Pixar lo ha vuelto a conseguir. El estudio sigue corroborando, película tras película, el renombre alcanzado más allá del mundo de la animación, en el mundo del cine. Lo hace ahora con Wall-E, excelente obra que se sitúa entre las mejores que el estudio haya realizado hasta la fecha (por ejemplo, junto a las magníficas Buscando a Nemo [Finding Nemo, Andrew Stanton, 2003] y Toy Story [John Lasseter, 1995]), de un perfeccionista acabado resultado de cuatro años de laboriosa realización y hará frotarse los ojos incluso a aquellos incrédulos que se pensaban incapaces de ser sorprendidos, una vez más, por los asombrosos avances en el campo de la animación.
Wall-E es una alegre y entrañable fábula situada en un futuro descorazonador: la geografía de la tierra está constituida por valles y montañas de basura que han forzado a la humanidad a un éxodo masivo en cruceros espaciales donde cada parcela y movimiento de la vida humana es tutelada por las máquinas. En la tierra, un pequeño robot que formaba parte del batallón de limpieza cuyo objetivo era limpiar la tierra para su posible recolonización, sigue ejecutando su tarea y apilando cubos de basura que alzan babilónicas construcciones. Wall-E es uno de los personajes más entrañables que Pixar haya creado, un robot de ojos tristes y formas lejanamente inspiradas en el famoso Mars Pathfinder, que ha aprendido en su trabajo diario lo que es la soledad y la fascinación. Recolecta para su particular colección mecheros, material de embalaje o una cinta de vídeo en la que Wall-E admira e intenta imitar con emoción y la tapa de un cubo de basura, un viejo musical.
Estos primeros compases son los mejores de esta joya única de la animación, minutos de cine qe ya convierten a su mecánico protagonista en un personaje bellamente humanizado y en una figura inolvidable para el espectador. Pixar demuestra que tal milagro es posible, dejando por los suelos la mediocre propuesta que Disney presentó en solitario hace unos años, Robots (Chris Wedge y Carlos Saldanha, 2005), y en el aire la pregunta de qué sería hoy de la major sin su impagable alianza con la compañía Pixar. Antes de que la andadura solitaria del pequeño robot de limpieza comience a mostrar signos de agotamiento, la llegada a la tierra de un novísimo y estilizado robot a la tierra introducirá un nuevo capítulo en el que Wall-E buscará en su nueva compañera (bautizada, no por casualidad, como EVA) el amor que aprendió a desear viendo aquel musical. Se inicia así el cortejo entre un robot que añora la compañía y otro estrictamente ceñido a su misión de búsqueda de organismos vivos en la superficie terrestre. El proceso sigue otorgando muestras de ternura e ingenio como sólo Pixar puede ofrecer, antes de que la aventura entre en su siguiente fase, aquella en la que ambos acaban en el crucero espacial y aquella en la que esta se torna en caótica.
Las virtudes de Wall-E son fácilmente visibles desde que nos encontramos ante una película que consigue un abanico de emociones en el espectador con sendos personajes que apenas intercambian cuatro palabras que se repiten durante toda la película. Es puro amor por el cine primigenio, aquel que buscaba el romance en las miradas, en los gestos y aquel que buscaba la risa con los torpes movimientos y golpes de sus personajes (y Wall-E rinde, por qué no, homenaje al más clásico slapstick). Si Ratatouille (Brad Bird, 2007) ya proclamaba su admiración por el arte y aquellas cosas buenas que este puede ofrecer al mundo, Wall-E no hace sino confirmarlo, desde su amor por las canciones añejas de voces quebradas (la maravillosa versión de La vie en Rose de parte de Louis Armstrong) al puntillismo de Seurat y los girasoles de Van Gogh en los créditos finales.
Sin embargo, se puede decir que, tras una primera mitad impecable, la película pierde enteros con la caótica aventura que propone en una colonia espacial donde los humanos son enteramente tutelados por las máquinas y su visión del mundo está enfocada a través de una pantalla holográfica. Esta distopía que incluso se permite rendir homenaje, desde la cabina de mando del capitán a 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odissey, Stanley Kubrick, 1968), con un piloto automático que remite inmediatamente a HAL 9000, no funciona tan bien como el resto del metraje porque ha perdidogran parte de su potencial como aventura primigenia en la tierra y porque, al contrario que en otras obras como las mencionadas Ratatouille o Buscando a Nemo, los secundarios que interactúan con nuestros dos héroes no resultan ni tan convincentes ni tan divertidos como en aquellas (acá una panda de robots disfuncionales que desencadenan la rebelión y el caos en la colonia).
Y pese a todo, llegados a un final en que volvemos a la tierra, la narración alcanza su clímax en un bellísimo momento que hace indiscutible la sensibilidad y el genio que gobiernan cada película de Pixar. Pese a haber asistido a una fantasía futurista animada, salimos del cine con un sabor a clásico en el que nos han ofrecido todo aquello que pudiéramos haber deseado: romance, aventuras, drama, comedia, y un final (moderadamente) feliz.
