Alabo desde ya la intención llevada a cabo y a buen puerto que ha hecho de este debut uno de los más valientes vistos en años en el cine español. Antes de entrar a valorar Los Cronocrímenes, cabe decir que la opera prima de Nacho Vigalondo es una ráfaga de aire fresco que se ha colado por la puerta de atrás del cine español para ofrecer en la gran pantalla lo que rara vez vemos en nuestra cinematografía: una película de ciencia-ficción, crímenes y viajes en el tiempo. Así que sólo esa valentía y atrevimiento casi suicida bien merecen el precio de una entrada de cine en pleno verano. Los Cronocrímenes se suma, desde ya, a esa escasa y bendita estirpe de debuts que, contra viento y marea, luchan por sacar a la luz una idea renovadora y fuera de los senderos habituales del cine español (acuérdense de Tesis, de Alejandro Amenábar[1996]). Y Nacho Vigalondo lo ha conseguido con una historia que lleva rumiando media vida (y tiene 31 años). Una historia que, a pesar de la nominación al Oscar, no ha podido ver la luz hasta hace una semana y sólo después de: a) un ejercicio exhaustivo de promoción vía blog, el juego de Los Cronocrímenes en internet y su consecuente premio del preestreno en un avión; b) el triunfo de la película en su ronda de festivales, donde ha cosechado ovaciones y premios por doquier; c) el anuncio del remake, después de que Tom Cruise comprara los derechos de la película y Steve Zaillian fuera denominado su futuro productor.
Los Cronocrímenes parte de una idea brillante: un mínimo viaje en el tiempo (una hora) que, como todo viaje en el tiempo que se precie, genera sus inevitables controversias y sus complejas paradojas temporales. En este caso es de remarcar que Nacho Vigalondo ha dado un paso más allá para tratar la temática de los viajes en el tiempo desde una perspectiva renovada y original, lo cual hace de Los Cronocrímenes uno de los más sorprendentes debuts de un director español, marcado por el acto de libertad creativa que el mismo Vigalondo dice creer necesario para la primera propuesta de un cineasta. Esa libertad creativa se ha alimentado aquí de un cúmulo de influencias que abarcan desde el giallo hasta el vouyerismo Hitchockiano pasando por algún que otro guiño a Lost y una trama fantástica que no podría ser retratada con un realismo más austero. Todo ello integrado en un producto con limitaciones de serie B (y en cierto modo, con su espíritu) cuyos resultados técnicos rebasan la expectativa y revelan una cuidada cinematografía y un perfeccionismo técnico del que dan fe hasta los integrantes de Muchachada Nui.
Así pues, nos encontramos ante una película que busca la sorpresa del espectador pese a que, en su conclusión final, desvelará que todo se ha movido ante la sorprendente inevitabilidad de la falta de sorpresa. Una paradoja más que sumar a la lista. Pero el caso es que Nacho Vigalondo ha conseguido generar 88 minutos de un entretenimiento de ciencia-ficción tras el cual se esconde un sesudo ejercicio existencialista y un puzzle construido con cuidado y esmero durante años para que cada pieza encaje y optemos o no a entrar a cuestionar ese babilónico desafío de hechos coincidentes, tangentes, paralelos o cruzados que se esconde tras una aparentemente sencilla línea temporal en la que sólo están envueltos cuatro personajes: Héctor (Karra Elejalde) se muda con su mujer Clara (Candela Fernández) a una casa en las afueras y en las proximidades de un bosque. Cuando Clara deja la casa momentáneamente para hacer una compra, Héctor divisa con sus prismáticos a una chica (Bárbara Goenaga) desnudándose en medio del bosque. Ese ejercicio de vouyerismo le arrastra hasta el interior del bosque donde la encuentra desnuda y aparentemente muerta en medio de un claro. Cuando Héctor se acerca al cuerpo, un tipo con la cara cubierta por vendas rosas ("la momia rosa", se especifica en la película) ataca a Héctor clavándole unas tijeras en el brazo. En su huida en busca de ayuda, Héctor acaba llegando a una especie de estación científica cuyo único científico (Nacho Vigalondo) le pide que se meta en una especie de cubeta enorme para esconderse del asesino. Cuando despierta, Héctor ha viajado atrás en el tiempo una hora y comprueba atónito, a través de los prismáticos, que comparte el espacio-tiempo con su "yo" de hace una hora. El conflicto espacio-temporal ha sido creado, y su solución requerirá ciertas piruetas argumentales que quizás no cualquier espectador sea capaz de aceptar: malabarismos nunca infundados, pero quizás demasiado revolucionarios para cierto sector del público poco o nada acostumbrado a los viajes en el tiempo y las duplicaciones de personajes.
