The Guardian ha elegido los que son, a juicio del rotativo inglés, los mejores finales de la historia del cine. Entre los elegidos encontramos la ducha de Psicosis o los finales de Blade Runner, Con faldas y a lo loco o Casablanca. También están en la lista La gran evasión y 2001: una odisea del espacio. Pero el primer puesto es para un clásico mucho más reciente, pese a lo cual su elección no deja de sorprender. Es la respuesta a la eterna pregunta que nos hacíamos viendo Sospechosos habituales y que sólo sabríamos al final del duro interrogatorio que Chazz Palminteri sometía a un tullido Kevin Spacey. Y la pregunta era: ¿Quién es Keyser Soze? Para los que no lo sepan, siempre será mejor descubrirlo en la genial película de Bryan Singer...
sábado, junio 30, 2007
martes, junio 26, 2007
Piratas del Caribe: en el fin del mundo
He de reconocer que una vez más (y espero sea la última) el capitán Jack Sparrow va a sacar lo peor de mí. Y eso es algo que, por otra parte, se agradece porque al fin y al cabo significa una sana descarga de ira contenida sobre el texto y de paso permanecer alerta sobre los posibles bodrios que se esconden tras algunos de los consabidos taquillazos de la temporada estival. Y en la cumbre está, una vez más, Piratas del Caribe.
Mentiría si dijera que la (ojalá) última entrega de la saga en nada se presta a cualquier crítica constructiva o análisis cinematográfico. Muy al contrario, Piratas del Caribe: en el fin del mundo bien podría servir en futuras lecciones de cine de universidades, seminarios y cursos como ejemplo y parangón de la vacuidad cinematográfica en algunas grandes superproducciones. Hablo de la muestra definitiva del espectáculo sin límites desarrollado a costa de una total falta de inteligencia, guión sólido o cualquier indicio que convierta a la historia y sus personajes como el pilar maestro de la película. Eso es la tercera y gigantesca entrega de la serie. Gigantesca en presupuesto, en metraje, en recaudación, e inversamente proporcional en tamaño a la calidad cinematográfica que atesora.
Dicho esto, Piratas del Caribe: en el fin del mundo es una película estúpida, narrativamente mal desarrollada y lo que es peor, cargada de endebles interpretaciones que revelan una nula dirección de actores por parte de Verbinski: estúpida porque determinadas situaciones rozan el insulto a la inteligencia del espectador (los piratas volcando la Perla Negra o la batalla final en la que, pese a la abrumadora mayoría de la flota de la Compañía, ésta huye despavorida una vez el barco que la comanda es vencido); narrativamente mal desarrollada por la sencilla razón de que abre líneas argumentales paralelas para luego prescindir de alguna de ellas con asombrosa dejadez (el papel que finalmente desempeña la diosa Calipso); y mal interpretada porque, mientras los actores con más talento y experiencia sobreactúan hasta irritar (caso de Johnny Depp o Geoffrey Rush) o apenas aparecen en pantalla (Chow Yun-Fat), los más jóvenes muestran una dejadez y falta de recursos alarmante (Orlando Bloom y Keira Knightley, protagonizando una plana y estéril historia de amor).
Así, los únicos logros que merecen ser apreciados durante las cerca de tres horas de metraje son netamente técnicos, un asombroso espectáculo que esconde un mastodóntico trabajo de producción y un rodaje no menos enorme. Más allá del titánico esfuerzo que supone tamaño espectáculo reforzado con la no menos grandilocuente banda sonora de Hans Zimmer, en Piratas del Caribe: en el fin del mundo sólo queda un 1% del antaño entrañable género de piratas y un 99% del ego de Jerry Bruckheimer, paradigma del todopoderoso productor de Hollywood, dueño de su dinero y sus películas por encima de cualquier intención meramente artística.
Con esta saga supuestamente cerrada pero que será presumiblemente continuada, Bruckheimer y compañía han creado una de las franquicias más rentables (si no la que más) de la historia del cine, una fuente inagotable de ingresos que se digiere con palomitas y refresco. Nada importa que a estas alturas, a los guionistas Ted Elliot y Telly Rossio les haya sucedido lo mismo que a uno de los dobles de Jack Sparrow: se les cayó el cerebro.
