1. Barton Fink (John Turturro en Barton Fink). O el escritor en crisis, Marmallé y la soledad de la página en blanco. Un éxito pasajero en el teatro auguraban al autor Barton Fink un prometedor debut como guionista cinematográfico. El tema: una película de boxeo. El mecenas: un productor de medio pelo y entera soberbia que le da toda la cancha a Fink con su guión. Pero el confinamiento en el hotel Earle, lejos de impulsar el proceso creativo que urge, enfatiza el estancamiento de Barton Fink. Barton es, por cierto, un escritor retraído de redondas lentes y un peinado, como bien menciona Tonio Alarcón* reminiscente del de Jack Nance en Cabeza Borradora (Eraserhead, David Lynch, 1977). A su alrededor se erigen algnos, escasos tipos de extraña condición que extrañan su mundo entre las angustiosas paredes empapeladas del Earle. Está Charlie Meadows (John Goodman), un grandullón agente de seguros que tanto se revela como el mejor amigo de Barton Fink como un pesadillesco mensajero surgido del mismo infierno. También está Chet, ese recepcionista cadavérico y de ojillos saltones que es Steve Buscemi. Pero el centro creativo de los Coen, aquí enfocado en la angustiosa ausencia de la creación es Barton Fink. Fink es un ser encerrado en su soledad y su angustia creciente sobre el que acechan el empapelado de la habitación de su hotel despegándose lentamente o un mosquito que puntúan la asfixiante atmósfera que los Coen crean para la ocasión.
2. El Nota (Jeff Bridges en El gran Lebowski). No es un hardboiled, ni un investigador a la usanza, pero Jeff Lebowski merece una mención honorífica entre los más imborrables detectives del noir, un lugar entre Philip Marlowe y Sam Spade, entre Walter Neff y Rick Deckard. Detective improvisado, involuntario, vago redomado que sin quererlo ni beberlo remarca el contexto crítico que vive la política exterior americana (la Guerra del Golfo) o se convierte en el centro de una trama de secuestro y extorsión con la bolera como contexto predilecto. El Nota se define tanto por un entorno repleto de personajes improbables y delirantes como por su odio a los Eagles o sus pasajes de psicodelia al ritmo de Kenny Rogers & The First Edition. De entre los antihéroes en el cine de los Coen, es el primero de todos ellos como la genial transfiguración del detective chandleriano que es.
3. H.I. (Nicolas Cage en Arizona Baby). Ladronzuelo de poca monta con camisa hortera y peinado, una vez más, estrafalario. Cuando se enamora y se casa con la agente Ed (Holly Hunter), los valores de la América profunda dictan que la improbable pareja, por improbabe que sea, debe procrear y resguardarse en la vida familiar. Y ante la imposibilidad de cumplir la tradición el bueno de H.I., que no quería volver a las andadas, sugiere robar a uno de los quintillizos de los Arizona. Parece justo, ante el deseo sincero de una pareja que alega la abundancia de aquella familia frente a su desgracia estéril, y Arizona Baby desencadena un sinfín de disparatados acontecimientos que logran, en su todo, una increíble asimilación de una de las fuentes de inspiración a las que más le deben los Coen: los cartoon de Tex Avery o de Chuck Jones. Y H.I. es el centro de esta aventura como resultado e hilarante víctima de una sociedad que no sólo le es incompatible a él, sino que se nos revela como incompatible a cualquier reconocimiento mínimamente juicioso que se precie.
4. Marge Gunderson (Frances McDormand en Fargo). La sheriff de Fargo es parsimoniosa, intrascendente en sus conversaciones con su marido o sus compañeros de trabajo, mansa y de apariencia inocente. Sin embargo, y pese a la simplicidad (que no simpleza) del personaje, no deja de ser el más cuerdo de entre todo ese elenco de seres histéricos, desquiciados y obtusos que pueblan la narrativa de Fargo. Una heroína cuyos rasgos como tal se reducen, simplemente, al cumplimiento eficaz de su cometido. Sin vericuetos, sin piruetas y antes de volver a casa para la hora de la cena.