Precisamente en esa multiplicación consecuencia del viaje en el tiempo, Karra Elejalde realiza una estupenda actuación, dando a cada uno de sus Héctor los matices necesarios para inducirnos desde la confiabilidad hasta el miedo. No se puede hablar de la evolución de Héctor como personaje porque existe como varios personajes, pero se puede decir con toda certeza que el Karra Elejalde que vemos en pantalla va sufriendo una transformación dada a través de su deformación física, la cual no sólo le acaba otorgando tintes grotescos, sino que supone un reflejo de la deformación de la personalidad de Héctor como consecuencia de sus viajes en el tiempo y, por ende, distintos estadios que afloran de la psique humana cuando es sometida a situaciones límites. Elejalde eclipsa al resto del reparto, por minutos en pantalla y por calidad como actor. A su lado, el científico al que interpreta el propio Nacho Vigalondo se queda pequeño y por momentos resulta poco creíble. En cuanto a Bárbara Goenaga, la actriz vasca cumple con su papel pequeño pero decisivo en el curso de los acontecimientos, receptor de la mirada voyeur tanto de Héctor como del espectador (nos encontramos ante una película que constantemente dirige la mirada del espectador hacia parcelas concretas de una misma realidad). Por último, Candela Fernández apenas disfruta de minutos en la pantalla y poco se puede decir de ella.
Los Cronocrímenes es el debut nada presuntuoso de un autor que tiene ganas de cambiar las reglas y que tiene las armas para conseguirlo. Digamos que la película de Nacho Vigalondo ha abierto una brecha espacio-temporal en el cine español para demostrar que sí hay cabida a proyectos que se enmarcan en géneros tan poco aceptables en el sistema de financiación y distribución como la ciencia-ficción (género que, por cierto, dio hace poco más de una década una de las mejores cintas jamás realizadas en este ámbito como fue Abre los ojos [Alejandro Amenábar, 1997]). Si hay una esperanza para que esa brecha se expanda, esa esperanza es el director cántabro, quien pretende, en menos de cinco películas, hacer una de zombis, una de superhéroes y otra con invasión alienígena. Ojalá Los Cronocrímenes reciba el beneplácito de los números en taquilla y todas ellas sean posible en un lapso menor a los cinco años de gestación que ha requerido esta opera prima. Ojalá todas ellas, mejores o peores, permitan que esa brecha espacio-temporal sea tan grande como la puerta de Stargate y permita que Vigalondo haya cambiado algunas reglas. Pero de momento, toca viajar al pasado. Una hora. Suficiente, espero, para desencadenar todos los acontecimientos descritos en las últimas líneas. Ojalá.
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Los Cronocrímenes. España. 2007. 88'.
Director: Nacho Vigalondo.
Guión: Nacho Vigalondo.
Fotografía: Flavio Labiano.
Montaje: José Luis Romeu.
Música: Chucky Namanera.
Dirección artística: José Luis Arrizabalaga y Arturo García.
Vestuario: Estíbaliz Markiegi.
Producción: Esteban Ibarretxe, Javier Ibarretxe y Eduardo Carneros.
