martes, octubre 31, 2006

Infiltrados



Mucho se ha hablado del puto olor a Oscar que despedía esta puta película. Si bien se me plantean putamente exagerados, Infiltrados se presenta como una puta película destinada a estar entre los putos éxitos del puto 2006. Y no, no se me ha acabado de ir la olla, es uno de los efectos secundarios que provoca su visionado.

Infiltrados pretende adaptar la cinta asiática Infernal affairs, trasladando la turbia historia de mentiras, sita originalmente en Hong Kong, a los barrios bajos de Boston. La trama orbita entorno a Billy Costigan (Leonardo DiCaprio), infiltrado en la mafia, y Colin Sullivan (Matt Damon), infiltrado en la policía. Ir más allá de esta simple descripción podría desquiciarme y tampoco es lo que prentendo hacer. Lo que sí cabe comentar es que pese al gran interés 'in crecendo' que despierta su trama, parte de un arraque algo atolondrado y poco satisfactorio en su montaje. Aunque para gustos colores.

Si bien la trama es atractiva, no reside en esta el atractivo de Infiltrados. El film nos permite contemplar la labor de Martin Scorsese como director de un elenco de actores de probada valía. Desde luego el resultado es inmejorable. Desde sus protagonistas hasta los secundarios de lujo se pueden disfrutar de grandes actuaciones. Personalmente destacaría a Mark Wahlberg, Martin Sheen y la descubierta Vera Farmiga. Por su parte Nicholson parece demasiado esclavo de su genialidad y al final no se sabe si estás viendo a un mafioso o un vídeo de lo mejor de Jack Nicholson.

También no quería dejar pasar la ocasión de comentar que la banda sonora me parece, de lejos, el aspecto más pobre de Infiltrados. En muchas escenas no acompaña y tiene poca fuerza (si es que yo mismo sé qué quiero decir con eso). Patinazo de Howard Shore.

Retomando el lamentable inicio de la crítica, recomendaría a William Monahan, el guionista, la compra urgente de un diccionario. El de Manuel Seco ya le servirá. Tras dos horas de película uno se cuestiona si al guionista le traiciona el subsconciente. Incluir la palabra 'fuck' y sus derivados (en la versión original, obviamente) hasta 237 veces no es normal (1'56 veces por minuto). En la versión doblada oiremos 'puta' o 'follar' (ya que nosotros molamos más y usamos dos vocablos para la misma palabra).

Al margen de anécdotas estúpidas, Infiltrados se convierte en una interesante recomendación que mezcla calidad y entretenimiento en buenas dosis. Dos horas largas (quizá le sobre algún minutillo) de buen cine y, sobretodo, buenas interpretaciones. Decir que huele a Oscar me parece exagerado, pero como a Hollywood le entiende su abuela vaya usted a saber.
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Infiltrados (The departed). USA. 2006. 152'.
Director: Martin Scorsese.
Guión: William Monahan, inspirado en la película "Infernal affairs" de Andrew Lau y Alan Mak.
Fotografía: Michael Ballhaus.
Montaje: Thelma Schoomaker.
Música: Howard Shore.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Sandy Powell.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio (Billy Costigan), Matt Damon (Colin Sullivan), Jack Nicholson (Frank Costello), Mark Wahlberg (sargento Dignam), Martin Sheen (capitán Queenan), Ray Winstone (Sr. French), Vera Farmiga (Madolyn), Alec Baldwin (capitán Ellerby), Anthony Anderson (Brown), Kevin Corrigan (Sean), James Badge Dale (Barrigan).
Puntuación: 7
A ver si os atragantáis con los links...
http://www.labutaca.net/films/46/infiltrados.htm (sobre la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3226.html (crítica de la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2277.html (sobre Martin Scorsese)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1495.html (sobre Leonardo DiCaprio)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1506.html (sobre Matt Damon)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1427.html (sobre Jack Nicholson)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1505.html (sobre Mark Walhberg)
http://en.wikipedia.org/wiki/Martin_Sheen (sobre Martin Sheen)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1318.htmll (sobre Alec Baldwin)
http://en.wikipedia.org/wiki/Howard_Shore (sobre Howard Shore)
http://imdb.com/title/tt0338564/ (la película en la que se basó)

domingo, octubre 29, 2006

Serpientes en el avión



Tras muchas amenazas de diversa índole y el envío de varios canarios muertos aquí está la esperadísima (como poco) primera crítica de mi trabajo de negro en Cinelandia. Como por esta vez ya no pongo titulillos absurdos, habrás podido adivinar el título del film, espero... Pues bien, bajo su apariencia de película roñosa esconde mucha miga, así que invito al que tenga estómago a darse un paseo por los diversos sites que nos brindan algo de luz ante como ha podido concebirse este espanto de película.