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Pirates of the Caribbean: At world's end. Estados Unidos. 2007. 168'.
Director: Gore Verbinski.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Guión: Ted Elliot y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Stephen E. Rivkin y Craig Wood.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Vestuario: Penny Rose.
Música: Hans Zimmer.
Intérpretes: Johnny Depp (capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Geoffrey Rush (capitán Barbossa), Bill Nighy (Davy Jones), Chow Yun Fat (capitán Sao Feng), Stellan Skarsgård (Bill Turner), Jack Davenport (James Norrington), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (lord Cutler Beckett), Jonathan Pryce (gobernador Weatherby Swann).
Puntuación: 3
Sigue pirateando por la red...
http://www.labutaca.net/films/49/piratasdelcaribe3.htm (sobre la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3367.html (crítica de la peli)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1863.html (sobre Johnny Depp)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2697.html (sobre Geoffrey Rush)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1656.html (sobre Keira Knightley)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1634.html (sobre Orlando Bloom)
http://es.wikipedia.org/wiki/Chow_Yun-Fat (sobre Chow Yun-Fat)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3145.html (sobre Gore Verbinski)
http://es.wikipedia.org/wiki/Jerry_Bruckheimer (sobre Jerry Bruckheimer)
Mentiría si dijera que la (ojalá) última entrega de la saga en nada se presta a cualquier crítica constructiva o análisis cinematográfico. Muy al contrario, Piratas del Caribe: en el fin del mundo bien podría servir en futuras lecciones de cine de universidades, seminarios y cursos como ejemplo y parangón de la vacuidad cinematográfica en algunas grandes superproducciones. Hablo de la muestra definitiva del espectáculo sin límites desarrollado a costa de una total falta de inteligencia, guión sólido o cualquier indicio que convierta a la historia y sus personajes como el pilar maestro de la película. Eso es la tercera y gigantesca entrega de la serie. Gigantesca en presupuesto, en metraje, en recaudación, e inversamente proporcional en tamaño a la calidad cinematográfica que atesora.
Dicho esto, Piratas del Caribe: en el fin del mundo es una película estúpida, narrativamente mal desarrollada y lo que es peor, cargada de endebles interpretaciones que revelan una nula dirección de actores por parte de Verbinski: estúpida porque determinadas situaciones rozan el insulto a la inteligencia del espectador (los piratas volcando la Perla Negra o la batalla final en la que, pese a la abrumadora mayoría de la flota de la Compañía, ésta huye despavorida una vez el barco que la comanda es vencido); narrativamente mal desarrollada por la sencilla razón de que abre líneas argumentales paralelas para luego prescindir de alguna de ellas con asombrosa dejadez (el papel que finalmente desempeña la diosa Calipso); y mal interpretada porque, mientras los actores con más talento y experiencia sobreactúan hasta irritar (caso de Johnny Depp o Geoffrey Rush) o apenas aparecen en pantalla (Chow Yun-Fat), los más jóvenes muestran una dejadez y falta de recursos alarmante (Orlando Bloom y Keira Knightley, protagonizando una plana y estéril historia de amor).
Así, los únicos logros que merecen ser apreciados durante las cerca de tres horas de metraje son netamente técnicos, un asombroso espectáculo que esconde un mastodóntico trabajo de producción y un rodaje no menos enorme. Más allá del titánico esfuerzo que supone tamaño espectáculo reforzado con la no menos grandilocuente banda sonora de Hans Zimmer, en Piratas del Caribe: en el fin del mundo sólo queda un 1% del antaño entrañable género de piratas y un 99% del ego de Jerry Bruckheimer, paradigma del todopoderoso productor de Hollywood, dueño de su dinero y sus películas por encima de cualquier intención meramente artística.
Con esta saga supuestamente cerrada pero que será presumiblemente continuada, Bruckheimer y compañía han creado una de las franquicias más rentables (si no la que más) de la historia del cine, una fuente inagotable de ingresos que se digiere con palomitas y refresco. Nada importa que a estas alturas, a los guionistas Ted Elliot y Telly Rossio les haya sucedido lo mismo que a uno de los dobles de Jack Sparrow: se les cayó el cerebro.