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Wall-E. Estados Unidos. 2008. 98'.
Director: Andrew Stanton.
Guión: Andrew Stanton y Jim Reardon; basado en un argumento de Andrew Stanton y Pete Docter.
Música: Thomas Newman.
Montaje: Stephen Schaffer.
Diseño de producción: Ralph Eggleston.
Producción: Jim Morris.
Doblaje original: Ben Burtt (WALL·E/M-O), Elissa Knight (EVA), Jeff Garlin (Capitán), Fred Willard (BnL CEO/Shelby Forthright), John Ratzenberger (John), Kathy Najimy (Mary), Sigourney Weaver (Computadora).
Puntuación: 9
Con la basura a otra parte...
http://disney.go.com/disneypictures/wall-e/ (web oficial)
http://www.disney.es/FilmesDisney/Wall-E/?hbx.hrf=http://www.labutaca.net/films/61/walle.php (web oficial España)
http://www.labutaca.net/films/61/walle.php (sobre la película)
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-06-22/gigante-filmes-animados.html (entrevista a Andrew Stanton)
Wall-E es una alegre y entrañable fábula situada en un futuro descorazonador: la geografía de la tierra está constituida por valles y montañas de basura que han forzado a la humanidad a un éxodo masivo en cruceros espaciales donde cada parcela y movimiento de la vida humana es tutelada por las máquinas. En la tierra, un pequeño robot que formaba parte del batallón de limpieza cuyo objetivo era limpiar la tierra para su posible recolonización, sigue ejecutando su tarea y apilando cubos de basura que alzan babilónicas construcciones. Wall-E es uno de los personajes más entrañables que Pixar haya creado, un robot de ojos tristes y formas lejanamente inspiradas en el famoso Mars Pathfinder, que ha aprendido en su trabajo diario lo que es la soledad y la fascinación. Recolecta para su particular colección mecheros, material de embalaje o una cinta de vídeo en la que Wall-E admira e intenta imitar con emoción y la tapa de un cubo de basura, un viejo musical.
Estos primeros compases son los mejores de esta joya única de la animación, minutos de cine qe ya convierten a su mecánico protagonista en un personaje bellamente humanizado y en una figura inolvidable para el espectador. Pixar demuestra que tal milagro es posible, dejando por los suelos la mediocre propuesta que Disney presentó en solitario hace unos años, Robots (Chris Wedge y Carlos Saldanha, 2005), y en el aire la pregunta de qué sería hoy de la major sin su impagable alianza con la compañía Pixar. Antes de que la andadura solitaria del pequeño robot de limpieza comience a mostrar signos de agotamiento, la llegada a la tierra de un novísimo y estilizado robot a la tierra introducirá un nuevo capítulo en el que Wall-E buscará en su nueva compañera (bautizada, no por casualidad, como EVA) el amor que aprendió a desear viendo aquel musical. Se inicia así el cortejo entre un robot que añora la compañía y otro estrictamente ceñido a su misión de búsqueda de organismos vivos en la superficie terrestre. El proceso sigue otorgando muestras de ternura e ingenio como sólo Pixar puede ofrecer, antes de que la aventura entre en su siguiente fase, aquella en la que ambos acaban en el crucero espacial y aquella en la que esta se torna en caótica.
Las virtudes de Wall-E son fácilmente visibles desde que nos encontramos ante una película que consigue un abanico de emociones en el espectador con sendos personajes que apenas intercambian cuatro palabras que se repiten durante toda la película. Es puro amor por el cine primigenio, aquel que buscaba el romance en las miradas, en los gestos y aquel que buscaba la risa con los torpes movimientos y golpes de sus personajes (y Wall-E rinde, por qué no, homenaje al más clásico slapstick). Si Ratatouille (Brad Bird, 2007) ya proclamaba su admiración por el arte y aquellas cosas buenas que este puede ofrecer al mundo, Wall-E no hace sino confirmarlo, desde su amor por las canciones añejas de voces quebradas (la maravillosa versión de La vie en Rose de parte de Louis Armstrong) al puntillismo de Seurat y los girasoles de Van Gogh en los créditos finales.
Sin embargo, se puede decir que, tras una primera mitad impecable, la película pierde enteros con la caótica aventura que propone en una colonia espacial donde los humanos son enteramente tutelados por las máquinas y su visión del mundo está enfocada a través de una pantalla holográfica. Esta distopía que incluso se permite rendir homenaje, desde la cabina de mando del capitán a 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odissey, Stanley Kubrick, 1968), con un piloto automático que remite inmediatamente a HAL 9000, no funciona tan bien como el resto del metraje porque ha perdidogran parte de su potencial como aventura primigenia en la tierra y porque, al contrario que en otras obras como las mencionadas Ratatouille o Buscando a Nemo, los secundarios que interactúan con nuestros dos héroes no resultan ni tan convincentes ni tan divertidos como en aquellas (acá una panda de robots disfuncionales que desencadenan la rebelión y el caos en la colonia).