Serpientes en el avión nos plantea una situación homónima. El título ya deja entrever lo que es importante en esta película, que no viene a desarrollar una intensa trama sino una competición de asquerosas escenas de culebrillas. Y todo esto está aderezado con un extenso reparto de personajes que sumarán 4 frases cada uno para conformar la típicas situaciones ñoñas y fáciles. No faltará sexo en el baño, sangre, el tipo repelente que quieres que maten, la azafata que se iba a jubilar ese día... Llegados a este punto no hace falta estrujarse el seso para comprender que se trata de otra Turbulence más que se ha colado en la gran pantalla.

Resultará chocante para los que hayan visto el reportaje de Variety Nadie sabe nada que los mismos productores que aseguran buscar siempre una buena cinta, acaban apoyando semejante esperpento. Serpientes en el avión supone el triunfo absoluto de la promoción. Partimos de un guión de "serie B" que, alimentado por hordas de aburridos internautas, se ha colado en algún despacho ejecutivo. Antes de su estreno, esta película ya gozaba de un amplio público entre los internautas que, a través de los foros oficiales de la película, habían ido sugiriendo como destrozar el séptimo arte. El resultado da que pensar sobre la relación cine-espectador.

Más allá de tramas absurdas y de la escandalosa predecibilidad del film, surgen dudas como el sueldo que Samuel L. Jackson se habrá ganado por participar en el film. También llama la atención que Elsa Pataky no enseñe carne, pero eso ya es otra historia. Otra duda importante es comprobar que el apartado técnico alcanza un nivel más que aceptable, incluso por encima de producciones similares, lo que plantea la duda de si de verdad se apuesta por el buen cine o por la boca muere el pez. Al menos los bajos presupuestos estiran la imaginación.

Y con la nefasta sensación de que el público se decante por el fast-food cinematográfico despido esta crítica. Eso sí, he de hacer un apunte sobre la puntuación. En realidad la película me merece un 2 de nota (por aquello de que tiene gracia ver a una boa comiendo gente), pero le quito un punto por la frase "Dios bendiga a la PlayStation".
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Serpientes en el avión (Snakes on a plane). USA. 2006. 105'.
Director: David R. Ellis.
Guión: Jonh Heffernan y Sebatian Gutierrez.
Fotografía: Adam Greenberg.
Montaje: Howard Smith.
Música: Trevor Rabin.
Diseño de producción: Jaymes Hinkle.
Vestuario: Karen Matthews.
Intérpretes: Samuel L. Jackson (Neville Flynn), Julianna Margulies (Claire Miller), Nathan Phillips (Sean Jones), Rachel Blanchard (Mercedes), Byron Lawson (Eddie Kim), Flex Alexander (Three G's), Kenan Thompson (Troy), Keith Dallas (Big Leroy), Lin Shaye (Grace), Bruce James (Ken), Sunny Mabrey (Tiffany), Elsa Pataky (Maria).
Puntuación: 1
Si no se te tragó la boa constrictor aún...

viernes, octubre 27, 2006

Copying Beethoven



Hay películas que despiden amor por el arte, en cualquiera de sus máximas expresiones: sea pintura (La joven de la perla), cine (Cinema Paradiso) o como en Copying Beethoven, una mirada auténticamente enamorada de la música. La película de la polaca Agnieszka Holland no disimula su pasión en ningún momento, ni por la gloriosa música de 'El Monstruo', ni por 'el monstruo' en cuestión.

