Dos expresiones de amor sobe el cielo de África. Una encierra un fatal destino ya consumado. La otra, un sueño realizado en la visión de la belleza del paraíso desde las alturas. Dos de los más grandes idilios del cine comparten ese momento único en las alturas que queda grabado tanto en la vertiente más trágica en El Paciente Inglés (The English Patient, Anthony Minghella, 1996) como de lo bucólico en Memorias de África (Out of Africa, Sydney Pollack, 1985). Estos dos fotogramas, amén de las dos magníficas películas que los contienen, bien podrían ser el hermoso regalo que, en forma de celuloide, dieron al mundo Anthony Minghella (06.01.1954-18.03.2008) y Sydney Pollack (01.07.1934-26.05.2008) antes de abandonarlo recientemente. El primero inglés, nativo de la Isla de Wight e hijo de un heladero de Ryde, desempeñó una corta carrera como cineasta en la que le dio tiempo a forjar una de las cintas románticas más aclamadas por crítica y público de los 90 (la citada El Paciente Inglés) y un par más de películas interesantes que nunca estuvieron a la altura de aquella: El Talento de Mr. Ripley (The Talented Mr. Ripley, 1999) y Cold Mountain (2003). Aclamado pues como uno de los directores ingleses de mayor importancia de la pasada y presente década, llegó a ocupar el sillón de director del BFI (British Film Institute) hasta el momento de su muerte el pasado Marzo.
El rostro de Sydney Pollack nos es más conocido. Este estadounidense natural de Indiana alternó su carrera como director con pequeños papeles en los que podíamos verle aconsejando a Tom Cruise que renunciara a su descenso a los infiernos en Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999) o como el jefe sin escrúpulos pero con etiqueta de George Clooney en Michael Clayton (Tony Gilroy, 2007). Como director, y tras ejercer de realizador en la pequeña pantalla durante la primera mitad de los 60, firmó en las tres décadas siguientes un puñado de títulos que merecen ser recordados: Las aventuras de Jeremiah Johnson (Jeremiah Johnson, 1972), Tal como Éramos (The Way We Were, 1973), El jinete eléctrico (The Electric Horseman, 1979) y Memorias de África fueron el resultado de la fructífera relación entre el director y su actor fetiche, Robert Redford. Pero también conquistó el éxito travistiendo a Dustin Hoffman en la divertidísima Tootsie (1982) o a través del thriller paranoico que era La Tapadera (The Firm, 1993). Sus últimas obras no recibieron ni el calor del público ni de la crítica que antaño le habían amparado. La sociedad Sydney Pollack-Harrison Ford demostró no dar los mismos frutos que con Redford, tal como se vislumbró tanto en Sabrina (1995) como en Caprichos del Destino (Random Hearts, 1999). La intérprete (The interpreter, 2005), un entretenido pero intrascendente thriller que precedió a su última e inesperada película, Apuntes de Frank Gehry (Sketches of Frank Gehry, 2005), a la postre único documental de su filmografía, el cual posaba su mirada sobre la vida y obra del arquitecto. Una obra que, por cierto, apenas tuvo hueco en alguna sala de la cartelera valenciana (y no más de una semana) y que, seguramente, vea multiplicado su interés tras adoptar la condición de obra póstuma.
El otro cadáver exquisito que debo incluir aquí es el de Charlton Heston (04.10.1923-05.04.2008). Pocos elogios quedan por atribuirle a uno de los grandes entre los grandes. Un mito que muere tras haber sido El Cid (Anthony Mann, 1961), haber huido de una furibunda marabunta de hormigas en Cuando Ruge la Marabunta (The Naked Jungle, Byron Haskin, 1954), visitado El Planeta de los Simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968), sido uno de los precursores de Indiana Jones en El Secreto de los Incas (Secret of the Incas, Jerry Hopper, 1954) o Moisés en la faraónica Los Diez Mandamientos (The Then Commandments, Cecil B. DeMille, 1954). Sería una osadía repasar toda su filmografía (necesitaríamos todo un blog), así que terminaré este párrafo recordándolo, como siempre lo haré: primero, como el policía mejicano Mike Vargas enfrentándose al indeciblemente maligno Hank Quinlan (Orson Welles) en la obra maestra del cine negro Sed de Mal (Touch of Evil, Orson Welles, 1958); y segundo, como Ben-Hur (William Wyler, 1960), héroe de proporciones épicas que, conduciendo frenéticamente su cuadriga o remando en las galeras hasta la extenuación, me hizo creer en las proporciones espectaculares de magia que el cine podía alcanzar en cualquier tiempo, en cualquier lugar.
------------------------------------------------------------------------------------
http://www.imdb.com/name/nm0005237/ (filmografía de Anthony Minghella)
http://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_Minghella (breve biografía de Anthony Minghella)
http://www.imdb.com/name/nm0001628/ (fimografía de Sydney Pollack)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2519.html (biografía Sydney Pollack)
http://www.imdb.com/name/nm0000032/ (filmografía de Charlton Heston)
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article58.html (biografía de Charlton Heston)
3 comentarios:
"El paciente inglés" es, hasta la fecha, la única película que he visto que logra superar con creces a la novela en la que se basa. Un diez. Impecable. Y bueno, "El talento de Mr Ripley" también me encantó. Logró mantenerme en tensión todo el tiempo y, a día de hoy, sigo sin decidir qué actuación me impresionó más: si la de Jude Law (que estuvo nominado al óscar como actor de reparto) o la de Matt Damon (actuación que la crítica no alabó suficientemente, a mi modo de ver). "Cold Mountain", algo más floja, tampoco era tan mala como algunos decían.
Sidney Pollack es una de mis asignaturas pendientes, así que no comento.
¡Y Charlton Heston no sabía que se había muerto! Si es que parece que vivo en Marte. ¿Cómo puedo no enterarme de estas cosas? En fin, grandísimo actor y no muy buena persona (por lo poco que sé de él).
R.I.P.
No he leído la novela de "El Paciente Inglés", aunque a mí sí que se me ocurren un par de ejemplos más de películas que superan la novela original en la que se basan. "El Jardinero Fiel" y "Psicosis". "El talento de Mr. Ripley" fueron dos buenas películas, solo que no estuvieron a la altura de "El Paciente Inglés." Por lo que a mi respecta, esta fue la más grande película romántica que dio Hollywood en los 90, al igual que "Memorias de África", de Pollack, lo fue en los 80.
Lo que me resulta una lástima de CHarlton Heston es que, amén de su mandato en la asociación del rifle y sus ideales políticos, una de las últimas apariciones que realizase en pantalla y con la que, sin duda, muchos se quedarán, es con la imagen humillante (merecida o no) que dejó de él Michael Moore en su "Bowling for Columbine". Sea como sea, estamos hablando de uno de los actores más grandes que haya dado el cine desde su concepción.
Lo más curioso de "El paciente inglés" es que la historia de amor de la película resulta mil veces más sublime que la expuesta en la novela y que todos los cambios introducidos por Minguella mejoran notablemente la trama novelesca.
No he leído ni "El jardinero fiel" ni "Psicosis". Me las apunto para poder comparar con las pelis.
"Memorias de África" es una de mis grandes carencias. Prometo remediarlo en cuanto pueda.
Y Charlton Heston era un ACTOR como la copa de un pino y para mí eso no lo borra la patética imagen ofrecida en "Bowling for Columbine".
Publicar un comentario