Intérpretes: Karra Elejalde (Héctor), Bárbara Goenaga (chica), Nacho Vigalondo (chico), Candela Fernández (Clara).
Puntuación: 6,8
Métete en la cubeta y viaja tú mismo...
http://www.loscronocrimenes.com/(página web de la película)
http://www.labutaca.net/films/57/loscronocrimenes.php (sobre la película)
http://img72.imageshack.us/img72/2333/cronologadeloscronocrmeyj7.jpg (cronograma de la película, por si queda alguna duda en el aire [SPOILER])
http://www.aullidos.com/pelicula.asp?id_pelicula=1391 (crítica en Aullidos)
http://www.elpais.com/articulo/cine/He/hecho/juguete/pelicula/elpepuculcin/20071012elpepicin_1/Tes (entrevista a Nacho Vigalondo)
http://www.cineando.com/entrevistas/barbara-goenaga-los-cronocrimenes-es-matematicamente-perfecta/ (entrevista a Bárbara Goenaga)
Los Cronocrímenes parte de una idea brillante: un mínimo viaje en el tiempo (una hora) que, como todo viaje en el tiempo que se precie, genera sus inevitables controversias y sus complejas paradojas temporales. En este caso es de remarcar que Nacho Vigalondo ha dado un paso más allá para tratar la temática de los viajes en el tiempo desde una perspectiva renovada y original, lo cual hace de Los Cronocrímenes uno de los más sorprendentes debuts de un director español, marcado por el acto de libertad creativa que el mismo Vigalondo dice creer necesario para la primera propuesta de un cineasta. Esa libertad creativa se ha alimentado aquí de un cúmulo de influencias que abarcan desde el giallo hasta el vouyerismo Hitchockiano pasando por algún que otro guiño a Lost y una trama fantástica que no podría ser retratada con un realismo más austero. Todo ello integrado en un producto con limitaciones de serie B (y en cierto modo, con su espíritu) cuyos resultados técnicos rebasan la expectativa y revelan una cuidada cinematografía y un perfeccionismo técnico del que dan fe hasta los integrantes de Muchachada Nui.
Así pues, nos encontramos ante una película que busca la sorpresa del espectador pese a que, en su conclusión final, desvelará que todo se ha movido ante la sorprendente inevitabilidad de la falta de sorpresa. Una paradoja más que sumar a la lista. Pero el caso es que Nacho Vigalondo ha conseguido generar 88 minutos de un entretenimiento de ciencia-ficción tras el cual se esconde un sesudo ejercicio existencialista y un puzzle construido con cuidado y esmero durante años para que cada pieza encaje y optemos o no a entrar a cuestionar ese babilónico desafío de hechos coincidentes, tangentes, paralelos o cruzados que se esconde tras una aparentemente sencilla línea temporal en la que sólo están envueltos cuatro personajes: Héctor (Karra Elejalde) se muda con su mujer Clara (Candela Fernández) a una casa en las afueras y en las proximidades de un bosque. Cuando Clara deja la casa momentáneamente para hacer una compra, Héctor divisa con sus prismáticos a una chica (Bárbara Goenaga) desnudándose en medio del bosque. Ese ejercicio de vouyerismo le arrastra hasta el interior del bosque donde la encuentra desnuda y aparentemente muerta en medio de un claro. Cuando Héctor se acerca al cuerpo, un tipo con la cara cubierta por vendas rosas ("la momia rosa", se especifica en la película) ataca a Héctor clavándole unas tijeras en el brazo. En su huida en busca de ayuda, Héctor acaba llegando a una especie de estación científica cuyo único científico (Nacho Vigalondo) le pide que se meta en una especie de cubeta enorme para esconderse del asesino. Cuando despierta, Héctor ha viajado atrás en el tiempo una hora y comprueba atónito, a través de los prismáticos, que comparte el espacio-tiempo con su "yo" de hace una hora. El conflicto espacio-temporal ha sido creado, y su solución requerirá ciertas piruetas argumentales que quizás no cualquier espectador sea capaz de aceptar: malabarismos nunca infundados, pero quizás demasiado revolucionarios para cierto sector del público poco o nada acostumbrado a los viajes en el tiempo y las duplicaciones de personajes.
