Desde Omaha hasta Hawai, el cine de Alexander Payne impulsa a sus protagonistas a recorridos por la tierra (des)conocida, itinerarios que parten de un punto de no retorno en la vida de éstos y que les conduce por un camino de autoconocimiento en un mundo del que apenas saben ya. Los descendientes, marca una nueva repetición de ese esquema esencial en su filmografía, al tiempo que alcanza la maduración del discurso asentado sobre un estilo del que quizá sólo el director de Entre copas (Sideways) (2004) es capaz de abordar en el cine norteamericano actual: la indistinguible, imposible comunión entre la comedia y el drama —o la disolución de la primera en la segunda, o viceversa—, que invita al espectador a entender que una cosa no es posible sin la otra, como si Payne no estuviera descubriendo en cada ruta las contradicciones de la condición humana, sino que ya estuviera de vuelta de éstas.Leer crítica completa en LaButaca.net
En la imagen: Fotograma de Los descendientes, película distribuida en España por Hispano Foxfilm © 2011 Fox Searchlight Pictures y Ad Hominem Enterprises. Todos los derechos reservados.
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