El cine de David Cronenberg se sitúa en el oscuro recodo del arte donde tantos maestros son renegados u olvidados. El director canadiense perteneció antaño a los marginales, incomprendidos o furiosamente reprendidos por unos planteamientos intolerables para buena parte del espectro crítico y académico. Las premisas de su cine son las pertenecientes a la Nueva Carne, una corriente ilustradora del sublimado miedo del hombre a ver su cuerpo abierto, deformado hasta la desintegración de su identidad, que con frecuencia era rápida y simplistamente condenada como grotesca, gratuita o de extremo mal gusto. Hoy Cronenberg es un cineasta de creciente respeto al que muchos se apuntan a constatar su "madurez" con películas como Promesas del este, como si su pasado estuviera lleno de productos de serie B destinados a rellenar las estanterías de los videoclubes esperando adolescentes sedientos de sangre y vísceras. Y aquí no ha pasado nada.
Lo que Promesas del este desprende en sus imágenes es la sabiduría cinematográfica de su realizador, no una madurez que alcanzó mucho tiempo atrás y que dejó en su haber obras del calibre de La mosca, Videodrome o eXistenZ. Su última película, sin embargo, continúa alejándose del terror biológico que le hizo autor de culto y se emparienta con Una historia de violencia como una evolución lógica de una filmografía que no ha experimentado una súbita transformación, sino que se halla en una constante evolución en la que el canadiense nunca perdió sus señas de identidad. En Promesas del este, vuelve a fijarse en la naturaleza del ser humano y vuelve a hacerlo con Viggo Mortensen. Parece que el director hubiera visto en Mortensen el perfecto representante del hombre de naturaleza tranquila que desencadena una explosión de violencia delatora de su animal instinto. En su última película esa liberación de violencia contenida da como resultado una de las mejores escenas de su filmografía: una lucha visceral, animal que tiene lugar en unas termas y en la que Nikolai (Viggo Mortensen), desnudo y desprevenido, debe batirse cuerpo a cuerpo con dos asesinos que deben saldar una cuenta. Una secuencia que dispone en pantalla hombres luchando con salvaje primitivismo, animales cuyo instinto y sangre se unen en una furiosa batalla por la supervivencia, resultando esta en la extrema crueldad del contendiente triunfante para con el otro.
Cronenberg, con una narración contenida y de la que domina cada resorte, cuenta la historia de hombres y mujeres de muy distinta naturaleza y envueltos en un mismo conflicto generado por el diario de una joven prostituta rusa que muere en el hospital en que trabaja Anna (Naomi Watts) no sin que antes su hija sea extraída de su útero y salvada. El diario, caja de Pandora de los secretos y atrocidades de una familia que ostenta el poder de la mafia rusa londinense, supone el desencadenante de amenazas, traiciones y venganzas que completan una narración que bebe del cine negro modelándolo a las preferencias personales de un director que dota de oscuridad y complejidad moral a sus personajes, que gusta de hacernos temer al más terrorífico asesino para luego convertirlo en un improbable ángel de la guarda y sumergirnos en una opresora claustrofobia construida con miedo, silencio y gestos. En el último apartado, el simple gesto de Mortensen clavando sus dedos en el cuello en señal de amenaza es suficiente para infundir más terror que cualquier villano de turno.
Promesas del este reviste instintos animales y tramas familiares de tragedias y muerte. Tiene un extraña aura que fascina y atemoriza al mismo tiempo, que debe buena parte a la impecable interpretación de Mortensen y a las excelentes caracterizaciones de Vincent Cassel y Armin Mueller-Stahl. En ellos descubrimos asesinos implacables de extrema impasibilidad (Mortensen), salvajes que se obligan a reprimir su homosexualidad (Cassel) u hombres de familia capaces de cometer actos atroces y convencerse de su nobleza (Mueller-Stahl). Cronenbeg construye con ellos una historia altamente perturbadora a la par que seductora, una historia de héroes y villanos, de hombres condenados a la violencia y de hombres condenados al miedo. Una poderosa fábula en la que deja su buen hacer y perseveran las enormes cualidades de su autor. Para aquel que las quiera ver.