Su principal virtud es la de ser una improvisación más que loable de los últimos días de Beethoven sin faltar a la verdad. Copying Beethoven gira en torno a la figura de Anna Holtz, una brillante copista y aspirante a compositora para quien compartir con Ludwig van Beethoven los días previos al estreno de su Novena Sinfonía Coral son la consumación de un sueño. La Tal Holtz es un personaje recreado a partir de un personaje bastante difuso de la vida del maestro que, efectivamente, le ayudó a copiar la que es su obra más célebre pero del que poco más se sabe. A partir de la poca documentación existente al respecto, Christopher Wilkinson y Stephen Rivele han ideado una trama inneglabemente atractiva, que afronta y dibuja los límites de la atracción y admiración entre un maestro y su aprendiz. Por tanto, estamos ante un biopic alejado de los cánones, original pero completamente respetuoso, capaz de imprimir amor por la música e hipnotizar al espectador gracias a un tremebundo Ed Harris.

Centro de la película, grandiosa y admirable es la actuación de Harris que le otorga con todos los honores el título que se merece: el de grande entre los grandes. Su interpretación de Beethoven está cargada de ira y furia, haciendo suyos y nuestros los tormentos de la última etapa del compositor en la que su sordera confinó la música a sus pensamientos. El indomable temperamento, su cercanía y casi suplantación de Dios son palpables en cada escena y traspasan la pantalla mientras una dignísima Diane Kruger encandila con un personaje sincero y luchador que pasa de admiradora a musa del maestro. Ambos ganan fuerza en sus interpretaciones mientras avanza la película hasta alcanzar el punto álgido en la que es una escena para el recuerdo. La larga escena del estreno de la Novena Sinfonía es sencillamente cautivadora, impresionante, a la altura de algunas de los grandes momentos de la mítica Amadeus de Milos Forman. La cámara se mueve a través de los instrumentos, los miembros de la orquesta, el asombrado público y por supuesto, un Beethoven que, de la mano de Holtz inicia una ascensión hacia el éxtasis mientras se oyen las gloriosas voces del coro acompañándoles hasta las mismísimas puertas del cielo. El sudor corre por su cara, Harris sacude violentamente su cabeza en movimientos idos de euforia y la cámara empieza a temblar como si la escena se hubiera rodado en el epicentro de un terremoto. Es un prodigio de fuerza, energía y pericia técnica que consigue atrapar al espectador para dejarlo en el asombro cuando concluye con un silencio absoluto y Harris mira hacia la cámara con esa mirada que significa su despertar, la vuelta a la realidad. Un vistazo a su alrededor le deja contemplar la clamorosa ovación que Agnieszka Holland prefiere dejar en el silencio absoluto de unos segundos durante los que somos Beethoven. Brillante cierre para una escena memorable e imperecedera.

Tan grande es dicho fragmento que una vez alcanzamos los créditos finales nos da la impresión de que la película entera gira en torno a esa escena de la Novena. El declive de la película de ahí en adelante es más que evidente. Tal vez sea porque nos sepa a poco lo que pueda pasar, tal vez porque Holland no sabe darle un acabado a la altura... el caso es que la intensidad que había caracterizado la primera parte de la película se va diluyendo lentamente en el tramo final. La pasión que invade todas y cada una de las escenas precedentes al estreno de la sinfonía parece desfallecer después de la misma hasta desembocar en un final tosco y rápido, un mal remate que deja bastante que desear si recordamos, por establecer un paralelismo, la lenta agonía de Mozart en Amadeus. Otra nota negativa que apuntar aquí es el uso de determinadas licencias estilísticas que no cuajan del todo en una obra de inevitable tono clásico. Es algo que se vislumbra, por ejemplo, en la escena de apertura, en la que asistimos a un montaje nervioso que poco tiene que ver con lo que vendrá luego.

En conclusión, Copying Beethoven resulta enormemente interesante y hasta apasionante en algunos pasajes. Si bien le falta la suficiente fuerza en sus compases finales para no hacer de ella la gran película que podría haber sido, no hay duda que asistir al espectáculo de la Novena Sinfonía deja huella y obliga a convertirla en referencia indiscutible de una película dominada por el inmenso Ed Harris. Dios de El show de Truman y dios aquí otra vez. Alabado sea.
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Copying Beethoven. Estados Unidos, Hungría y Reino Unido. 2006. 104'.
Directora: Agnieszka Holland.
Guión: Christopher Wilkinson y Stephen Rivele.
Fotografía: Ashley Rowe.
Montaje: Alex Mackie.
Música: Maggie Rodford.
Diseño de producción: Caroline Arnies.
Dirección Artística: Paul Ghirardani y Lorand Javor.
Vestuario: Jany Temime.
Intérpretes: Ed Harris (Ludwig Van Beethoven), Diane Kruger (Anna Holtz), Nicholas Jones (archiduque Rudolph), Matthew Goode (Martin Bauer), Joe Anderson (Karl Van Beethoven), Bill Stewart (Rudy), Angus Barnett (Krenski).
Puntuación: 6,5
Con la música a otra parte...
http://www.notrofilms.com/copyingbeethoven/ (página web España)
http://www.labutaca.net/films/44/copyingbeethoven.htm (sobre la peli)
http://www.elpais.es/articulo/cine/Copying/Beethoven/recrea/ultimos/anos/compositor/elpcinpor/20061020elpepicin_11/Tes/ (sobre la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1673.html (sobre Ed Harris)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1673.html (sobre Diane Kruger)
http://www.decine21.com/FrmEspecial.asp?id=24&P= (entrevista a Diane Kruger y Agnieszka Holland)