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Pirates of the Caribbean: At world's end. Estados Unidos. 2007. 168'.
Director: Gore Verbinski.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Guión: Ted Elliot y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Stephen E. Rivkin y Craig Wood.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Vestuario: Penny Rose.
Música: Hans Zimmer.
Intérpretes: Johnny Depp (capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Geoffrey Rush (capitán Barbossa), Bill Nighy (Davy Jones), Chow Yun Fat (capitán Sao Feng), Stellan Skarsgård (Bill Turner), Jack Davenport (James Norrington), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (lord Cutler Beckett), Jonathan Pryce (gobernador Weatherby Swann).
Puntuación: 3
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jueves, junio 21, 2007
De tres en tres: Indiana Jones
Ya hay fecha de estreno para Indiana Jones IV: mayo de 2008. O eso dicen. La prolongación de la mítica saga no iba a ser menos que la prolongación de otras sagas no tan míticas, en un alarde manifiesto de la creatividad de los grandes estudios de Hollywood. Guiones recompuestos y rechazados, pataletas por el control de la película, Ford con 65 años y una legión de fans que ya no saben si tomarse en serio o no la cuarta parte del héroe de aventuras del cine por excelencia. Llegados a este punto y en un intento desesperado de salvar al blog de una aberrante crisis de comentarios quizás lo más sano sea recordar las trilogía original, recordarla con no pocas dosis de cariño y preguntarnos... ¿Cuál de las tres era mejor?
domingo, junio 17, 2007
Harry el Sucio
Parece como si el bueno de Clint Eastwood siempre hubiera estado ahí. Si no siempre, al menos la mitad de vida del cine siempre contó con su presencia. Cuando en 1971 Eastwood dio vida al que sería su personaje más célebre (generó cuatro secuelas), lo hacía después de ya 16 años de carrera, después de los spaguetti western de Sergio Leone y de unos cuantos papeles mínimos sin siquiera derecho a acreditación. Eastwood aún no era perro viejo, pero sí perro curtido en mil batallas, y aprovechó un papel que antes de él había sido ofrecido a Frank Sinatra, John Wayne, Steve McQueen (quien poco antes había dado vida a Bullit) y Paul Newman. Una ilustre lista en la que Eastwood esperó su turno y salió ganador.
Ligeramente inspirada en el caso de Zodiac, Harry el Sucio enfrentaba al serial killer Scorpio (Andrew Robinson) y al expeditivo policía Harry Callahan (Clint Eastwood). Ambos son una proyección de otros dos personajes populares en el San Francisco de finales de los 60: el rol de Callahan se basa en la figura de Dave Toschi (Mark Ruffalo en Zodiac), y Scorpio en el del asesino del Zodiaco. Sin embargo cualquier parecido con la historia verdadera, (la fidelidad hay que buscarla en la película de Fincher), es pura casualidad. Don Siegel toma esa historia como punto de partida y la exagera, la agiliza y convierte en una película de acción trepidante, violenta y con pocas concesiones de cara al público, empezando por la resolución de algunas de sus subtramas (el secuestro y cuenta atrás para rescatar a la chica de 14 años no acaba bien) y siguiendo por su personaje principal. Esa es la clave del sorprendente éxito de Harry el Sucio: una emocionante cacería protagonizada por un antihéroe apodado "el sucio" por su tendencia a aceptar el trabajo sucio; un antihéroe peligroso y con un sentido de la justicia equivalente a la ley de Talión; un antihéroe marcado por su pasado que no duda en apretar el gatillo cuando la ocasión lo requiere.
