sábado, octubre 22, 2005

Welfare

Posted by Picasa



Aún a riesgo de dejar un post con 0 comments, me he propuesto a mí mismo meter este documental en mi blog, y así doy fe de que aún veo películas pese a que continuo con la necesidad imperiosa de un día de 27 horas para devorar toda la cantidad de cine pendiente... Pero a veces créditos y cine son dos caminos que se unen y permiten unir profesión (o algo) con devoción, y eso es lo que ha hecho el Muvim en un ciclo de cine documental, "El presente como historia". En él, pretende dar a conocer distintas realidades sociales en distintos momentos del cine con la idea de no olvidar entender el pasado como requisito indispensable para la comprensión del presente mismo.

Welfare es la tercera película del ciclo (paréntesis para el remordimiento por no haber ido a las dos anteriores) y está dirigida por Frederick Wiseman, analítico y animal sociológico Weisman que nos mete en un centro de la Beneficiencia de Estados Unidos para que vivamos similar exasperación a la que alcanzan los protagonistas, nunca tan anónimos ni tan olvidados personajes en una pantalla, ni tan siquiera de un documental (sociedad ausente, dirían algunos por ahí).
Y de eso se trata, ni más ni menos. Burocracia y asfixia, gente fea, sucia, marginal, residuos sociales, desfilan ante nuestros ojos algunos con inercia, otros con desesperación... Durante casi tres horas de metraje la única acción que dilucidaremos será la de personas acabadas, enfermas, hambrientas, llenas de dolor infligido por una sociedad que algún día prometió ayudarles y sufren la realidad más contundente del "Estado del bienestar". "Ya no existe la clase media", dice uno, "sólo puedes ser ya rico o pobre".

Una mujer embarazada a la que nadie hace caso, una retrasada mental a la que están a punto de echar de un hotel porque la Seguridad Social no le envió el cheque correspondiente para pagar, un viejo racista que advierte a uno de los guardias (negro) que un día les va a matar a todos, un hijo que pide ayuda para su madre, que no tiene ni si quiera qué comer para esa misma noche, una mujer que pierde los nervios al ver que le mandan por enésima vez de una oficina a otra... Ventanillas, formularios, entrevistas, informes, secciones, "vuelva otro día", "vuelva usted mañana" (a Larra le hubiera encantado este documental), "vaya a la otra oficina", "eso se lo tienen que resolver la seguridad social", "no es competencia nuestra", "vamos a aceptar su caso", "le daremos hora para una entrevista", y mi preferida: "no podemos ayudarle".
Resulta incómodo ver la tristeza y la miseria clavada en los ojos de esos fantasmas anónimos que deambulan sin rumbo, de una expresividad sorprendente, donde la cámara es un mero ausente más. Es desesperanzador, tal vez porque Welfare ya no sólo es realismo puro y duro sino que ,dejando de lado adjetivos, nos mete directamente en esa oficina y nos dice que juzguemos nosotros mismos, nos hace sufrir las largas esperas, la imposibilidad de llegar a una solución final, las grietas de un sistema que poco o ningún arreglo tienen ya...

Son casi tres horas de gente hablando y experimentando la ineficacia burocrática, la complicada maraña institucional que no lleva a ninguna parte y que desmorona las esperanzas de cualquiera de ellos. Pero Wiseman realmente no necesitaba esas tres horas, me dió la impresión de que al finalizar la primera hora y media ya había visto todo lo que tenía que ver, ya había visto la película. A partir de ahí, solo hay lugar ya para la reiteración, la repetición de situaciones una, y otra, y otra vez, algunas de ellas absolutamente eternas, como es el caso de la mujer retrasada que va a ser echada de su hotel. Si bien hay que valorar Welfare por su realismo y su denuncia social, también hay que increparle su excesiva e innecesaria duración, que hace que el espectador ya no se sienta incómodo, sino deseoso de alcanzar los créditos finales. De hecho, la sala del Muvim era abandonada de forma progresiva hasta un número reducido de asistentes que llegamos a visualizar esos créditos. Hubiera sido un acto de fe quedarme al coloquio posterior, pero no soy hombre de fe, e iba a perder el metro y la paciencia, así que bastante hice ya.
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Welfare. Estados Unidos. 1975. 167'.
Director: Frederick Wiseman.
Puntuación: 7
Mis disculpas si no pongo mucha información, pero es todo lo que he encontrado...
http://www.geraldpeary.com/interviews/wxyz/wiseman.html
(sobre Wiseman)

7 comentarios:

Anónimo dijo...
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manel dijo...

Yo estuve en esa sala y aguanté hasta los creditos (la tertulia la abandoné antes de que la pedanta de Merçé Ibarç se pusiera a hablar).
Me parece un documental alucinante. Me ha dejado un nudo en el estómago muy fuerte. Es verdad que llega a la suma repetición, con ver hora y media se podría decir que lo has visto todo. Pero creo que eso no es así. No lo ves todo porque realmente la podreza es enorme y pienso que eso es lo que quiere reflejar Wiseman, a parte de llegar al punto de hacerte sentir incómodo, culpable y privilegiado por tener lo que tenemos. Nosotros no sabemos lo que es pasar HAMBRE. Cosa que logra reflejar Wiseman con gran maestría.

Jordi Revert dijo...

Es innegable que esa angustia la refleja muy bien y, por mal que lo pases viéndolo no sabemos lo que es estar realmente en el sitio de esas personas...

Sobre Cronenberg, yo la veré el miércoles... han dicho de todo sobre "Una historia de violencia", espero que no me decepcione...

Jordi Revert dijo...

Y por cierto, sí quera pedante la mujer, sí...

manel dijo...

Te perdiste la tertulia de la semana pasada. Hubo rici-roce entre Biosca y Merçe Ibarç. Jejeje. Como esta mujer es periodista le sentó fatal que Biosca que cagara en todos los periodistas delante de ella. Entonces, ella le cortó y le explicó (a él) la diferencia entre documental y reportaje de investigación. Y Biosca tan brillante como siempre argumentó: "Vale, pero yo soy el mismo espectador tanto para un documental como para un reportaje de investigación". Era como si Biosca se hubíera cagado en los periodistas y además le hubiese dicho "perdona, pero creo que huele". Jejeje. Yo disfruté como un enano.

Luke dijo...

Yo no he visto el citado documental, pero tengo una opinión generalizada sobre el tema de que dure casi 3 horas (creo recordar que eso me han comentado).

No dudo de que el documental esté bien pensado. Pero creo que el mérito sería generar ese nudo en el estómago y esa sensación incómoda en hora y media, y no en casi tres.

Para tener una conciencia medianamente aceptable de lo que es pasar hambre no necesitas 3 horas, necesitas sufrirlo. Así que creo que en 3, 6 o 12 horas se consigue la misma percepción, sólo que matizado por un cansancio in crescendo en el personal (a veces confundida por la sensación real que te transmite lo que se te está contando).

Es mi opinión.

Anónimo dijo...

Película asfixiante donde las haya. Agobiante y eterna. Estoy de acuerdo con Jorge. Para mostrar la pobreza me bastaría con hora y media. Algunas historias se hacen tremendamente cansinas. En fin, el objetivo es bueno, pero...con menos minutos se apaña uno.