Si algo sigue demostrando Álex de la Iglesia es su enorme capacidad para saltar de un género a otro, su constante renovación temática, su atrevimiento al abordar nada menos que un western en 800 balas (2002), o una comedia negra emplazada en un vecindario compuesto de desquiciados psicópatas tras el dinero en La comunidad (2000). Ahora, tras Crimen ferpecto (2004) y La habitación del niño (2006), primera de una serie de películas para la televisión bajo el sugerente título de Películas para no dormir, el bilbaíno se atreve con la adaptación de Los crímenes de Oxford, novela homónima del argentino Guillermo Martínez que, como bien indica en su título, propone una trama de misterio y crímenes en la prestigiosa ciudad universitaria.
De paso, de la Iglesa se desquita de aquella negativa de Clint Eastwood a aparecer en las últimas escenas de 800 balas y se dado el gustazo de trabajar con el mismísimo hombre elefante, el veterano John Hurt que aquí desempeña el papel de Arthur Seldom, brillante profesor de la universidad británica a quien Martin, estudiante universitario (Elijah Wood) quiere pedir supervisión en su tesis. La historia toma el cuerpo de clásica historia de crímenes en cuanto la anciana Mrs. Eagleton, amiga de Seldom y casera de Martin, aparece asesinada y todo parece indicar que sólo es la primera de una serie que parece responder a una serie matemática, un acertijo con el que poner a prueba la cacareada e intocable inteligencia de Seldom, un juego de cárices tan intelectuales como macabros. Los crímenes de Oxford es una de esas historias en las que uno busca el asesino constantemente, sospecha de unos, otros y no es por casualidad que todos los personajes, en algún momento de la historia, le parezcan culpables. Es la intención de Guillermo Martínez via Álex de la Iglesia proponer una narrativa clásica de juegos detectivescos que dirija nuestra sospecha desde los primeros compases. En ese sentido y paradójicamente, Los crímenes de Oxford no engaña a nadie y no le preocupa disimular una excusa para iniciar su cadena de misterios que a los diez minutos ha sido olvidada por todos (incluso al mismo Martin se le ha olvidado lo de la tesis para entonces) o que sean ese profesor y alumno los que decidan, desde el primero de los crímenes y en voz alta, que es su responsabilidad resolver el macabro juego al que les ha sido invitados a jugar. Si queremos ser parte del mismo, debemos obviar ciertas licencias que a veces parecen venir de serie en películas como esta y limitar nuestra preocupación tanto a no perdernos en la marea filosófica-matemática que arrastra y, obviamente, como a encontrar al asesino de marras.
Lo que se esconde tras Los crímenes de Oxford es una sencilla trama ingeniosamente adornada aunque con defectos de forma. Los primeros minutos de la película, aquellos que corresponden al asentamiento de Martin en Oxford, están envueltos por un aura de anti naturalidad en sus encuentros y desencuentros, en unos diálogos de lo más improbables que pueden llegar a incomodar al espectador. Ejemplo: Martin juega al squash en una pista que ha llenado de cruces pintadas con la intención de calcular trayectorias y patrones de juego. La despampanante chica de gimnasio (despampanante Leonor Watling), entra curiosa y mantienen una conversación de lo más marciana que acaba resultando en una partida agotadora y ellos dos en el suelo de la pista a punto de comerse mutuamente. Después comprobaremos como la película de Álex de la Iglesia se preocupa por armarse de una buena retahíla de diálogos en los que poder citar a matemáticos, filósofos y teóricos varios con mayor o menor incumbencia, olvidando bajo una gruesa capa verbal el verdadero interés que reside en la película, este es, su clásica y sencilla pregunta de quién es el asesino. No faltan a la hora de despistar al espectador en ese juego los secundarios de importancia insignificante que luego resulta no serla tanto, personajes tangentes propios de un capítulo de Se ha escrito un crimen que vagan por Oxford, entremezclándose con los verdaderos protagonistas y difundiendo la duda entre la platea. Entre los mayores logros de la película de de la Iglesia, se encuentra el haber sabido integrarlos en un plano secuencia que precede al primer asesinato y en el que la cámara va fijándose en la trayectoria, acciones y gestos de varios de ellos por las calles de Oxford, cambiando de uno a otro a medida sus pasos se cruzan, entran o salen de la biblioteca o uno pasa en bicicleta por debajo del mismo puente que acaba de ser atravesado por el otro. El plano, ejemplo de planificación, finaliza en el momento la cámara entra por la ventana para descubrirnos el cadáver de Mrs. Eagleton. Esta, una de las mejores escenas que uno puede encontrar en la cinta, funciona no en menor parte por la acertada música de Roque Baños (perfectamente adecuada a los motivos de la película) y a su habilidad para conjugarse con el tono de la película, eminentemente clasicista, que sólo desemboca en un mayor dinamismo hacia el final de la película correspondiendo a la escena de más acción de la misma.
En resumidas cuentas se trata de un producto que cumple plenamente sus expectativas y parcialmente las nuestras. Su reparto hace más atractiva una historia que ya de por sí lo es, aunque la película acaba ofreciendo resultados desiguales en ambos campos: mientras que John Hurt está excelente, Elijah Wood, aún cumpliendo, se encuentra ciertamente limitado para abordar el dramatismo que requieren algunas escenas. Mejor parada sale una Leonor Watling que no se empequeñece en un reparto de tal talla y que, por cierto, aparece exuberantemente atractiva, protagonizando un plano que bien podría servir las fantasías sexuales de más de un espectador. Álex de la Iglesia ha vuelto a demostrar su solvencia tras la cámara, aún abandonando su gusto por un humor negro que mira a crímenes de tonos amarillos, en favor de una historia de coordenadas más clásicas que mira los crímenes desde la distancia, que se inscribe en las convenciones del género y las cumple religiosamente para ofrecer cerca de dos horas de interesante, que no apasionante, cine de género.
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The Oxford murders. España y Francia. 2007. 110'.
Director: Álex de la Iglesia.
Guión: Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría; basado en la novela de Guillermo Martínez.
Fotografía: Kiko de la Rica.
Música: Roque Baños.
Montaje: Alejandro Lázaro.
Productor: Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky, Alvaro Augustín, Kevin Loader, Frank Ribiere y Verane Frediani.
Intérpretes: Elijah Wood (Martin), John Hurt (Arthur Seldom), Leonor Watling (Lorna), Julie Cox (Beth), Anna Massey (Mrs. Eagleton).
Puntuación: 6
Sigue la pista...
http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/delaiglesia/oxford/ (web oficial)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/modules.php?name=News&file=article&sid=1388 (sobre Elijah Wood)
http://en.wikipedia.org/wiki/John_Hurt (sobre John Hurt, en inglés)
http://en.wikipedia.org/wiki/Leonor_Watling (sobre Leonor Watling, en inglés)
http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/delaiglesia/ing/home.htm (web de Álex de la Iglesia)
http://www.youtube.com/watch?v=TFei3-I5Zcw&feature=related (reportaje sobre la película y entrevistas varias, en catalán [parte 1])
http://www.youtube.com/watch?v=a6RbGZzorbg&NR=1 (reportaje sobre la película y entrevistas varias, en catalán [parte 2])