Dejando de lado un personaje tan atractivo y al tiempo despojado de cualquier planteamiento ético que le haga más débil, Harry el Sucio sigue sorprendiendo más de tres décadas después tanto por su genial ejecución técnica como por su cuidada selección de exteriores. Es una película emblemática de la ciudad de San Francisco y sin duda una de las que mejor la ha retratado. Desde las escenas tomadas desde el aire buscando el detalle en las azoteas hasta la filmación de las calles y túneles más recónditos de la ciudad, durante la película tenemos la ocasión de conocer la urbe a lo largo de la cual tiene lugar el enfrentamiento Callahan-Scorpio. Tanto es así que la ciudad es la tercera protagonista de Harry el Sucio, y Don Siegel la mima desde el primer minuto con un sorprendente uso de grúas (la escena en la que Harry y la mujer de su compañero herido bajan por las escaleras de un edificio mientras la cámara los sigue desde fuera, de arriba a abajo y a través de las ventanas), observando desde la lejanía fachadas de edificios y la vida que transcurre en ellos (la vigilancia que llevan a cabo mientras buscan a Scorpio) y ubicando siempre la cámara en favor del dinamismo de la acción. Si la ciudad tiene una vida propia tanto como la de Harry Callahan, la cámara es en buena parte culpable de ello.
Constituida como una de las películas más influyentes del género policiaco, ofrece como su principal novedad un tipo que no se lleva bien con nadie, cruel con sus enemigos y anárquico para con sus jefes. Un personaje aparentemente simple pero cargado de matices (el cinismo, sin duda, es uno de ellos) que, junto a su letal Magnum 44, es centro de la iconografía de la película y el cine enmarcado en San Francisco, tanto como en su día lo fuera Frank Bullit y sus pistoleras.
"Sé lo que estás pensando, cerdo: si disparé seis balas o sólo cinco.
Te aseguro que yo también he perdido la cuenta.
Pero siendo este un Magnum 44, el mejor revólver del mundo,
capaz de volarte los sesos... ¿No crees que debieras pensar que eres afortunado?"
Te aseguro que yo también he perdido la cuenta.
Pero siendo este un Magnum 44, el mejor revólver del mundo,
capaz de volarte los sesos... ¿No crees que debieras pensar que eres afortunado?"
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Dirty Harry. Estados Unidos. 1971. 102'.
Director: Don Siegel.
Guión: Harry Julian Fink, Rita M. Fink y Dean Riesner.
Fotografía: Bruce Surtees.
Música: Lalo Schifrin.
Producción: Don Siegel.
Intérpretes: Clint Eastwood (Harry Callahan), Harry Guardino (Al Bressler), Reni Santoni (Chico González), John Vernon (alcalde), Andrew Robinson (Scorpio), John Larch (jefe), John Mitchum (Frank DiGiorgio).
Puntuación: 7
Dirty links...
http://es.wikipedia.org/wiki/Harry_el_sucio (sobre la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article741.html (crítica de la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1368.html (sobre Clint Eastwood)
http://www.sensesofcinema.com/contents/directors/04/siegel.html (sobre Don Siegel, en inglés)
Dirty Harry. Estados Unidos. 1971. 102'.
Director: Don Siegel.
Guión: Harry Julian Fink, Rita M. Fink y Dean Riesner.
Fotografía: Bruce Surtees.
Música: Lalo Schifrin.
Producción: Don Siegel.
Intérpretes: Clint Eastwood (Harry Callahan), Harry Guardino (Al Bressler), Reni Santoni (Chico González), John Vernon (alcalde), Andrew Robinson (Scorpio), John Larch (jefe), John Mitchum (Frank DiGiorgio).
Puntuación: 7
Dirty links...
http://es.wikipedia.org/wiki/Harry_el_sucio (sobre la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article741.html (crítica de la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1368.html (sobre Clint Eastwood)
http://www.sensesofcinema.com/contents/directors/04/siegel.html (sobre Don Siegel, en inglés)
miércoles, junio 13, 2007
Esto va Superman y...
Hace poco volví a oír el chiste en ese magnífico programa de radio de cine y no pude evitar dibujar una sonrisa. Hay que reconocerlo: aunque la película El hombre sin sombra (2000) de Paul Verhoeven no era gran cosa, el chiste de Superman y Wonder Woman tenía su gracia...
- Sebastian (Kevin Bacon): Eh, ¿sabéis el chiste de Superman y Wonder Woman?
