viernes, mayo 12, 2006

Momentos de cine (II): Mulholland drive

Mulholland drive tiene todos los números para ser el clásico incomprendido de este siglo que empieza. David Lynch hizo de ella la más peligrosa incursión jamás realizada por el cine en el mundo de las pesadillas y la mente humana. Todo el que se enfrenta a ella corre el riesgo de una confrontación onírica en la que puede toparse con pesadillas que le asfixien y le hagan desear por momentos apretar el botón de Stop. La controversia generada por la película de Lynch no ha sido poca y seguirá siendo harto prolongada... ¿Obra maestra o bodrio infumable?¿Telaraña de elaboración exquisita o cúmulo de imágenes sin sentido? Si hay una película que se haya ganado casi la totalidad de los adjetivos existentes es esta. A los que nos fascina esta pesadilla devastadora que trasciende más allá del término película, hay un buen puñado de escenas, miradas y momentos que por suerte o castigo, se volvieron para un servidor imborrables desde su primer visionado . Como un instrumento de tortura que te marca y deja cicatriz es la cena en la que Diane observa horrizada y llora la realidad que le rodea. Insoportable y dolorosa, como una buena cantidad de las imágenes que plagan la película de Lynch.

Otras, sin embargo, pertenecen a un lado más oscuro, como nacidas del mismo subconsciente en el que Lynch parece aglutinar la depravación, el horror, y el miedo auténtico para luego sacarlos a la luz sin el menor asomo de remordimiento. Buena muestra de ello la encontramos cuando Adam Kesher (Justin Theoux), en una escena envuelta de un aura absoluta de surrealismo, tiene un extraño encuentro con un hombre amorfo, horrible, sentado en una especie de silla de ruedas y envuelto en una tenebrosa oscuridad. Esta escena, asfixiante como pocas, pertenece a ese lado más pesadillesco e inhumano de Mulholland drive, capaz de instalarnos en los miedos ocultos de la mente humana y de provocar la angustia permanente.
En ese superlativo temor inconsciente se encuentra también otra escena, la elegida para encabezar este post. Dos amigos en una cafetería, sentados y desayunando o comiendo. Uno de ellos, inquieto y alterado le narra al otro el sueño que ha tenido:

- Bueno… es la segunda vez que me ocurre, pero es el mismo sueño… Empieza con que estoy aquí, pero no es de día ni de noche, es… como medio de noche, pero… es igual que ahora, excepto por la luz. Y tengo un miedo que ni te puedes imaginar… Y precisamente tú, estás justo de pie allí, cerca del mostrador… Apareces en los dos sueños. Y estás asustado. Y yo me asusto aún más cuando veo lo asustado que estás tú y entonces… me doy cuenta de lo que es. Hay un hombre en la parte de atrás, es él lo que asusta… lo veo a través de la pared, veo su cara… espero no volver a ver nunca esa cara, no verla nunca fuera del sueño... Es todo.

- ¿Entonces? Vayamos a ver si está ahí fuera.

- Así me libraré de esa horrible sensación…

- Vamos pues.

El amigo despreocupado se levanta y se coloca al lado del mostrador. El otro contempla aterrado la secuencia vivida en el sueño. Su faz manifiesta un indefectible pánico por lo venido o por venir. Terror. El amigo paga la cuenta y ambos salen al exterior de la cafetería…

- (Señalando) Estaba ahí detrás…

Un teléfono. Una puerta de la cafetería indicando que la entrada está por la otra puerta. Unas escaleras. Un muro y...


Se descubre durante un segundo el rostro del terror. Sangre helada. Sin aliento. El hombre que se enfrentaba a su miedo cae fulminado, paralizado de pánico. Silencio sepulcral. La figura desaparece tras el muro.
MIEDO, con todas las letras...

4 comentarios:

Jordi Revert dijo...

Verdad? Para mí es la sorpresa del año, Plan Oculto.

Sobre todo lo que has comentado de Lynch, poco más queda que añadir. Nadie mejor que él capaz de trasladar a la pantalla todo un universo onírico y que se adentra en los rinconcitos de la mente humana. Mulholland drive es como un sueño, como una pesadilla, y como la realidad. Es increíblemente impactante, y creo que aún me impactará cuando la vea por segunda vez, ya descubriéndole más coherencia.

La escena que he escogido es la que más me marcó. De alguna manera se me quedó grabado ese momento que al verlo me dejó una extraña sensación de rareza, miedo, sobrecogimiento, asfixia...

manel dijo...

Film brutal en el que estoy en total sintonía con vosotros. Me sorprendió en gran medida los elementos de terror utilizados, como bien decís fuera de cualquier cliché hollywoodiense, que rozan el pánico en muchos momentos.

Aunque me parece muy buena la secuencia elegida yo me quedo con la del teatrillo. Como ya dije en el post de Mulholland Drive:
"Personalmente la secuencia que más me impactó fue aquella que se desarrolla en un teatrillo todo él tapizado de rojo. Donde estamos viendo una actuación en la que el se nos avisa de que todo es una ilusión. Entonces una mujer canta una canción en español y a mitad actuación se desploma pero la música sigue. Es el hilo musical lo que queda, todo ha sido una ilusión. Esta situación en adición con los primeros planos picados de ambas protagonistas que sólo Lynch y esclusivamente Lynch sabe hacer tan bien hace que te quedes totalmente HELADO. En ese intante pienso que el mismísimo Lynch vendría y te diría "eres tonto, si te lo he dicho nada más empezar la secuencia, todo es una ilusión. Pero no, tú te vas a sorprender y yo lo voy a conseguir una y otra vez con aquello que menos te esperas" Es una inmpresión personal pero creo que esta recuencia resume la sensación de todo el film"

Anónimo dijo...

Poco que añadir. Estoy de acuerdo con Manel, a mí esa escena me impactó/desconcertó mucho más que la otra. Es lo que tiene...

Aguiló.

Santiago Stucchi-Portocarrero dijo...
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