jueves, diciembre 17, 2009

Algo pasa en Hollywood




Algo pasa en Hollywood se intuye, desde el principio, impregnada de cierta condescendencia que impide ir más allá de la mera colleja. El paso más allá que Barry Levinson se atrevió a dar en la conclusión de Cortina de humo (1997) aquí es rectificado en favor de una versión más amable, apenas una mirada de soslayo que encuentra su metáfora más significativa en el plano final, o lo que es lo mismo, en los márgenes de la foto de Vanity Fair de los 30 productores más influyentes de Hollywood. El experimentado pero casi siempre impersonal cineasta demuestra falta de agallas y benevolencia suma (...) Ante la ausencia de vitriolo, ante la nula vocación ofensiva de Levinson aquí, Algo pasa en Hollywood se revela más dispuesta a ser más un golpecito en el codo y una sonrisa cómplice entre dos mandamases de la industria que un sangrante ejercicio de autocrítica.

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