- Matthew: Déjate de payasadas.
- Sebastian: No, vamos, ¡este es muy bueno! Superman está volando sobre Metrópolis, ¿no? y va super caliente, va mirando los tejados y de repente ve a Wonder Woman tomando el sol en la azotea del Palacio de Justicia, ¿vale? Y está tumbada ahí en pelota picada, despatarrada y como pidiendo que se la follen, ¿no? Así que Superman se dice asímismo "oh, dios mío, tengo que hacerme con ese chochito fantástico". Pero entonces se da cuenta de que podría bajar, echar un polvete rápido y largarse antes de que ella se diera cuenta, porque es Superman, ¿no? Es más rápido que una bala... Así que Superman se lanza en picado y se la folla tan deprisa que ella ni le ve, y Wonder Woman se incorpora y dice "¡¿Qué coño ha sido eso?!"... Y el hombre invisible dice "¡no lo sé, pero tengo el ojete destrozado!".
Para ver la escena pincha aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=Qze2vQDj6E4
- Sebastian (Kevin Bacon): Eh, ¿sabéis el chiste de Superman y Wonder Woman?
- Matthew: Déjate de payasadas.
- Sebastian: No, vamos, ¡este es muy bueno! Superman está volando sobre Metrópolis, ¿no? y va super caliente, va mirando los tejados y de repente ve a Wonder Woman tomando el sol en la azotea del Palacio de Justicia, ¿vale? Y está tumbada ahí en pelota picada, despatarrada y como pidiendo que se la follen, ¿no? Así que Superman se dice asímismo "oh, dios mío, tengo que hacerme con ese chochito fantástico". Pero entonces se da cuenta de que podría bajar, echar un polvete rápido y largarse antes de que ella se diera cuenta, porque es Superman, ¿no? Es más rápido que una bala... Así que Superman se lanza en picado y se la folla tan deprisa que ella ni le ve, y Wonder Woman se incorpora y dice "¡¿Qué coño ha sido eso?!"... Y el hombre invisible dice "¡no lo sé, pero tengo el ojete destrozado!".
Para ver la escena pincha aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=Qze2vQDj6E4
viernes, junio 08, 2007
Momentos de cine (IX): Cinema Paradiso
Carta al Giuseppe Tornatore
Querido Señor Tornatore:
Llevo tiempo queriendo escribir estas palabras sin encontrar el momento. La frenética rutina se llevaba las horas y con ellas, la oportunidad de manifestarle en esta breve carta mi admiración. Sé que no soy el primero, sé que no soy el último y sé que lo que escribo no merece mayor respuesta que los muchos elogios que ha recibido su película Nuovo Cinema Paradiso desde que se estrenara en 1988. No me detendré a hablar de ella como la autobiografía que el cine siempre mereció, humilde y sincera; no le felicitaré por mantenerse a los márgenes del sentimentalismo ni por salpicar su película de deliciosos personajes como el implacable cura censor; tampoco quiero hoy hablar de Alfredo, ya por siempre el proyeccionista predilecto del cine, el inolvidable Jacques Perrin y su entrañable y pequeño amigo Totó.
Nada más lejos, hoy le escribo porque quiero recordar la última escena. El final. Ese clímax con el que no puedo dejar de emocionarme en cada visionado, esos tres minutos de cine mayúsculo que mira a cine imposibles de olvidar una vez contemplados. Quiero recordarlos porque me digo que si mi amor por el cine desfalleciera, esos minutos estarían ahí para devolverme la pasión...
Porque es una declaración de amor que no necesita de palabras.
Porque durante tres minutos, cada uno de nosotros es Totó sentado en ese cine.
Porque es el pequeño homenaje más grande que el cine le dio al cine.
Porque la música de Ennio Morricone es bella hasta lo indecible.
Por Chaplin. Por Renoir. Por Alfredo.
Porque nunca un final tan pletórico de felicidad me hizo derramar una lágrima.
Porque si se acabara el cine, esta sería su última escena...
Atentamente.
