miércoles, agosto 19, 2009

Enemigos públicos


La última película de Michael Mann es una excelente noticia, una que le confirma como uno de los verdaderos renovadores del audiovisual que nunca ha dejado de gozar, por otra parte, de una personalísima impronta. Pocos autores deben tanto el prestigio de su cine a una quimérica comunión de la estética y el fondo, a un perfecto entendimiento de en qué modo la gestión de la imagen, en general, y los espacios, en particular, tiene que ver con la evolución de sus protagonistas, con sus laberintos morales que el director ni quiere ni tiene por qué resolver. En Enemigos públicos, todas estas premisas se ajustan como un guante en el acercamiento a los tiempos y lugares de la Gran Depresión, momento que presenta analogías evidentes con la actual coyuntura económica, y en el que la guerra sucia al crimen organizado convivía con cierta animadversión hacia las entidades bancarias, terreno pues fértil para la iconización de mitos de gabardina y metralleta. Momento, también, determinante en la forja de la sociedad norteamericana y la fascinación por sus villanos.

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3 comentarios:

santa dijo...

Como me ha gustado esta película!

moonriver dijo...

Un guión excesivamente flojo y unos personajes sin terminar de dibujar hacen que esta película no esté, para mi gusto, entre las mejores del género.

Eso sí, Depp y Bale tan extraordinarios como siempre. Pocos actores serían capaces de aguantar los primeros planos de Mann con la solvencia con la que lo hacen ellos.

La banda sonora, simplemente sublime.

Jordi Revert dijo...

Yo no estaría tan de acuerdo en lo del guión, Moonriver. El guión se ajusta a las andanzas y golpes puntuales de Dillinger, aunque no sé hasta qué punto recoge hechos reales. La película es más la configuración del personaje y la época que de la historia en sí. La actuación de Depp es remarcable, sí. A Bale necesitaría verle más minutos para poder decir lo mismo...

¡Saludos!