Y pese a todo, llegados a un final en que volvemos a la tierra, la narración alcanza su clímax en un bellísimo momento que hace indiscutible la sensibilidad y el genio que gobiernan cada película de Pixar. Pese a haber asistido a una fantasía futurista animada, salimos del cine con un sabor a clásico en el que nos han ofrecido todo aquello que pudiéramos haber deseado: romance, aventuras, drama, comedia, y un final (moderadamente) feliz.
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Wall-E. Estados Unidos. 2008. 98'.
Director: Andrew Stanton.
Guión: Andrew Stanton y Jim Reardon; basado en un argumento de Andrew Stanton y Pete Docter.
Música: Thomas Newman.
Montaje: Stephen Schaffer.
Diseño de producción: Ralph Eggleston.
Producción: Jim Morris.
Doblaje original: Ben Burtt (WALL·E/M-O), Elissa Knight (EVA), Jeff Garlin (Capitán), Fred Willard (BnL CEO/Shelby Forthright), John Ratzenberger (John), Kathy Najimy (Mary), Sigourney Weaver (Computadora).
Puntuación: 9
Con la basura a otra parte...
http://disney.go.com/disneypictures/wall-e/ (web oficial)
http://www.disney.es/FilmesDisney/Wall-E/?hbx.hrf=http://www.labutaca.net/films/61/walle.php (web oficial España)
http://www.labutaca.net/films/61/walle.php (sobre la película)
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-06-22/gigante-filmes-animados.html (entrevista a Andrew Stanton)
7 comentarios:
Soy una incondicional de Pixar y no pienso perderme esta película (mucho menos después de leer tu crítica y de ver tu puntuación). No sé que me gusta más de sus películas: si su increíble calidad técnica o la enorme inteligencia y sagacidad de sus guiones. En todo caso me quito el sombrero ante sus múltiples aciertos y pienso seguir emocionándome al desgranar la trama de todas y cada una de sus maravillosas historias.
PD: Desde que vi "Buscando a Nemo" no soporto a las gaviotas.
Lo increíble de esta película es la enorme expresividad de sus personajes. Si bien "Ratatouille" disfrutaba de unos diálogos sencillamente deliciosos, aquí el diálogo es reducido a la mínima expresión, es casi cine mudo, un homenaje a los inicios del cine en el que los personajes hacen reír y llorar, divertirnos y emocionarnos.
Simplemente, un regalo.
Gracias por comentar en mi aún joven blog. Necesitaré muchas horas para ponerme al día con el tuyo. Un gran trabajo. Con tu permiso, te enlazo.
Saludos!
http://fueradeguion.blogspot.com
Gracias a tí. Tu blog será joven, pero muy interesante y prometedor. Desde aquí lo recomiendo.
a mi el final me conmovió, se me quedó en la cara una sonrisa medio tonta, casi lloro y todo! :)
me hubiera gustado ver esta peli en versión original, ya me esperaré a que la saquen en dvd...
¡Ya la he visto! Y me ha encantado. Si es que Pixar siempre acaba por sorprenderme gratamente (por muy altas que sean mis expectativas).
La historia de amor entre EVA y Wall-E es una de las más románticas de la historia del cine. Pixar, una vez más, consigue que los dibujos por ordenador cobren vida propia, esta vez dando una nueva vuelta de tuerca y consiguiendo que un robot tenga una mirada más expresiva que la del 90% de los humanos. Muy destacable resulta también la evolución de EVA: cómo pasa de ser un mero robot autómata sin ninguna muestra de humanidad a convertirse en otro robot-humano como Wall-E. Como bien dices se trata de cine mudo en su máxima expresión, en el que un simple gesto es capaz de transmitirnos más emociones que mil millones de palabras.
En cuanto a la etapa de la película que transurre en la colonia espacial, la verdad es que también me ha gustado mucho: ahí es donde surge el amor de EVA hacia Wall-E, donde se nos realiza una dura crítica acerca de algunos comportamientos de la sociedad actual que podrían conducirnos a un mundo futuro tan inhumano como el retratado en la película, ahí se nos presenta un personaje secundario entrañable (el robot encargado de limpiar la contaminación exterior), ahí actúa el antagonista de toda buena película de dibujos animados que se precie (en esta ocasión, en forma de piloto automático) y ahí es donde se gesta el final esperanzador del que hablas.
Por último, sólo destacar la magnífica armonía existente en todo momento entre las imágenes y la banda sonora, haciéndome pensar por algunos instantes que estábamos ante una nueva "Fantasía".
En definitiva, una obra maestra de Pixar.
La segunda mitad de la película, la que transcurre en la colonia espacial, es también excelente. Me gustó especialmente el hecho de que el "antagonista" fuera un HAL 9000 nada disimulado. Eso sí, no puedo sino sentir que esta parte de la película es algo inferior a aquella que transcurre en la tierra, la cuál se acerca, sino es que sea eso, a la perfección misma.
Una joya, sí.
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