Querido Señor Tornatore:
Llevo tiempo queriendo escribir estas palabras sin encontrar el momento. La frenética rutina se llevaba las horas y con ellas, la oportunidad de manifestarle en esta breve carta mi admiración. Sé que no soy el primero, sé que no soy el último y sé que lo que escribo no merece mayor respuesta que los muchos elogios que ha recibido su película Nuovo Cinema Paradiso desde que se estrenara en 1988. No me detendré a hablar de ella como la autobiografía que el cine siempre mereció, humilde y sincera; no le felicitaré por mantenerse a los márgenes del sentimentalismo ni por salpicar su película de deliciosos personajes como el implacable cura censor; tampoco quiero hoy hablar de Alfredo, ya por siempre el proyeccionista predilecto del cine, el inolvidable Jacques Perrin y su entrañable y pequeño amigo Totó.
Nada más lejos, hoy le escribo porque quiero recordar la última escena. El final. Ese clímax con el que no puedo dejar de emocionarme en cada visionado, esos tres minutos de cine mayúsculo que mira a cine imposibles de olvidar una vez contemplados. Quiero recordarlos porque me digo que si mi amor por el cine desfalleciera, esos minutos estarían ahí para devolverme la pasión...
Porque es una declaración de amor que no necesita de palabras.
Porque durante tres minutos, cada uno de nosotros es Totó sentado en ese cine.
Porque es el pequeño homenaje más grande que el cine le dio al cine.
Porque la música de Ennio Morricone es bella hasta lo indecible.
Por Chaplin. Por Renoir. Por Alfredo.
Porque nunca un final tan pletórico de felicidad me hizo derramar una lágrima.
Porque si se acabara el cine, esta sería su última escena...
Atentamente.
domingo, junio 03, 2007
Zodiac
La sexta película de David Fincher se vende como un nuevo thriller del director de Seven. Una sentencia publicitaria que hace que Zodiac vuelva a sorprender a los que siempre nos sorprende su autor, uno de los más importantes e innovadores cineastas en la actualidad desde que su película sobre los siete pecados capitales renovara un género que pronto se llenó de imitadores baratos. Y digo sorprender porque Zodiac se parece tanto a Seven como se pueda parecer a El club de la lucha o La habitación del pánico: nada.
Inevitablemente, lo que para unos supondrá sorpresa para otros significará decepción. Muchos no esperan encontrar en Zodiac toda un maratón fílmico de trama centrada en las pesquisas de los policías de San Francisco Dave Toschi (Mark Ruffalo) y William Armstrong (Anthony Edwards), del periodista del San Francisco Chronicle Paul Avery (Robert Downey Jr.) y el dibujante de la misma redacción Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal) para encontrar al asesino del zodiaco. Este misterioso serial-killer, nunca detenido, hizo de las suyas entre finales de los 60 y principios de los 70, asesinando a tres mujeres y cuatro hombres y atribuyéndose la autoría de hasta 37 asesinatos. Zodiac tenía la peculiaridad, además, de escribir cartas al Chronicle reconociendo sus crímenes, incluyendo mensajes cifrados con códigos de muy distinta tipología e incluso críticas de cine. Como resultado de una investigación que duró décadas y hoy reabierta tras el estreno de la películaa, Graysmith aglutinó la marea de datos y documentos relacionados con el asesino y escribió Zodiac y Zodiac Unmasked: The Identity of America's Most Elusive Serial Killer Revealed, punto de partida de James Vanderbilt al escribir el guión para Fincher.
