Vengeance habilidades elevadísimas en la redefinición de los límites del thriller. Desde distintos pasajes, esto puede intuirse en su fricción con el western, y de hecho son varios los momentos en los que la película de Johnnie To se erige como perfecta reubicación oriental de distintos modelos del mismo. Una calle sólo transitada por Costello (Johnny Hallyday) se torna un trasunto de pueblo fantasma, una Hadleyville con un heredero de Gary Cooper aguardando a sus enemigos. Un fatídico (y familiar) enfrentamiento entre matones en una zona de merenderos encuentra la puesta en escena operística de Sergio Leone. Y un tiroteo en las calles de la urbe halla la violencia lírica y slow motion de un hipotético Sam Peckinpah más (visualmente) limpio. No es difícil detectar, pues, que To atesora pericia en el aprovechamiento del espacio, en el asentamiento de escenarios divergentes de los habituales contextos del thriller. El mejor ejemplo, probablemente, es el tiroteo final, donde vemos a los contendientes construyendo ellos mismos el campo de batalla.
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