Precisamente en esa multiplicación consecuencia del viaje en el tiempo, Karra Elejalde realiza una estupenda actuación, dando a cada uno de sus Héctor los matices necesarios para inducirnos desde la confiabilidad hasta el miedo. No se puede hablar de la evolución de Héctor como personaje porque existe como varios personajes, pero se puede decir con toda certeza que el Karra Elejalde que vemos en pantalla va sufriendo una transformación dada a través de su deformación física, la cual no sólo le acaba otorgando tintes grotescos, sino que supone un reflejo de la deformación de la personalidad de Héctor como consecuencia de sus viajes en el tiempo y, por ende, distintos estadios que afloran de la psique humana cuando es sometida a situaciones límites. Elejalde eclipsa al resto del reparto, por minutos en pantalla y por calidad como actor. A su lado, el científico al que interpreta el propio Nacho Vigalondo se queda pequeño y por momentos resulta poco creíble. En cuanto a Bárbara Goenaga, la actriz vasca cumple con su papel pequeño pero decisivo en el curso de los acontecimientos, receptor de la mirada voyeur tanto de Héctor como del espectador (nos encontramos ante una película que constantemente dirige la mirada del espectador hacia parcelas concretas de una misma realidad). Por último, Candela Fernández apenas disfruta de minutos en la pantalla y poco se puede decir de ella.
Los Cronocrímenes es el debut nada presuntuoso de un autor que tiene ganas de cambiar las reglas y que tiene las armas para conseguirlo. Digamos que la película de Nacho Vigalondo ha abierto una brecha espacio-temporal en el cine español para demostrar que sí hay cabida a proyectos que se enmarcan en géneros tan poco aceptables en el sistema de financiación y distribución como la ciencia-ficción (género que, por cierto, dio hace poco más de una década una de las mejores cintas jamás realizadas en este ámbito como fue Abre los ojos [Alejandro Amenábar, 1997]). Si hay una esperanza para que esa brecha se expanda, esa esperanza es el director cántabro, quien pretende, en menos de cinco películas, hacer una de zombis, una de superhéroes y otra con invasión alienígena. Ojalá Los Cronocrímenes reciba el beneplácito de los números en taquilla y todas ellas sean posible en un lapso menor a los cinco años de gestación que ha requerido esta opera prima. Ojalá todas ellas, mejores o peores, permitan que esa brecha espacio-temporal sea tan grande como la puerta de Stargate y permita que Vigalondo haya cambiado algunas reglas. Pero de momento, toca viajar al pasado. Una hora. Suficiente, espero, para desencadenar todos los acontecimientos descritos en las últimas líneas. Ojalá.
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Los Cronocrímenes. España. 2007. 88'.
Director: Nacho Vigalondo.
Guión: Nacho Vigalondo.
Fotografía: Flavio Labiano.
Montaje: José Luis Romeu.
Música: Chucky Namanera.
Dirección artística: José Luis Arrizabalaga y Arturo García.
Vestuario: Estíbaliz Markiegi.
Producción: Esteban Ibarretxe, Javier Ibarretxe y Eduardo Carneros.
Intérpretes: Karra Elejalde (Héctor), Bárbara Goenaga (chica), Nacho Vigalondo (chico), Candela Fernández (Clara).