sábado, octubre 21, 2006

El laberinto del fauno



Ha llegado la hora de granjearme enemigos irreconciliables. No recuerdo la última vez que ocurrió, pero en esta ocasión se podía adivinar cuando la firma de la obra era la de Guillermo del Toro. No porque mire con malos ojos su cine, o tal vez no lo haga con los mismos ojos... pero sí a sabiendas de la legión de seguidores que su nombre conlleva y que no dudan en encumbrarle como 'maestro del terror fantástico'. Pero antes de que me señalen dedos acusadores, aviso de la ausencia de todo prejuicio a su obra. La única película que tuve la ocasión de ver antes de El laberinto del Fauno fue Blade 2, película que, a pesar de los múltiples fans de la saga y el personaje que la elevaron por encima de su predecesora, me pareció más hueca que la sesera de Zaplana. Poco más se puede decir de un producto hecho para satisfacer la sed de sangre y peleas videoclipleras a ritmo de techno. Siendo esta mi única referencia, me adentré en este laberinto con ánimos de segunda oportunidad para una película que, por otra parte, se sitúa en las antípodas de la del famoso cazavampiros.

El laberinto del Fauno corresponde a la segunda película de la trilogía que Guillermo del Toro rueda en España tras El espinazo del diablo. La temática de ambas películas son bien similares, ambas protagonizadas por un niño (en esta ocasión una niña) en un ambiente de opresión y miedo. Si bien El espinazo del diablo transcurría en un orfanato durante la guerra civil, El laberinto del Fauno lo hace durante la posguerra, en un molino cerca de la frontera pirenaica improvisado como base de operaciones de un cruel capitán del ejército franquista (Sergi López) que es enviado con la misión de acabar con los vestigios de la última resistencia republicana.
Hasta allí se trasladan Ofelia (poético nombre, apuntan algunos críticos ridículamente) y su embarazada madre (Ariadna Gil). La niña, encarnada loablemente por Ivana Baquero, no tardará en abrirse paso en un laberinto cercano al molino donde conocerá al Fauno, una bestia ascentral que le pondrá a prueba en diversos retos y misiones que desafiarán su valentía y el amor por su nuevo hermano.

Así pues, el concepto de El laberinto del Fauno es muy sencillo, tan sencillo que resulta trivial e intrascendente: la mezcla de un mundo real terrible, insoportable, y el mundo de fantasía donde la niña se refugia de la realidad y donde los monstruos no son ni de lejos tan temibles como son los mismos humanos. La distinción entre esos dos mundos no es progresiva ni paulatina, sino todo lo contrario, brusca y excesivamente diferenciada, de tal manera que uno no sabe cómo tomárselo. Da la impresión de dos películas completamente distintas confluyen en una sola y finalmente es la fantasía la que queda relegada a un segundo plano. Tampoco es algo que se le pueda reprochar a del Toro: el mundo de fantasía es el refugio de la realidad para Ofelia. El problema es que El laberinto del Fauno se queda a medio camino de todo. Como película de fantasía, resulta insuficiente para un público más adepto al género (en el que también se incluye el infantil), y como película realista resulta tópica, maniquea y sumamente desagradable en determinadas escenas que rozan el subgénero gore. Ejemplos hay para dar en todo su metraje, pero resulta especialmente grotesca la escena en la que Maribel Verdú le asesta golpe de cuchillo a Sergi López y el resultado es la boca de López abierta por uno de los dos lados. Por sí no fuera suficiente, del Toro se regodea en la repulsión del espectador y nos muestra una y otra vez el corte para culminarlo en la espectacular celebración del mal gusto de la escena en la que le vemos coserse la boca en un primer plano que impide que se nos escape detalle alguno. Gracias señor del Toro, pero no hacía falta.