Lo que encontramos pues tras la máscara de película de serial-killer, es película muy fría, difícil de digerir y que requiere la paciencia y atención al minuto del espectador para que su visionado sea satisfactorio. Dividida en tres partes muy diferenciadas, la primera muestra los indiscriminados asesinatos que aprovecha Fincher para no dejar de lado su mayor poder: el impacto frontal y sin concesiones de la imagen sobre el espectador.(en ese sentido, la forma de impactar los disparos en las primeras víctimas de Zodiac podrá recordar al impacto de bala en la boca de Jack en El club de la lucha). Pasados este tramo de mayor concesión al espectador que busca emociones fuertes y asesinatos a mansalva, pronto pasamos a la verdadera película, la de las redacciones donde los teléfonos no deja de sonar, de los enfrentamientos a base de diálogos afilados y repletos de información, la de los policías consumidos por la obsesión de una investigación que parece no tocar fin. Fincher ha optado por un film de tono hiperrealista, cuyo símil podría encontrarse en Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), buscando la implicación del público en el transcurso de una investigación policial/periodística totalmente caótica y aparentemente inconexa, sosteniendo su baja intensidad narrativa sin sobresaltos a base de una interesantísima exposición de la investigación que llevan a cabo sus personajes y, claro está, sus personajes: Gyllenhaal sigue creciendo como actor y compone un Graysmith obsesivo, alejándose desde el principio de la realidad familiar con su correspondiente precio a pagar; Robert Downey Jr. reafirma su categoría como actor incorporando un personaje lleno de matices, el amanerado, drogadicto y sofisticado Paul Avery; Mark Ruffalo es el que más brilla como Dave Toschi, el policía que más se obstinó en dar caza al asesino y personaje de obligada referencia que inspiró Harry el sucio* (Don Siegel, 1971) y el modo de llevar la funda del arma de Bullit (Peter Yates, 1968). Los tres cabezas de cartel, junto a un Anthony Edwards de menos nombre e igual calidad interpretativa, hacen de Zodiac una película que además de su texto se sustenta en sus actores, idóneos y portentosos en sus respectivos papeles.
Algunos se han apresurado a afirmar que Zodiac es la obra que da paso a la madurez de Fincher. Los mismos que cegados denostaban las virtudes que acompañaban a sus anteriores películas y que ahora se rinden ante un producto más monótono y de menor innovación visual y narrativa que tanto suelen incomodar a cierto sector de la crítica. Una película de paso firme pero lento, de metraje excesivo que baila en la cuerda floja a punto de caer en el tedio pero que finalmente logra su objetivo y se constituye como solidísima crónica de sucesos y espléndida crónica de una época que culmina con Hurdy Gurdy Man, un regalo para los oídos de parte de Jason Donovan.
*En una escena, Toschi, Avery y Graysmith coinciden en una proyección de Harry el sucio.
-------------------------------------------------------------------------------Inevitablemente, lo que para unos supondrá sorpresa para otros significará decepción. Muchos no esperan encontrar en Zodiac toda un maratón fílmico de trama centrada en las pesquisas de los policías de San Francisco Dave Toschi (Mark Ruffalo) y William Armstrong (Anthony Edwards), del periodista del San Francisco Chronicle Paul Avery (Robert Downey Jr.) y el dibujante de la misma redacción Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal) para encontrar al asesino del zodiaco. Este misterioso serial-killer, nunca detenido, hizo de las suyas entre finales de los 60 y principios de los 70, asesinando a tres mujeres y cuatro hombres y atribuyéndose la autoría de hasta 37 asesinatos. Zodiac tenía la peculiaridad, además, de escribir cartas al Chronicle reconociendo sus crímenes, incluyendo mensajes cifrados con códigos de muy distinta tipología e incluso críticas de cine. Como resultado de una investigación que duró décadas y hoy reabierta tras el estreno de la películaa, Graysmith aglutinó la marea de datos y documentos relacionados con el asesino y escribió Zodiac y Zodiac Unmasked: The Identity of America's Most Elusive Serial Killer Revealed, punto de partida de James Vanderbilt al escribir el guión para Fincher.
