redefinida bajo los términos del Código Hays.

En 1933 Mervin LeRoy hizo de Gold Diggers uno de los musicales más grandes de la historia. Segundo musical de una saga homónima iniciada por Warner Brothers y cuyas tres películas fueron respectivamente estrenadas en 1929, 1933 y 1935, LeRoy no perdió la oportunidad de rubricar su película con un número de proporciones tan inmensas como lo era su calado social. Tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, miles de veteranos del conflicto se vieron en la calle, sin reconocimiento ni trabajo alguno y a las puertas de una crisis económica que acabaría por hundir el país en la miseria. En 1932 los veteranos iniciaron en Washington la llamada "The Bonus March", la cual acabó con los marchantes siendo sofocados por el cuerpo militar bajo las órdenes del presidente Hoover. Humillados y olvidados durante más de una década, sólo tuvieron que esperar un año para que fuera el cine el que se acordara de ellos y Joan Blondell cantara y demandara su recuerdo. "Remember my forgotten man..."

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