Si bien no ayudan estos generosos detalles a la definición de un público más concreto para la película, sí que lo hacen para una intención nada oculta en El laberinto del Fauno: la de demonizar hasta el extremo al capitán franquista y a su grupo de hombres, personajes grises e inhumanos que disfrutan ejecutando y cazando a los valientes hombres de la resistencia, liderados por el joven y atractivo Pedro y con personajes entrañables, véase un simpático tartamudo que será capturado y torturado hasta la muerte sin que los malos le arranquen la más mínima confesión. Mientrastanto, Ofelia se pierde por el laberinto y conoce monstruos increíbles, el Fauno le va dando pistas y objetos cuya utilidad desconocerá hasta el momento apropiado de su uso: llaves, una mandrágora, una tiza mágica, una especie de daga... un listado de utensilios y pruebas que consiguen que el espectador acabe teniendo la incómoda sensación de estar asistiendo a un juego de rol.

Y a pesar de todo, El laberinto del Fauno reúne suficientes elementos positivos para invitar al espectador al optimismo respecto a las cualidades de su director. La más destacada es, sin duda, la genial puesta en escena que realiza y que se deja ver en múltiples escenas. La ambientación es impecable y poco o nada se le puede recriminar en cuanto a la dirección artística. El otro apartado destacable es la buena dirección de los actores. Si bien Sergi López no tiene la culpa de que el personaje sea el malo malísimo (aunque desde luego parece tener debilidad por los papeles antagonistas), cumple con su cometido y acompaña bien a la gran actuación de Ivana Baquero, una auténtica joya en bruto que sabe transmitir dramatismo, angustia e inocencia de manera inusual ante la cámara. Así, el balance de las actuaciones, si pasamos por alto una Ariadna Gil insoportable por moñas, lacrimógena y que por momentos da la impresión de encontrarse en un estado perpétuo de drogadicción, es positivo y demuestra una buena dirección de parte de Del Toro. El tercer y último elemento que no hace del todo desdeñable la visualización de El laberinto del Fauno es la partitura musical de Javier Navarrete, capaz de imprimir un intenso dramatismo a determinadas escenas de la película, que sin llegar a alcanzar la emoción que deberían, sí reciben un pequeño y necesario impulso de la banda sonora que impide que caigan en la emoción plana o vacía.

Uno sale de la sala pensando que se podría haber hecho más, algo mejor con el material del que disponía el director. La suma de elementos positivos acumulados a lo largo de las casi dos horas no acaban de hacer olvidar los múltiples defectos que hacen de El laberinto del Fauno una película menor. El desenlace guardará una pequeña sorpresa que, más que sorprender gratamente por la presencia de un gran actor como es Federico Luppi, provoca la vergënza ajena y acaba rematando mal (muy mal, si no fuera porque la escena es más bien anecdótica) a una historia ya de por sí irregular y que, a pesar de su fuerza, no convence.
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El laberinto del Fauno. España y México. 2006. 112'.
Director: Guillermo del Toro.
Guión: Guillermo del Toro.
Fotografía: Guillermo Navarro.
Montaje: Bernat Vilaplana.
Música: Javier Navarrete.
Diseño de producción: Eugenio Caballero.
Vestuario: Lala Huete.
Intérpretes: Sergi López (Vidal), Maribel Verdú (Mercedes), Ivana Baquero (Ofelia), Álex Angulo (doctor), Ariadna Gil (Carmen), Doug Jones (fauno), César Bea (Serrano), Manuel Solo (Garcés), Roger Casamajor (Pedro).
Puntuación: 5
Busca la salida del laberinto por aquí...
http://www.labutaca.net/films/40/ellaberintodelfauno.htm (sobre la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3206.html (crítica de la peli)
http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/guillermodeltoro/ellaberintodelfauno/ (página web)
http://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_del_Toro (sobre Guillermo del Toro)
http://www.cinestel.com/41701/97401.html?*session*id*key*=*session*id*val* (entrevista a Ivana Baquero)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2162.html (sobre Sergi López)



jueves, octubre 12, 2006

Momentos de cine (V): Teléfono Rojo: ¿Volamos hacia Moscú?

