jueves, abril 12, 2007

Lecciones de cine (II): el Mac Guffin

Está, pero no se ve. Es uno de los pilares del género del suspense, aunque tampoco es de su uso exclusivo. Lo vemos a diario en series como Los Simpson, a menudo de manera sutil, otras sumamente evidente. Es un arma imprescindible para que el guionista, el director, o el creador de una trama pueda hacer avanzarla y, por tanto, un valioso aliado para aquellos que querían dominar los complicados mecanismos del suspense cinematográfico.
El término Mac Guffin lo acuñó quien más sabía de esto: Alfred Hitchcock. El término descoloca y bien puede sonar a whisky escocés o marca de aspiradoras, pero esconde el truco más recurrente de la filmografía del genial director. Así definía Hitchcock el Mac Guffin en la imprescindible entrevista que le hizo François Truffaut, El cine según Hitchcock:

François Truffaut: El «Mac Guffin» es el pretexto, ¿no?
Alfred Hitchcock: Es un rodeo, un truco, una complicidad, lo que se llama un «gimmick».
Bueno, esta es la historia completa del Mac Guffin. Ya sabe que Kipling escribía a menudo sobre los indios y los británicos que luchaban contra los indígenas en la frontera del Afghanistan. En todas las historias de espionaje escritas en este clima, se trataba de manera invariable del robo de los planes de la fortaleza. Eso era el «Mac Guffin». «Mac Guffin» es, por tanto, el nombre que se da a esta clase de acciones: robar... los papeles —robar... los documentos—, robar... un secreto. En realidad, esto no tiene importancia y los lógicos se equivocan al buscar la verdad del «Mac Guffin». En mi caso, siempre he creído que los «papeles», o los «documentos», o los «secretos» de construcción de la fortaleza deben ser de una gran importancia para los personajes de la película, pero nada importantes para mí, el narrador.
Y ahora, conviene preguntarse de dónde viene el «Mac Guffin». Evoca un nombre escocés y es posible imaginarse una conversación entre dos hombres que viajan en un tren. Uno le dice al otro: «¿Qué es ese paquete que ha colocado en la red?» Y el otro contesta: «Oh, es un 'Mac Guffin'». Entonces el primero vuelve a preguntar: «¿Qué es un 'Mac Guffin'?» Y el otro: «Pues un aparato para atrapar a los leones en las montañas Adirondak». El primero exclama entonces: «¡Pero si no hay leones en las Adirondaks!» A lo que contesta el segundo: «En ese caso, no es un 'Mac Guffin'».
Esta anécdota demuestra el vacío del «Mac Guffin»... la nada del «Mac Guffin».

Extracto de El cine según Hitchcock, de François Truffaut.



Ejemplos de Mac Guffin célebres: el maletín de Pulp Fiction, el maletín de Ronin y el robo de dinero de Marion Crane en Psicosis.

8 comentarios:

Luke dijo...

Al final no me he enterao... qué es, una hamburguesa, no??

manel dijo...

Otro ejemplo celebre, en mi opinion, tiene lugar en "El Regreso". La primera pelicula del ruso Andrei Zvyagintsev. El padre vuelve despues de anyos en los que no se sabia nada de el y decide hacer una escursion con sus hijos. Al final acaban en una isla muy extranya donde el padre desentierra un cofre, del cual pensamos que este toda la esencia del film, al no se sabe que hay en el.

Se que he jodido un poco la pelicula pero me parece una de las fundamentales del 2003

Jordi Revert dijo...

No la conocía, pero suena bien.
He oído a personas decirme que no les había gustado una película porque se quedaban sin saber qué es lo que había en el maletín, a pesar de la hora y media apasionante de película (caso de Ronin). Personalmente no entiendo esta postura: el maletín como excusa argumental está bien, pero no me parece importante ni decisivo saber qué es lo que hay dentro. De hecho hay decenas de películas que se vienen abajo cuando el director intenta dar un cúmulo de explicaciones que acaban sabiéndote a poco o pareciéndote increíbles.

Luke dijo...

Discrepo.

Yo sí que entiendo que la gente quiera saber lo que hay dentro de un maletín sobre el que gira toda la trama de una película.

Jordi Revert dijo...

Bueno, a mí me parece que la sugerencia siempre es más interesante... El caso de Pulp Fiction y el maletín es el mejor ejemplo. Tarantino contestó en una entrevista a la pregunta de qué había allí dentro que lo que cada uno creyera que había. En el Festival de Venecia le hicieron la misma pregunta a Travolta y contestó que él sólo vio una bombilla encendida. A partir de ahí, todas las especulaciones que se han hecho sobre el contenido del maletín (incluído la del alma de Marsellus Wallace) hacen que sea más interesante en sí de lo que es: un Mac Guffin que sirve para hacer avanzar el argumento.
Si al final de Pulp Fiction me hubieran dicho que allí había uranio enriquecido, seguramente me habría sentido decepcionado...

Anónimo dijo...

Yo creo que es un arma de doble filo. Si lo hace un director de renombre, es la polla en vinagre, y si no, es una paja mental, decepción, truco barato y demás...

Jordi Revert dijo...

No te falta razón. Es un arma para oportunistas también. Pero, desde luego, no todos los pretextos argumentales o Mac Guffin son iguales de buenos, aunque el renombre o no del director muchas veces lo oculte o lo descubra injustamente.

Se me ocurre un ejemplo reciente: Paul Verhoeven ("Desafío Total", "Instinto Básico", "Eric, oficial de la reina"...) en "El libro negro" (que, por lo demás, me parece una buena película) utiliza un pretexto totalmente innecesario: dos amigas se encuentran casualmente en Israel porque una es profesora en una escuela y la otra está con su marido de viaje organizado. Tras un diálogo tan breve como absurdo, la que está de viaje se va porque tiene prisa y la maestra se pone a recordar la segunda guerra mundial, y ahí empieza la verdadera película. Escena de relleno al principio y escena de relleno al final. Y mal pretexto para contar una historia con la que se podía ir directamente al grano.

Anónimo dijo...

Coincide que vi Ronin ayer. Durante toda la pelicula me estaba preguntando que coño llevaría el maletín. Al final me olvide de preguntarmelo hasta el punto de que no me he dado cuenta que no se desvela hasta que lo he leido aqui.

Aunque claro, supongo que hay casos y casos.