--------------------------------------------------------------------------------Lo que Promesas del este desprende en sus imágenes es la sabiduría cinematográfica de su realizador, no una madurez que alcanzó mucho tiempo atrás y que dejó en su haber obras del calibre de La mosca, Videodrome o eXistenZ. Su última película, sin embargo, continúa alejándose del terror biológico que le hizo autor de culto y se emparienta con Una historia de violencia como una evolución lógica de una filmografía que no ha experimentado una súbita transformación, sino que se halla en una constante evolución en la que el canadiense nunca perdió sus señas de identidad. En Promesas del este, vuelve a fijarse en la naturaleza del ser humano y vuelve a hacerlo con Viggo Mortensen. Parece que el director hubiera visto en Mortensen el perfecto representante del hombre de naturaleza tranquila que desencadena una explosión de violencia delatora de su animal instinto. En su última película esa liberación de violencia contenida da como resultado una de las mejores escenas de su filmografía: una lucha visceral, animal que tiene lugar en unas termas y en la que Nikolai (Viggo Mortensen), desnudo y desprevenido, debe batirse cuerpo a cuerpo con dos asesinos que deben saldar una cuenta. Una secuencia que dispone en pantalla hombres luchando con salvaje primitivismo, animales cuyo instinto y sangre se unen en una furiosa batalla por la supervivencia, resultando esta en la extrema crueldad del contendiente triunfante para con el otro.
Cronenberg, con una narración contenida y de la que domina cada resorte, cuenta la historia de hombres y mujeres de muy distinta naturaleza y envueltos en un mismo conflicto generado por el diario de una joven prostituta rusa que muere en el hospital en que trabaja Anna (Naomi Watts) no sin que antes su hija sea extraída de su útero y salvada. El diario, caja de Pandora de los secretos y atrocidades de una familia que ostenta el poder de la mafia rusa londinense, supone el desencadenante de amenazas, traiciones y venganzas que completan una narración que bebe del cine negro modelándolo a las preferencias personales de un director que dota de oscuridad y complejidad moral a sus personajes, que gusta de hacernos temer al más terrorífico asesino para luego convertirlo en un improbable ángel de la guarda y sumergirnos en una opresora claustrofobia construida con miedo, silencio y gestos. En el último apartado, el simple gesto de Mortensen clavando sus dedos en el cuello en señal de amenaza es suficiente para infundir más terror que cualquier villano de turno.
Promesas del este reviste instintos animales y tramas familiares de tragedias y muerte. Tiene un extraña aura que fascina y atemoriza al mismo tiempo, que debe buena parte a la impecable interpretación de Mortensen y a las excelentes caracterizaciones de Vincent Cassel y Armin Mueller-Stahl. En ellos descubrimos asesinos implacables de extrema impasibilidad (Mortensen), salvajes que se obligan a reprimir su homosexualidad (Cassel) u hombres de familia capaces de cometer actos atroces y convencerse de su nobleza (Mueller-Stahl). Cronenbeg construye con ellos una historia altamente perturbadora a la par que seductora, una historia de héroes y villanos, de hombres condenados a la violencia y de hombres condenados al miedo. Una poderosa fábula en la que deja su buen hacer y perseveran las enormes cualidades de su autor. Para aquel que las quiera ver.
Eastern promises. Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. 2007. 100'.
Director: David Cronenberg.
Guión: Steve Knight.
Fotografía: Peter Suschitzky.
Montaje: Ronald Sanders.
Música: Howard Shore.
Diseño de producción: Carol Spier.
Vestuario: Denise Cronenberg.
Producción: Paul Webster y Robert Lantos.
Intérpretes: Viggo Mortensen (Nikolai Luzhin), Naomi Watts (Anna Khitrova), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Sinéad Cusack (Helen), Jerzy Skolimowski (Stepan).
Puntuación: 8
Más acerca de Promesas del Este...
http://www.labutaca.net/films/56/promesasdeleste.php (sobre la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3467.html (crítica de la película)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1607.html (sobre Viggo Mortensen)
http://es.wikipedia.org/wiki/Vincent_Cassel (sobre Vincent Cassel)
http://en.wikipedia.org/wiki/David_Cronenberg (sobre David Cronenberg, en inglés)