No exagero si digo que Teléfono Rojo ¿Volamos hacia Moscú? es una de las películas que más me ha impresionado en los últimos tiempos. Kubrick tocó por primera y única vez el género de la comedia con esta incontestable sátira de la guerra fría, y lo hizo para inscribir con letras de oro una nueva obra maestra en su filmografía. Podría dedicar un blog entero a hablar de Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb (excéntrico título original que en latinoamerica se tradujo como Dr. Insólito), a alabar la ya mítica triple actuación de Peter Sellers en la película (Sellers aparece caracterizando al capitán Mandrake, al presidente Merkin Muffley y al Dr. Strangelove, el demente científico loco y ex-nazi que no puede evitar que su mano mecanizada haga el saludo nazi) o a citar algunas de las frases más brillantes que se pueden encontrar en su genial guión basado en la novela de Peter George, Red Alert ("¡Caballeros, aquí no se puede pelear!¡Están en la sala de guerra!"). Podría, asímismo, rememorar el icónico momento en el que el comandante T.J. "King" Kong cabalga sobre el misil nuclear como si en un rodeo estuviese, o del genial George C. Scott clamando a la histeria en la sala de guerra. Podría hablar del dominio narrativo con que Kubrick manejó una película que apenas se desarrolla en tres escenarios, de su excelente fotografía y de las mil y una manías del maestro que, por supuesto, rodearon el rodaje de Teléfono Rojo... Pero esta vez he preferido retomar uno de los monólogos más hilarantes que protagoniza Sellers en la película. En este caso desempeña el papel del presidente Muffley y, tras informar al embajador ruso de la crítica situación de los acontecimientos, toma el teléfono rojo y llama a su homólogo ruso en Moscú:
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Embajador Ruso, mientras le pasa el teléfono al presidente.- "Ya se lo he dicho: paciencia, señor presidente. Creo que está borracho".
Presidente Muffley.- "¿Oiga? ¿Oiga?... ¿Oiga, oiga? ¡Hola, Dimitri! Oye, no te oigo muy bien, ¿no podrías bajar un poquito la Internacional?... Ajá, así está mejor... Sí, jeje... Sí, ahora te oigo perfectamente, Dimitri, con la voz clara y potente de un tenor dramático, sí... ¡Ah! ¿Que tú también me oyes bien a mí? Bueno, entonces los dos nos oímos perfectamente, así que ya... ¡Claro! Me alegro de que estés bien y... de que yo esté bien. Estoy de acuerdo contigo, lo principal es estar bien, jejeje... Escucha, Dimitri. Ya sabes que siempre hemos hablado de la posibilidad de que ocurra... algo grave con la bomba... Eh... la bomba, Dimitri, la de hidrógeno, hombre... Pues imagínate la faena: uno de... uno de nuestros jefes de base ha tenido un... bueno, cómo te lo diría yo, un ligero trastorno, es decir, está... chiflado. Y ha cometido una tontería. Y ahora agárrate por si te desmayas: ha ordenado a sus aviones... que ataquen a tu país. Eh, no te líes a zapatazos, Dimitri... ay, déjame terminar... ¿Y qué te has creído tú, que yo soy de piedra? ¡Imagínate, si no lo voy a lamentar, Dimitri!... ¡Je!¿Pero por qué te has creído que te he llamado, sólo para decirte hola?... ¡Claro que me gusta hablar contigo, y saludar a tu mujer y a tu yerno!... ¡Si quieres me puedo acercar a Moscú, Dimitri, pero te llamo ahora para decirte que ha sucedido algo, algo terrible!... ¿Una llamada amistosa? ¡Claro que es una llamada amistosa! Si no fuera una llamada amistosa... probablemente no te habría llamado. No llegarán a los blancos por lo menos hasta dentro de una hora, sí... ¡Estoy muy... Estoy muy bien informado, Dimitri. He hablado de esto con tu embajador, no se trata de un truco capitalista... Pruebas al cambio: vamos a dar a tu personal aéreo un informe completo de los blancos, los planes de vuelo y el sistema defensivo de los aparatos... Sí, efectivamente... Si no podemos hacer regresar a los aviones lo que, lo que vamos a hacer es... uf... ¡No sé! Podemos... podemos ayudarte a derribarlos, Dimitri... Sí, ya sé que la culpa es nuestra... De acuerdo, y ahora dime, ¿a quién llamamos?... ¿Cómo has dicho, Dimitri?... ¿De par... ¿Popular de... ¡Chico, no te oigo nada!... Departamento Central Popular de Defensa Aérea. ¿Dónde está emplazado? En Omsk, bien... Sí, les llamas tu primero ¿quieres?... ajá... Oye, ¿no tendrás a mano su número de teléfono?... ¿cómo?, ¿cómo dices?... Ah, sí, que llame a información, ¿no?... (balbuceos)... ¡Yo también lo siento, Dimitri, lo siento mucho!... De acuerdo, más lo sientes tú, ¡pero yo también lo siento!... Lo siento tanto como tú, Dimitri ¡No digas que tú lo sientes más que yo porque soy capaz de sentirlo tanto como tú!, ¿te enteras? !Empatados a sentirlo! ¿Queda así? ¡Pues empatados! Sí, ahora se pone. Sí, quiere hablar contigo, espera..."
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lunes, octubre 09, 2006