Puntuación: 6,8
Métete en la cubeta y viaja tú mismo...
http://www.loscronocrimenes.com/(página web de la película)
http://www.labutaca.net/films/57/loscronocrimenes.php (sobre la película)
http://img72.imageshack.us/img72/2333/cronologadeloscronocrmeyj7.jpg (cronograma de la película, por si queda alguna duda en el aire [SPOILER])
http://www.aullidos.com/pelicula.asp?id_pelicula=1391 (crítica en Aullidos)
http://www.elpais.com/articulo/cine/He/hecho/juguete/pelicula/elpepuculcin/20071012elpepicin_1/Tes (entrevista a Nacho Vigalondo)
http://www.cineando.com/entrevistas/barbara-goenaga-los-cronocrimenes-es-matematicamente-perfecta/ (entrevista a Bárbara Goenaga)
9 comentarios:
Estuve a punto de verla ayer, pero al final me decanté por "Funny games". Craso error, por lo que parece. Me la apunto en mi lista de tareas pendientes.
Coincidimos bastante en muchos aspectos. La vi hace un par de días y puede q la vea otra vez en breve. Quizás así tenga una visión mas global de todo.
Pásate por mi blog, he colado otra crítica.
Saludos desde
BuNkErSoNiCO.blogspot.com
Siento gran curiosidad por ver qué diferencias hay con la Funny Games de hace una década... aunque por lo que he oído, son bien pocas.
Echaré un vistazo a tu crítica. Un saludo.
Yo también acabé viendo Funny Games (sigo con el mal rollo que me dejó en el cuerpo) pero Los Cronocrímenes no se me escapa. Como no la he visto (aunque sí leído algunas cosas sobre ella en el blog del director) diré, simplemente y por ahora, que me encanta el diseño del póster. Ese rosa está muy bien colocado ahí.
¡Volveré por aquí cuando la vea!
Esta quiero verla pero no sé porqué no me atrae para ir al cine...
:'( Hace mil años que no voy al cine!!!
Las próximas pelis que veré serán Kung Fu Panda y Las Crónicas de Narnia 2... en el autocine, pero porque se lo he prometido a mi hermano pequeño
mátame con el camión!!
saludos!!
6'8? Joer, como hilas de fino...
Todavía la tengo relativamente reciente en la sesera, así que aprovecharé...
Para decir qué me pareció utilizaré la fórmula negativa: no me disgustó, no me aburrió, pero tampoco me fascinó. No sé si era la intención, pero por momentos me pareció estar viendo La Hora Chanante en plan serio.
Y me parece que el desarrollo de la historia deja muchos cabos sueltos, que quizá con un cuarto de hora más se hubieran podido atar. Posiblemente menos de los que me quedaron a mí (Abre los Ojos tuve que verla tres veces para terminar de enterarme), pero demasiados igualmente.
Eso sí, Karra Elejalde es la repanocha. Y la chica da bien en cámara que, sin acritud, es para lo que está...
Yo, por mi parte, no vi muy brillante la interpretación. Encontré la parte fuerte de la película en la trama en sí, muy probablemente porque a mí todas estas cosas de cálculos y puzzles me encantan, en plan Lost y tal.
Lo que noté también es que la identificación del espectador con el "asesino" (por llamarlo de alguna forma), desde el principio, cambia un poco el funcionamiento clásico de la identificación en las películas. Me gustó el experimento aunque creo que encontré algún que otro punto sin sentido en la estructura horaria de la peli.
A pesar de todo, creo que, para ser su debut en el mundo del largometraje, no ha estado mal. Siempre nos quedará (y creo que Vigalondo lo desea más que nadie) el segundo largo, para ver si lo vale o no lo vale.
Ah, y lanzo una duda: ¿y si la peli se hubiera rodado en Canarias? por lo de la hora menos... :S (ya me callo).
Pues a propósito de Canarias, el vuelo en el que se estrenó "Los Cronocrímenes" y que fue el premio para los ganadores del cronojuego, fue a Canarias. Dijo Vigalondo que la intención era, precisamente, que vieran la película haciendo lo mismo que hace Karra Elejalde en la película. Es decir, viajar una hora atrás en el tiempo...
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