5. Anton Chigurh (Javier Bardem en No es país para viejos). La construcción del sociópata coeniano. Dotar al personaje de un peinado horrible o de una bombona de aire comprimido no bastan para elevarlo hasta lo inalcanzable: un asesino que hiela la sangre en su proceder movido por un absoluto nihilismo, pero cuya frialdad contrasta con la dificultad que tenemos para tomarle en serio en sus ademanes, en la cadencia de su voz y en sus palabras escasas pero cargadas de una extrañeza que enrarecen la atmósfera que precede a la muerte. Es la manera en la que los Coen enriquecen en sobramenra un personaje que ya impresionaba en la magnífica novela de Cormac McCarthy.
Y conste en acta la dolorosa criba que me obliga a dejar en el tintero a Tom Reagan (Gabriel Byrne en Muerte entre las flores), a Ulysses Everett McGill (George Clooney en O Brother!), a Jesús Quintana y a Walter Sobchack (respectivamente, John Turturro y John Goodman en El Gran Lebowski), a Ed Crane (Billy Bob Thornton en El hombre que nunca estuvo allí), a Osbourne Cox (John Malkovich en Quemar después de leer) o al tremendo, irrepetible motorista cazarrecompensas Leonard Smalls (Randall 'Tex' Cobb en Arizona Baby). Pocas filmografías consiguen imprimir tantos personajes en la memoria del espectador como la de Joel y Ethan Coen, pues cada uno de sus vástagos sorprende más que su anterior con el que aparentemente no guarda similitud alguna. Y sin embargo, cada uno de ellos siempre sigue resultando extrañamente familiar. O sea, coeniano.
*Véase el reportaje dedicado a los Coen en Dirigido por... (Octubre 2008).
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http://cinelandia.blogspot.com/2006/11/coentneos.html (repaso a la filmografía de los Coen)
9 comentarios:
Tienes toda la razón, nunca había visto a los Coen desde este punto de vista, te asonsejo una cosa, que no te dejes en el tintero los que abajo mencionas sino que en siguientes post nos hables de ellos, por tanto este podría ser la primera parte y los que vendrán las secuelas, ¿Que te parece?
Saludos...
Me parece que tendré que hacer algo al respecto, sí. Si nos pusiéramos podríamos hacer un glosario tremendo. Los aquí escogidos son personajes centrales en sus respectivas películas, prácticamente protagonistas todos ellos. Algún día hablaré de los muchos y deliciosos secundarios de los Coen.
Saludos
Magnífico post, aunque solo una discrepancia... los personajes que rodean al Nota no son tan improbables, seguro que están inspirados en gente de carne y hueso.
Saludos.
Es posible, es posible... aunque habría que analizarlos uno por uno. Creo que habrá por ahí más de un ex combatiente desquiciado de la Guerra del Vietnam como Walter Sobchack. Sin embargo se me hace más difícil imaginar un Jesús Quintana. Pero todo puede ser... Además, no hay que olvidar que la filmografía de los Coen está llena de perdedores y estúpidos en los que se podría ver bien reflejada buena parte de la sociedad contemporánea. 'Quemar después de leer' es el último y mejor ejemplo de ello.
¡Un saludo y gracias por los comentarios!
Lo bueno de los Coen es su diseño de personajes, ya con eso tienen media película hecha. Son brutales, ciertamente alejados de lo "común" pero no lo suficiente como para no creer que puedan existir. Si tuviera que elegir, me quedo con Barton Fink, esa peli me marcó cuando la vi. Una de mis preferidas. Con esa escena final en la playa. Brutal.
De acuerdo con Jesus of suburbia. Barton Fink hizo un "click" en mí, pero mi personaje fetiche es el Nota. Que me dices de "El gran salto"? De ahí saldria también alguno que otro... o "Sangre fácil".. o...
Como dice Troncha estaría bien alguna secuela.
Habrá secuelas, habrá... "Barton Fink" es una de las primeras películas que vi de los Coen, si no fue la primera, y la recuerdo como una de las películas que más me marcó. Creo que con ella empezó mi pasión por los Coen...
Pues como yo entonces Cinelandia. Por eso aunque no sea mi preferida (aunque casi) es a la que tengo más cariño.
yo adopto al nota, me lo llevo a mi casa para que me haga un ruso blanco
es lo único que tengo claro en la vida
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