Los Tenenbaums. Una familia de genios.



Comedias hay muchas y de muchos tipos. De todos los colores y pretensiones, las rayanas en lo burdo y las inteligentes, las escatológicas y las del absurdo, las de chiste fácil y gag directo o las complejas y difíciles de escrutar, las juveniles, las infantiles, las familiares... La película de Wes Anderson, Los Tenenbaums. Una familia de genios, no pertenece a ninguna de esas. Tal vez uno de sus vértices podría rozar el concepto de comedia familiar, pero se encuentra tan alejada de los cánones de dicho género que el mejor desiginio para esta rara película es el de inclasificable.

La extravagancia de Anderson cuenta la historia de una familia que antaño fueron genios en diversos campos, alcanzando grandes logros. El patriarca Royal Tenenbaum (Gene Hackman) y su mujer Etheline Tenenbaum (Angelica Huston) tuvieron tres hijos: Chas (Ben Stiller) demostró unas dotes sobrenaturales para las finanzas desde pequeño, aplicándolas en el sector inmobiliario; Margot (Gwyneth Paltrow), hija adoptada de los Tenenbaum, fue una brillante y precoz dramaturga; Richie Tenenbaum (Luke Wilson) fue campeón junior de tenis de los Estados Unidos durante 3 años seguidos y su carrera siguió en progreso hasta que un desastroso y estrafalario partido le apartó de las pistas. Con este panorama y a modo de relato cronológico en forma de capítulos, el prólogo de Los Tenenbaums cuenta la época en que los miembros ya presentados de la familia eran auténticos genios y gozaban de reconocimiento. Cuando llegamos al punto crítico de la evolución de Chas, Margot y Richie, el anónimo narrador (la voz es la de Alec Baldwin) retoma el libro a partir del capítulo 1 y entonces la historia da un salto en el tiempo. 17 años después, la familia está completamente rota y disgregada. Chas tiene dos gemelos y es viudo, Richie vive en un crucero dando tumbos por los océanos del mundo, Margot vive infelizmente casada con un aburrido neurólogo (Bill Murray) y Elijah, un antiguo amigo de la familia interpretado por Owen Wilson, se ha convertido en un escritor de éxito además de un drogadicto. Pero la aparición estelar será la de Royal Tenenbaum. Tras ser expulsado del hotel donde residió desde su divorcio con Etheline (quien ha pasado por varios pretendientes y ahora sopesa si aceptar el matrimonio que le ha ofrecido Henry Sherman, su brillante pero nada galán compañero de trabajo), decide hacer un último esfuerzo por reunificar a una familia en la que prácticamente nadie le dirige la palabra ya. La treta escogida por Royal será la de fingir un cáncer de estómago que le haga ser el centro de la compasión de sus allegados, recobrar así el amor de estos y recuperar a su mujer de los brazos de Sherman.