Lo que encontramos pues tras la máscara de película de serial-killer, es película muy fría, difícil de digerir y que requiere la paciencia y atención al minuto del espectador para que su visionado sea satisfactorio. Dividida en tres partes muy diferenciadas, la primera muestra los indiscriminados asesinatos que aprovecha Fincher para no dejar de lado su mayor poder: el impacto frontal y sin concesiones de la imagen sobre el espectador.(en ese sentido, la forma de impactar los disparos en las primeras víctimas de Zodiac podrá recordar al impacto de bala en la boca de Jack en El club de la lucha). Pasados este tramo de mayor concesión al espectador que busca emociones fuertes y asesinatos a mansalva, pronto pasamos a la verdadera película, la de las redacciones donde los teléfonos no deja de sonar, de los enfrentamientos a base de diálogos afilados y repletos de información, la de los policías consumidos por la obsesión de una investigación que parece no tocar fin. Fincher ha optado por un film de tono hiperrealista, cuyo símil podría encontrarse en Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), buscando la implicación del público en el transcurso de una investigación policial/periodística totalmente caótica y aparentemente inconexa, sosteniendo su baja intensidad narrativa sin sobresaltos a base de una interesantísima exposición de la investigación que llevan a cabo sus personajes y, claro está, sus personajes: Gyllenhaal sigue creciendo como actor y compone un Graysmith obsesivo, alejándose desde el principio de la realidad familiar con su correspondiente precio a pagar; Robert Downey Jr. reafirma su categoría como actor incorporando un personaje lleno de matices, el amanerado, drogadicto y sofisticado Paul Avery; Mark Ruffalo es el que más brilla como Dave Toschi, el policía que más se obstinó en dar caza al asesino y personaje de obligada referencia que inspiró Harry el sucio* (Don Siegel, 1971) y el modo de llevar la funda del arma de Bullit (Peter Yates, 1968). Los tres cabezas de cartel, junto a un Anthony Edwards de menos nombre e igual calidad interpretativa, hacen de Zodiac una película que además de su texto se sustenta en sus actores, idóneos y portentosos en sus respectivos papeles.
Algunos se han apresurado a afirmar que Zodiac es la obra que da paso a la madurez de Fincher. Los mismos que cegados denostaban las virtudes que acompañaban a sus anteriores películas y que ahora se rinden ante un producto más monótono y de menor innovación visual y narrativa que tanto suelen incomodar a cierto sector de la crítica. Una película de paso firme pero lento, de metraje excesivo que baila en la cuerda floja a punto de caer en el tedio pero que finalmente logra su objetivo y se constituye como solidísima crónica de sucesos y espléndida crónica de una época que culmina con Hurdy Gurdy Man, un regalo para los oídos de parte de Jason Donovan.
*En una escena, Toschi, Avery y Graysmith coinciden en una proyección de Harry el sucio.
Zodiac. Estados Unidos. 2007. 158'.
Director: David Fincher.
Guión: James Vanderbilt; basado en Zodiac y Zodiac Unmasked: The Identity of America's Most Elusive Serial Killer Revealed, sendas novelas de Robert Graysmith.
Música: David Shire.
Fotografía: Harris Savides.
Montaje: Angus Wall.
Producción: Mike Medavoy, Arnold W. Messer, Bradley J. Fischer, James Vanderbilt y Ceán Chaffin.
Diseño de producción: Donald Graham Burt.
Vestuario: Casey Storm.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal (Robert Graysmith), Robert Downey Jr. (Paul Avery), Mark Ruffalo (detective Dave Toschi), Anthony Edwards (detective William Armstrong), Brian Cox (Melvin Belli), Elias Koteas (sargento Jack Mulanax), Donal Logue (Ken Narlow), John Carroll Lynch (Arthur Leigh Allen), Chloë Sevigny (Melanie), Dermot Mulroney (capitán Marty Lee).
Puntuación: 7
Siguiendo la pista de Zodiac...
http://www.labutaca.net/films/51/zodiac10.htm (sobre la película)
http://e7cielo.blogspot.com/2007/05/genial-y-rigurosa-reconstruccin.html (sobre la película)
http://otroms.blogspot.com/2007/05/zodiac-y-el-cine-el-cine-y-zodiac.html (sobre referencias cinéfilas de Zodiac)
http://wwws.warnerbros.es/zodiac/ (página web España)
http://www.zodiacmovie.com/ (página web E.E.U.U.)
http://www.elcultural.es/Historico_articulo.asp?c=20546 (entrevista a David Fincher)
http://es.wikipedia.org/wiki/David_Fincher (sobre David Fincher)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1429.html (sobre Jake Gyllenhaal)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2099.html (sobre Mark Ruffalo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Downey_Jr. (sobre Robert Downey Jr.)
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