Quantum of solace disfruta de un comienzo arrollador, con una persecución trepidante que bien podría contar, con entidad propia, entre las mejores vistas en el cine de acción de los últimos tiempos. Todo parece apuntar, desde el principio, a que Marc Forster ha tomado el pulso al Bond revisado de Casino Royale y a las escenas de acción que ineludiblemente le acompañarán en su calvario particular. Sin embargo, tras el magnífico pistoletazo de salida y a medida que la exigua trama muestra sus cartas, no pasa demasiado tiempo antes de intuir que la supuesta venganza del agente secreto sólo tiene valor nominal y nunca real en la narración.
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