Ya desde el principio se puede atisbar un precepto bien claro en esta tragicomedia de Wes Anderson: Los Tenenbaums descansa sobre dos pilares maestros que son su compensado y reconocible reparto y su extraño guión fruto del propio Anderson y de Owen Wilson. En lo que a la parte de los actores se refiere, el más brillante sin duda es Hackman, haciendo de abuelo miserable y capaz de valerse de cualquier treta para lograr su objetivo. El personaje de Royal, sin dejar de resultarnos despreciable, acaba resultándonos eminentemente entrañable y hace que le perdonemos todos sus pecados tras haber logrado esa unión familiar que tanto había ansiado. Siendo el personaje central de Los Tenenbaums, le acompañan otros mucho más indescriptibles como son los propios hijos de Royal. Tanto Ben Stiller como Luke Wilson son los triunfadores en esa pugna por parecer "el bicho más raro". Se trata de personajes aparentemente absurdos que destapan sus motivaciones y sus sentimientos a lo largo de la película, sin estallar emocionalmente pero siempre al borde de la crisis. Si bien personajes como Margot y su marido son más discretos y otros como Etheline resultan poco trabajados, el mosaico familiar que Anderson acaba creando es sólido, amén de bizarro. En cuanto al segundo pilar, el guión de Los Tenenbaums pretende ser simple pero notoriamente particular. Tan particular que se vale de gags esporádicos que dejan lugar a alguna sonrisa pero nunca a la carcajada desternillante. Parece como si en ningún momento se quisiera dejar de lado el drama familiar, pero sin dejar tampoco de tomárselo en broma. Los tintes de humor inteligente que salpican los diálogos no son tan abundantes y la impresión que van dejando estos Tenembauns a lo largo de la película es que Anderson han escrito un texto que toma como principales armas la rareza y el desconcierto. Un ejemplo evidente es cuando Royal está explicando la historia de cómo conoció a su inseparable amigo indio Pagoda, afirmando que el fue quien le llevó al hospital tras ser apuñalado:

- "¿Y quién te apuñaló?"
- "Él mismo. Habían puesto precio a mi cabeza".

Tras una dosis considerable de ese humor surrealista y rayante en lo friki, Los Tenenbaums. Una familia de genios deja una sensación agradable y la impresión de "no ha sido para tanto". Buenos actores que interpretan a personajes raros en situaciones aún más raras (pero que de alguna manera acaban cayendo simpáticos) y un empeño constante en sorprender con escenas que a veces no son todo lo divertidas que debieran ser. Podría añadir aquí que su director pretendió una alegoría a la destrucción de la unidad familiar y etcétera, etcétera, pero no parecen ser esas las intenciones de una película que, si bien insiste en desmarcarse de cualquier otra comedia para (todo sea dicho) convertirse en clara referencia, no parece reunir los suficientes valores para que sea tildada de importante o inolvidable para el espectador. Los Tenenbaums son una familia que bien podría merecer un estudio psicoanalítico en profundidad, pero que, más allá de evocar una sonrisa con su recuerdo, no deja la imborrable huella cómica que desearía tanto en el respetable como en el celuloide. Una rareza.
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The Royal Tenenbaums. Estados Unidos. 2001. 109'.
Director: Wes Anderson.
Guión: Wes Anderson y Owen Wilson.
Fotografía: Robert D. Yeoman.
Montaje: Daniel R. Padgett y Dylan Tichenor.
Diseño de producción: David Wasco.
Dirección artística: Carl Sprague.
Vestuario: Karen Patch.
Decorados: Carolyn Cartwright y Sandy Reynolds-Wasco.
Producción: Wes Anderson, Barry Mendel y Scott Rudin.
Producción ejecutiva: Owen Wilson y Rudd Simmons.
Intérpretes: Gene Hackman (Royal O'Reilly Tenenbaum), Anjelica Huston (Etheline Tenenbaum), Ben Stiller (Chas Tenenbaum), Gwyneth Paltrow (Margot Helen Tenenbaum), Luke Wilson (Richie 'Baumer' Tenenbaum), Owen Wilson (Elijah Tenenbaum), Danny Glover (Henry Sherman), Bill Murray (Raleigh St. Clair), Seymour Cassel (Dusty), Kumar Pallana (Pagoda), Alec Baldwin (voz del narrador), Grant Rosenmeyer (Ari Tenenbaum), Jonah Meyerson (Uzi Tenenbaum).
Puntuación: 7
Sigue conociendo a la familia...
http://www.labutaca.net/52berlinale/theroyaltenenbaums.htm (sobre la peli)
http://www.royaltenenbaums.com/ (página web oficial)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/modules.php?name=News&file=article&sid=1195 (crítica)